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Serie: Relatos, reflexiones y otros aportes para rescatar la Memoria, a 50 años del golpe de Estado en Chile. Adolfo Vargas Jofré, Periodista UCN,... Mi breve paso por el diario Fortín Mapocho

Serie: Relatos, reflexiones y otros aportes para rescatar la Memoria, a 50 años del golpe de Estado en Chile.

Adolfo Vargas Jofré, Periodista UCN, desde La Tirana.- 

Fue extraña mi llegada al diario Fortín Mapocho en Santiago, pues nunca estuvo en mis planes volver a la capital, luego de mi trabajo en Radio Portales.

Cuando me finiquitaron en dicha emisora por haber votado por el NO en el plebiscito de 1988 -les recuerdo que la emisora la manejaba la UDI recién en formación como partido-, viaje nuevamente a Iquique pues tenía una oferta de los dueños del diario El pampino.

En noviembre de 1988 asumí como director de dicho medio en Iquique y la empresa estaba (aparentemente) en pleno crecimiento, pues ya estaban instalando El pampino en Antofagasta y posteriormente en Copiapó.

El desastre de esta empresa la contaré en otro artículo, sólo decir que estando como director de dicho medio en Antofagasta, cierra la empresa y a comienzos de 1990 regreso con “la cola entre las piernas” a Iquique. Cesante, sin dinero y con dos hijos a cuesta.

Aquí pude trabajar unos meses en la desaparecida Radio Almirante Lynch, gracias a la generosidad de sus dueños y con el apoyo de una familia iquiqueña que me brindo su hogar con mis pequeños. La situación familiar explota en septiembre y decido viajar a Ovalle a la casa de mis padres y de allí viajar nuevamente a Santiago donde una vez más un primo hermano me abre su hogar y su apoyo económico.

Supe  con la llegada de Aylwin a La Moneda, llegó a trabajar en el “segundo piso” un amigo y compañero de la Escuela de Periodismo, Luis Maturana Carter a quien contacto y se dispuso ayudarme. Fuimos primero a Radio Nacional, ya en manos del Estado, pero solo promesas. Finalmente me consigue una entrevista en El Fortín, a fines de noviembre de 1990 y allí me ofrecen trabajar en la sección crónica, pero a honorarios. ¡Que me importaba boletear… sólo quería trabajar!

Así fue mi llegada al glorioso diario Fortín Mapocho que comenzaba a circular en 1984 como el primer diario de oposición. Luego vendría La Época, en 1987.

Tuve excelentes colegas, de gran experiencia, la mayoría había trabajado en El clarín, otros en El Mercurio antes del Golpe y me sentí como en mi casa.

Era director en ese instante Vladimir Aguilera, quien a los dos meses de mi llegada renuncio para venirse Iquique y fundar El Nortino. Asume ese cargo Ibar Aibar, quien había estado fuera del país gracias a la “Beca Pinochet”, viviendo en Francia. Era un tremendo periodista. Lo secundaba como editor nacional Oscar Vega, conocido como “el monstruo Vega”, también venía llegando del extranjero gracias a la mentada beca, desde Alemania y donde además se había casado con una ciudadana de ese país que casi le doblaba en tamaño. Quizás por eso el sobrenombre.

Hay muchos colegas más cuyos nombres no recuerdo pero si sus apelativos, como el jefe de crónica “Cacareco”; también era parte de esa sección “Don Casca” por cascarrabia… tenía un genio terrible pero una pluma espectacular, autor de cuentos y otros escritos. A cargo de la sección internacional estaba Don ( así con mayúscula) José Gómez López, don pepito, que era una verdadera biblioteca caminante. El único problema es que le avanzaba rápidamente esa terrible enfermedad que se llama Parkinson. En deportes estaba Humberto Ahumada conocido como Tito Norte, antiguo periodista antofagastino y como reportero el simpático Hernán “Chamullo “ Ampuero, quien trabajara por varios años en Colo Colo.

En verdad éramos un tremendo equipo porque también estaba la sección política con Rubén Andino y María Olivia Monkeberg. Y como reporteros gráficos un tremendo fotógrafo quien descubrió los asesinados en los hornos de Lonquén: Luis Navarro, antofagastino y vecino del suscrito, pues su familia vivía calle Esmeralda, la misma donde estaba la casa de mis padres.

Son muchas las anécdotas e historias que viví en el corto tiempo que estuve el diario, ya que cierra definitivamente en mayo de 1991, estando en plena tarea para lanzar el que iba ser el diario Nuevo Fortín, a todo color y con una orientación menos política pero sin dejar de lado la defensa de los derechos humanos.

Para esta nueva etapa se habían contratado dos supe periodistas: Lucho Fuenzalida, ELE EFE, en espectáculos y el guatón Schiapacasse en deporte.

La nueva gerencia junto al sindicato de trabajadores del periódico, habían trabajado en el nuevo proyecto, del cual fui protagonista ya que me eligieron como delegado del personal ante la comisión que ideaba este nuevo Fortín.

Sin embargo, gracias a la recuperación de la democracia, todo quedo en nada. Para quienes no lo saben: Fortín tenía tres grades propietarios, la CUT, Lavanderos (DC) y el ex senador por Tarapacá, Sergio Bitar.

Se requerían fondos para este ambicioso proyecto y   los que venían del exterior se había cortado, porque ahora estábamos en democracia. Pero la publicidad estaba lejos de llegar al diario por razones obvias: el diario fue vital en la caída del dictador Pinochet y en el triunfo del NO.

Me olvidaba que para reforzar la sección crónica se contrato a la famosa y conocida periodista de radio Cooperativa Manola Robles (Q.E.P.D) y que resulto vital para abrir puertas en La Moneda y buscar el apoyo económico. A ella se le encomendó dar a conocer este proyecto al Presidente Aylwin, ya que era amiga personal del Mandatario DC.

Así ocurrió y el Presidente le dijo que debía hablar con el Ministro Secretario General de Gobierno, ex Mapu, conocido como el Guatón Correa.

Y ahí nos dimos el tremendo cabezazo. ¿ Qué se le solicito? Algo simple y que estaba en sus manos que se produjera ese impulso: que las empresas del Estado que publicitaban en El Mercurio y en La Tercera, también lo hicieran en el Fortín. Hablamos, entre otros,  de la Polla Chilena de beneficencia, CODELCO, las universidades estatales, ENAP, CORFO y muchas entidades más, consideraran en su gasto publicitario anual a nuestro diario. Se le pedía el 10 por ciento del total publicitario que se llevaban los medios de comunicación que apoyaron el golpe y que apoyaron todo el periodo dictatorial con sus mentiras y montajes.

Y aquí llega el tremendo golpe: respuesta del ex Mapu…” Cuando el Fortín tenga el tiraje de El Mercurio y La Tercera conversamos sobre publicidad”. Tantan… como el tango.

Mi historia en El Fortín es mucho más larga y la iremos contando en las próximas ediciones y le pido disculpas a ustedes por la extensión de esta nota.

“Se va acabar, se va acabar, esta costumbre de matar”. Cántico entonado por los integrantes del Colegio de Abogados de Chile durante las protestas contra el dictador y asesino.

 

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