Masculinidad mortal: Cómo la violencia machista también afecta a los hombres

Carola Naranjo Inostroza. Psicóloga y Antropóloga. Experta en género y políticas de diversidad e inclusión. Directora Consultora Etnográfica.

La reciente tragedia en Putre, en la que un joven conscripto perdió la vida, pone de manifiesto el daño que la masculinidad hegemónica puede causar a los hombres. Esta forma de masculinidad impone estándares destructivos que a menudo llevan a los hombres a comportamientos riesgosos y peligrosos.

El servicio militar es un claro ejemplo de cómo la masculinidad hegemónica puede ser perjudicial. Los conscriptos son empujados a demostrar su valía en ambientes extremos y peligrosos, lo que pone en riesgo su salud y seguridad. Esta presión para «ser hombres» puede tener consecuencias devastadoras, no solo para ellos, sino también para sus familias. Además, crea un ambiente donde la violencia y el abuso pueden proliferar, ya que los hombres intentan demostrar su virilidad a través de actos crueles y de tortura hacia otros, en particular hacia los más jóvenes.

La masculinidad hegemónica es una forma dominante de masculinidad que refuerza la idea de que los hombres deben ser fuertes, agresivos y emocionalmente reservados. Este tipo de masculinidad puede ser perjudicial, ya que lleva a los hombres a tomar decisiones riesgosas y a suprimir sus emociones, resultando en problemas de salud mental y conductas peligrosas. Según un estudio del Instituto de Salud y Bienestar de Finlandia, los hombres que se sienten presionados para conformarse a estas normas son más propensos a experimentar problemas de salud mental y a involucrarse en comportamientos violentos.

Es crucial reconocer que la violencia machista no sólo afecta a las mujeres, sino también a los hombres. La presión para «ser hombres» puede llevar a los hombres a comportarse de manera violenta o a ser víctimas de violencia. Esta dinámica perjudica a todos y debe ser abordada.

La masculinidad hegemónica no sólo daña a los hombres, sino que también los empuja a dañar a otros. En su intento por demostrar que son «verdaderos hombres», algunos se convierten en abusadores, replicando la crueldad y la tortura que ellos mismos han experimentado, especialmente hacia los más jóvenes, en una dinámica dónde aleccionan a las nuevas generaciones de hombres.

Como sociedad, debemos reconsiderar cómo definimos la masculinidad y crear espacios donde los hombres puedan expresarse sin enfrentarse a peligros innecesarios. Esto implica desafiar las normas de género y promover diferentes masculinidades. La tragedia en Putre es un llamado a la acción para repensar nuestras expectativas y construir un futuro donde los hombres no tengan que sacrificar su salud y seguridad para demostrar su valía.