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Marisol Hernández (*). Embajadora Cultural del Complejo Arqueológico de Pintados.- El pasado 27 de agosto, el Complejo Arqueológico Geoglifos de Pintados, en Pozo Almonte,... Pintados: Arte milenario en la ruta hacia la UNESCO

Marisol Hernández (*). Embajadora Cultural del Complejo Arqueológico de Pintados.-

El pasado 27 de agosto, el Complejo Arqueológico Geoglifos de Pintados, en Pozo Almonte, dio un paso histórico al ser incorporado a la Lista Tentativa de Sitios de Patrimonio Mundial de Chile. Este es el inicio de un proceso que podría otorgar a uno de los conjuntos de arte rupestre más importantes del planeta el máximo reconocimiento internacional.

La postulación busca honrar un paisaje cultural único, que reúne más de 500 figuras humanas, animales y geométricas distribuidas a lo largo de 7 kilómetros, testigos silenciosos de un pasado ancestral.

Un territorio con memoria y futuro

La trascendencia de esta candidatura va más allá del valor arqueológico. Los geoglifos de Pintados son un acto de arte monumental, un lenguaje trazado sobre la pampa que evidencia la capacidad humana de transformar la experiencia en símbolos. Este vasto lienzo a cielo abierto es memoria colectiva y, al mismo tiempo, una expresión estética que demuestra la profunda conexión de las culturas precolombinas con su entorno. Las figuras de caravanas, camélidos y elementos abstractos no son solo un registro histórico, sino una de las primeras y más impresionantes manifestaciones de arte en el territorio que hoy conocemos como Chile.

La riqueza de este patrimonio se magnifica al compartir comuna con las oficinas salitreras de Humberstone y Santa Laura, otro sitio declarado patrimonio mundial. En un mismo territorio, conviven la memoria ancestral con la epopeya industrial del salitre. Esta singularidad demuestra que la región de Tarapacá es un espacio cultural vivo, que no solo atesora su pasado, sino que tiene la capacidad de proyectar una identidad rica y diversa al mundo, trascendiendo la visión de una cultura centralizada en la capital del país.

La cultura como activo de un país

La postulación de Pintados ocurre en un momento de creciente discusión sobre el «soft power» de las naciones, es decir, su capacidad para influir e inspirar a través de su cultura. En ese contexto, Chile tiene en los geoglifos de Pintados un activo de valor incalculable. Así como el cine o la música proyectan una identidad en el extranjero, este arte rupestre nos conecta con una creatividad milenaria que puede inspirar orgullo y sentido de pertenencia.

A diferencia de un capital económico que se agota, el patrimonio cultural es un recurso que, bien gestionado, genera desarrollo, turismo cultural y cohesión social. La candidatura de Pintados es, en este sentido, una oportunidad para reafirmar que Chile valora su historia y su arte como pilares de su crecimiento y desarrollo.

El desafío de un relato compartido

La incorporación a la lista tentativa es solo el primer paso de un largo camino. Para que los Geoglifos de Pintados alcancen la categoría de patrimonio mundial, se requiere un compromiso de Estado y de toda la sociedad. Este es un desafío técnico, que exige una inversión sostenida en conservación, seguridad y accesibilidad, pero es, sobre todo, un desafío simbólico.

Para que el reconocimiento tenga un impacto real, se necesita una estrategia cultural sólida que vincule el sitio con la comunidad local, las instituciones educativas, los artistas y los gestores. El arte y la gestión cultural cumplen aquí un rol fundamental: el de construir un relato compartido que haga de Pintados un símbolo vivo para Chile. La labor de las organizaciones y de los profesionales del sector es contribuir a que este sitio sea visto no sólo como un hallazgo arqueológico, sino como un gesto artístico que forma parte de la identidad nacional.

Los geoglifos de Pintados nos han hablado por siglos. Ahora es el turno de la sociedad chilena de escucharlos, protegerlos y proyectarlos. Convertir su memoria en una causa cultural compartida es, quizás, una de las formas más potentes de creer en nosotros mismos como país.

*La autora es Artista lírica, gestora y productora de ópera.

 

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