Edición Cero

Daniel Ramírez Gutiérrez, economista.- La clase política trata de imponer un cierre al proceso constitucional argumentando que el pueblo está aburrido de la pérdida... ¿Qué es lo que no entendemos?

Daniel Ramírez Gutiérrez, economista.-

La clase política trata de imponer un cierre al proceso constitucional argumentando que el pueblo está aburrido de la pérdida de tiempo que este ha significado, ocultando así la importancia política que tiene el dar una respuesta al requerimiento del poder soberano que está vigente mientras no se cumpla con el mandato. El pueblo manifestó su voluntad a través de un plebiscito que pedía claramente la elaboración de una nueva constitución hecha por ciudadanos elegidos en forma independiente y a eso aún no se le da una respuesta satisfactoria. ¿Cómo respondieron los políticos? Enredaron todo el paquete para lograr manejarlo ellos y lo consiguieron.

¿Qué se puede inferir de las votaciones que han rechazado dos constituciones?

Es como para pensar en términos de realismo mágico y creer que hay una sabiduría popular colectiva que ha estado tratando de hacer entender a nuestra elite política nacional sobre cuáles son sus necesidades y qué si solicitó una nueva constitución, es porque este es el primer y más importante elemento de unión que tiene una sociedad en formación, como nosotros lo somos.

Le dio a la izquierda días de enorme gloria y luego una decepción y desesperanza profunda. Igualmente, a la derecha, cuando creía tenerlo todo para construir su país ideal, sin derechos exigentes por quienes no puedan pagarlos y con un Estado que esté a su servicio para salvarlo cuando los negocios van mal, les aplica un shock de realidad y los sumerge en el desconcierto y la desesperación.

¿Qué puede significar todo esto en nuestra vida real?

Si hay algo que el proceso constitucional fallido nos ha dejado como legado, es que las fuerzas políticas importantes para decidir los cambios en nuestra sociedad son perfectamente agrupables en un máximo de 2 sectores, por lo tanto, la negociación y el acuerdo dependen de la voluntad política.

Hemos aprendido, además, que existe una herramienta adecuada para activar la soberanía en quién la posee por naturaleza y lo hemos mostrado a lo menos 3 veces en este proceso. Ha quedado claro de que el uso del plebiscito debe ser la solución permanente a los problemas nacionales que la clase política no logra resolver.

El rechazo a proposiciones unilaterales de ambos sectores muestra que la unidad social que se desea es más importante que la controversia ideológica que nos tiene atrapados hace más de 50 años, con un empate político que nos inhabilita para lograr cualquier avance en nuestra forma de vida. La competencia política de las distintas filosofías en juego no permite ni permitirá el avance en los términos deseados por nuestra sociedad. Nos guste o no, debemos guardar nuestros catecismos hasta que accedamos a otro nivel de nuestro desarrollo en que la democracia sea más real y efectiva.

Esto significa también que el mapa político a que estábamos acostumbrados dejó de existir y ahora tendremos nueva música para el baile.

Con la rebelión de octubre, nuestra sociedad expresó su necesidad de acceder a un sistema político que le diera confiabilidad, una democracia que active una mayor participación ciudadana y un reemplazo de los actuales políticos profesionales. ¿De qué nos serviría una nueva constitución si esta va a ser implementada por los mismos políticos que actualmente tenemos? No estamos pidiendo migajas ni aventuras.

Queremos participar activamente en la construcción de nuestras vidas, no queremos un sistema político que nos maneja y nos miente.

Queremos una democracia más humana, más solidaria, más cercana, que aproveche sanamente el desarrollo de las tecnologías de la comunicación y que consolide definitivamente la igualdad de género.

Queremos instituciones públicas confiables, un sistema judicial que practique realmente la igualdad ante la ley, un sistema económico que tenga como metas el empleo digno y salarios justos para ambos géneros y que combata permanentemente la desigualdad.

Queremos una sociedad con una solución integral a sus necesidades de salud, educación y pensiones de vejez. ¿Qué debe suceder además del desastre de las Isapres para que nos demos cuenta de que el interés privado no puede resolver el acceso a los derechos sociales de nuestro pueblo?

Queremos dar protección a la naturaleza en agradecimiento por cobijarnos y hacer posible nuestras vidas.

No es función ni poder de los políticos que profitan de un sistema que se alimenta del trabajo de las mayorías, determinar si un mandato soberano ha sido cumplido a cabalidad y darlo por terminado. Somos todos los miembros de esta sociedad los únicos que tenemos el privilegio de dar por cerrado o continuar un proceso constitucional que nos afecta a todos. Creo que solo los autores de este mandato soberano están facultados para darlo por terminado.

Una respuesta a “¿Qué es lo que no entendemos?”

  1. Freddy Alonso Oyanadel dice:

    Completamente de acuerdo con tu análisis compañero Daniel, desgraciadamente los actuales líderes no entienden la dirección que está marcando el Pueblo y como nosotros que somos parte de esta dirección que se le está dando al pensamiento de avanzada…