Edición Cero

Serie: Relatos, reflexiones y otros aportes para rescatar la Memoria, a 50 años del golpe de Estado en Chile. El autor que suscribe este... Crónica de una infamia: Primera parte.

Serie: Relatos, reflexiones y otros aportes para rescatar la Memoria, a 50 años del golpe de Estado en Chile.

El autor que suscribe este articulo presentará una serie de artículos  en los que, a partir de una revisión bibliográfica, repasa los hechos ocurridos durante el periodo del Gobierno Popular de Salvador Allende. Acá dejamos el primer capítulo.

Omar William López, Sociólogo.- 

INTRODUCCION

Crónica de una infamia, es el intento de señalar los intensos días vividos entre los años 1970 a 1973.

Para construir esta crónica he tomado como referencia cuatro libros cuyos contenidos están basados en hechos reales reflejados principalmente en documentos desclasificados del Gobierno de los Estados Unidos referentes a Chile.

Estos libros son:

  • La Conjura. Los mil y un días del golpe.

Autora: Mónica González

  • Cómo la Casa Blanca provocó su muerte

Autora: Patricia Verdugo

  • Entre la Araña y la Flecha. La Trama Civil contra la Unidad Popular

Autor: Mario Amorós

  • Pinochet Desclasificado. Los Archivos Secretos de Estados Unidos sobre Chile

Autor: Peter Kornbluh

Intento una narrativa que se desarrolla en el tiempo, sin ser exactamente una cronología, que da cuenta de las opiniones y acciones que realiza tanto el presidente Allende, como sus detractores nacionales.

Los documentos desclasificados de la CIA y de otros organismos norteamericanos, demuestran el apoyo que el gobierno de Richard Nixon y su asesor Henry Kissinger, prestaron a las fuerzas opositoras al gobierno de la Unidad Popular y en esta trama, algunas empresas norteamericanas no estuvieron ausentes.

La crónica se construye sobre los cuatro libros ya mencionados, autores que  investigaron durante un tiempo prolongado sobre las razones de la caída del Gobierno de Allende, superando con ellos la historia oficial del derrocamiento del gobierno democrático de Salvador Allende. Este es el caso de Peter  Kornbluh,  son 40 años de indagación, originados inicialmente por el Informe de la Comisión Churrch.

La comisión Church, debe su nombre al senador norteamericano, quienes investigaron las acciones encubiertas en Chile entre los años 1963 – 1973. Las conclusiones de esta comisión fueron conocidas en el año 1975.

Lamentablemente esta información gozó y ha gozado del silencio por parte de los principales medios de comunicación y ha sido poco conocida por el grueso de la población nacional.

Con posterioridad los Gobiernos de Bill Clinton y Barack Obama han continuado desclasificando documentos secretos sobre la intervención de la CIA en Chile. La visita del ex vicepresidente de los Estados Unidos, Joe Baiden con motivo del segundo gobierno de Michael Bachelet, le hizo entrega de un disco con toda la información que poco a poco hemos ido conociendo a través de los autores ya mencionados.

He seleccionado párrafos de estos autores para establecer un relato ordenado y lógico que permita a los lectores, imaginar esos días intensos y cuyo trágico desenlace aún nos pesa.

Sobre lo sucedido nada podemos hacer, solo reconocer que los intentos de los países de América Latina por construir su propio destino en base a proyectos políticos transformadores de la estructura económica y social, siempre se enfrentarán al muro infranqueable que estableció EE. UU: somos su patio trasero. Pero Henry Kissinger estableció una nueva idea: “los límites de lo aceptable, lo definimos nosotros.”

En este acotado recorrido del pasado, existen hechos que no podemos obviar.

Uno de ellos son las acciones realizadas por empresarios chilenos para solicitar ayuda a EE.UU. para impedir la elección de Allende en septiembre de 1970, luego los recursos recibidos para evitar que fuera electo por el Congreso Nacional y finalmente la conspiración para fraguar y ejecutar un golpe militar cruento.

La derecha política de esos años no dudo en ningún momento de ser un actor principal en esta acción infame. Lo que llama la atención a 50 años de lo sucedido es que la actual derecha se siente heredera de la derecha de los 70 y no han tenido la capacidad y voluntad de fraguar una nueva derecha.

Mi explicación sobre este hecho es que existen dos derechas en Chile. La derecha económica que es la que realmente tiene el poder político y económico, al ejercer su poder político generan, apoyan y financian a la derecha política, reduciéndola a simples voceros de los intereses del gran empresariado local. [1]

El financiamiento ilegal de las campañas políticas dejó atónita a gran parte de la población cuando se constató que ese financiamiento era transversal y que los partidos de izquierda también formaban parte de esa trama.

Así las bancadas del congreso podían mirarse bajo dos prismas. Una de ellas es desde las bancadas constituida por los partidos políticos. La segunda era mirar las bancadas por grupo económico, así podemos identificar la bancada SQM, la bancada PENTA, etc.

Desde el estallido del caso financiamiento ilegal de la política, la izquierda chilena y la centro izquierda han confiado en el tiempo- Les asiste la convicción de que la prensa, radial o televisiva no se refieran a ese tema, esta trama dejo de preocupar a los ciudadanos y en especial a sus votantes.

Con esta mirada simplista de que todo se olvida, gracias al mutismo, las derrotas sucesivas en las elecciones de la Convención Constitucional y del Consejo Constitucional, son resultados obvios que esa idea no es la más apropiada.

Lo que quedó de manifiesto con el financiamiento de los grandes grupos económicos a todos los partidos políticos, incluido la centroizquierda, es que estos últimos no representan las demandas, necesidades e intereses del grueso de la población, llámese obreros, empleados, sectores medios, jóvenes, mujeres, etc.

El sentimiento que hoy embarga al grueso de la población de nuestro país es el de abandono y de estar solos frente al cerco que han puestos los Goliat.

A 50 años del derrocamiento del gobierno de la Unidad Popular ¿Qué ha aprendido la izquierda a 50 años del golpe cívico militar?

PRIMERA PARTE: EL CUERVO AL ACECHO 

 

Llegó volando el cuervo sobre mi suelo
para sembrar las ruinas y el desconsuelo.
Durante largos siglos los yanaconas
le entregaron las llaves de la corona.

(Párrafo de la letra Llego Volando de Patricio Manns)

Las acciones encubiertas tienen una característica siniestra. Garantizar, por un lado, la impunidad de los autores intelectuales y materiales. Y, por otro, crear una gran confusión y dividen profundamente al país que es víctima de esas acciones. En el caso chileno persiste la confusión acerca del origen real de la tragedia que costo millares de vida. Una confusión que da paso a mutuas y agrias recriminaciones. [2]

El 14 de agosto de 1964, el Secretario de Estado Dean Rusk envía un memorándum a la Casa Blanca: “Estamos haciendo nuestro mayor esfuerzo encubierto para reducir la chance de que Chile sea el primer país americano en elegir como Presidente a un marxista declarado”[3].

En 1964, Chile se convirtió en el modelo de la Alianza para el Progreso, programa estadounidense concebido para evitar movimientos revolucionarios en América Latina, mediante el fortalecimiento de los partidos centristas, democratacristianos y de clase media.[4]

Kornbluth, agrega: “El problema de EE.UU. es que debe hacer lo que esté en sus manos para acelerar la revolución de la clase media. Si las clases propietarias de América Latina impiden la revolución de la clase media, van a hacer inevitable una revolución de obreros y campesino. Escribió John Kennedy a su ayudante Arthur Schlesinger, el 10 de marzo de 1961.”

Más adelante señala: “A principios de 1962, Kennedy se reunió con Frei, Tomic y otros dirigentes de la DC, quería conocerlos personalmente para formarse su propia opinión.

Entre 1945 y 1970, el sistema militar fue asumiendo gradualmente la Doctrina de Seguridad Nacional durante gobiernos democráticos sin que la sociedad chilena y esos gobiernos tuvieran noción clara de la transformación. Expreso el ex General Horacio Toro.[5]

¿Qué es la Doctrina de Seguridad Nacional?

“La doctrina militarista que emerge del conjunto de los trabajos publicados por el Instituto y que opone al deber de prescindencia la obligación de intervenir en política, puede sintetizarse en la siguiente forma: Es absurdo sostener que el papel de las fuerzas armadas es sólo el de preservar o asegurar la independencia y la integridad del territorio nacional. La concepción contemporánea de la seguridad nacional exige, como base de toda política de defensa, que se garanticen el orden público y la estabilidad política interna. El objetivo fundamental de las fuerzas armadas consiste en rechazar todo ataque de los enemigos internos o externos. Su tarea más importante y permanente es la de aplastar la subversión, porque ella pretende destruir la unidad nacional. Desde este punto de vista, cuando existe subversión o disidencia, entendida no como un problema de mero conocimiento o información sino de desviación de naturaleza moral, aquella gente «que no quiere entender» o internalizar el tipo de conducta que es aceptable, sólo puede ser controlada mediane el uso de la violencia.

El proyecto político de la Doctrina de Seguridad Nacional consiste en la creación de una alianza militar-tecnocrática que de sustento a un  proyecto político consistente en el establecimiento de un nuevo orden social, en el amplio sentido de la expresión, cuyas metas específicas son : en la esfera estrictamente política, un régimen no democrático de gobierno, fuertemente autoritario y con gran capacidad de acción policial; en la esfera económica, crecimiento económico a través del fomento y defensa de la propiedad privada de los medios de producción, la libre empresa, el incremento de la capacidad de ahorro e inversión a través de un brusco corte de todas las políticas redistributivas y la aniquilación de la capacidad negociadora de las organizaciones laborales; y en la esfera social, el desarrollo de la unidad nacional y del sentido del orden y disciplina en torno a un proyecto cultural monista.”[6]

[1] Esta situación quedo de manifiesta en el Caso Penta. Al respecto ver el libro del exfiscal Carlos Gajardo: Se hará justicia.

[2] Patricia Verdugo: Allende. Cómo la Casa Blanca provocó su muerte.

[3] Patricia Verdugo

[4] Peter Kornbluh: Pinochet Desclasificado.

[5] Mónica González: La Conjura. Los mil y un día del golpe.

[6] Jorge Tapia Valdés: Terrorismo de Estado.  La Doctrina de Seguridad Nacional en el cono sur.

Una respuesta a “Crónica de una infamia: Primera parte.”

  1. Elias dice:

    Gran aporte