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Ponencia preparada por el autor para el XVI Encuentro de Historiadores y Cientistas Sociales Chileno-Boliviano, en Iquique Oscar Torres Rivera, Comité de Reencuentro Chileno Boliviano. Comité... Historia y memoria de la tragedia de los obreros de Tarapacá en 1925

Ponencia preparada por el autor para el XVI Encuentro de Historiadores y Cientistas Sociales Chileno-Boliviano, en Iquique

Oscar Torres Rivera, Comité de Reencuentro Chileno Boliviano. Comité Pro Centenario Salitreras 2025 .- 

Muchos comparten que esta década reúne materiales interesantes del acontecer histórico, en el plano mundial, regional y local. Que estuvo lleno de acontecimientos de cambio de época, al cumplirse el primer Centenario de la Independencia de nuestros países de la colonización española.

El marco mundial lo da el término de la Primera Guerra Mundial europea, ocasionado por la crisis de instalación de las nuevas poblaciones generadas por la Revolución Industrial y los nuevos descubrimientos e inventos científicos y tecnológicos. Cambia también la estructura geopolítica mundial, se producen adecuaciones territoriales, se confirman nuevas instituciones más republicanas- monarquías constitucionales- y se empieza a dibujar una estructura de gobernanza internacional- la Sociedad de las Naciones (Tratado de Versalles, 1919), la regulación del trabajo a través de la OIT- Organización Internacional del Trabajo (Tratado citado), se ceden territorios y se aplican sanciones económicas.

En Chile se vive una campaña electoral presidencial y parlamentaria, con presencia e intervención de los militares en la vida política y cívica de la Nación y se acompaña el devenir de las masas trabajadoras- de la minería- la industria artesanal incipiente- la agricultura de granos y el comercio. En este plano se diseña una primera serie de leyes laborales o sociales, que son impulsadas con “ruido de sables”, en 1924.

Un golpe militar interrumpe el gobierno de Alessandri Palma y genera un vacío constitucional de seis meses, con el Presidente en Europa. Los mismos militares lo regresan al cargo en 1925, con la tarea de generar una nueva Constitución Política, que reemplace a la de 1833, que casi duró un siglo.

En el norte de Chile, se vive el “boom” salitrero, después de la incorporación de Tarapacá y Antofagasta al territorio nacional (1883- 1904).

En Bolivia[1], el partido Liberal gobernó de 1899 a 1920. El país “experimento la modernidad, las reformas sociales y la movilidad poblacional”. Sin embargo (Magdalena Cajías, 1999) ha señalado que esto “se limitó a sectores privilegiados de la sociedad, a pesar de la emergencia de la industrialización y del movimiento obrero”

En 1914 aparecen los primeros síntomas de crisis del estado liberal, por disidencias en el partido gobernante.

La etapa está marcada por “una profunda crisis política y económica internacional, a consecuencias de la Primera Guerra Mundial (1914-18), la Revolución Rusa (1917) y la posterior debacle de 1929”.

Con la década del 20, se inicia “el despertar de las energías sociales y políticas. En 1920, los republicanos llevarán a cabo el golpe de estado, derrocando a José Gutiérrez Guerra, siendo reemplazado por una Junta de Gobierno. Desde 1921 al 25, gobierna como “el caudillo de los cholos”, Bautista Saavedra.

El 1926, le sucedería el Dr. Hernando Siles Reyes, abogado, Rector de Chuquisaca.

Así avanzaría en Bolivia lentamente la incorporación de la población indígena y más rápidamente se produciría la del movimiento obrero boliviano, especialmente minero, en estas primeras décadas del siglo XX.

En Chile, La actividad había concentrado un importante contingente laboral, formado con la migración de trabajadores de las áreas rurales del centro y sur del país, a través de los llamados “enganches” del salitre.

Así la población laboral de la época, en la región, estaba formada por trabajadores locales- chilenos, peruanos y bolivianos- que quedaron después de las cesiones territoriales, potsguerra del Pacífico, y/o que venían a trabajar temporalmente, como el caso de los cochabambinos de Bolivia.

Las leyes laborales y la Constitución de 1925.

En 1924 se dictan las primeras leyes sociales, fruto de la sensibilización política de la época y de la presión militar. Fueron nueve leyes, entre ellas, jornada laboral 8 horas, supresión del trabajo infantil, contrato de trabajo, contrato colectivo y arbitraje laboral, sindicatos, seguro obrero y accidentes del trabajo y cooperativas.

Estas normas posteriormente originarían el primer Código del trabajo en 1931, con la redacción autora del profesor Moisés Poblete Troncoso.

El 11 de septiembre de 1924, Alessandri renuncia por la presión militar y asume una Junta Militar de Gobierno. El mandatario sale del país con un permiso de seis meses. En Enero de 1925, otro golpe derriba a la junta militar por otra, que decide el regreso del Presidente y cumplir con el compromiso de nueva Constitución.

Esta Constitución es la que regirá en Chile hasta 1973, cuando el golpe militar que encabezó Pinochet la suprimió. Se dictaron Actas Constitucionales, hasta una nueva Constitución en 1980, por el mismo régimen, y que está actualmente vigente.

Presencia de los trabajadores del Perú y Bolivia.

La población peruana que quedó en territorio chileno y las migraciones laborales entre ambos países concentraron esta población en torno a la explotación salitrera, no sin dificultades por la política de “chilenización forzada” de la población en el momento. Se agregaba también que las actividades comerciales y el control de la explotación salitrera congregó a población europea y norteamericana. Se indica que en 1885 había 54.000 habitantes y que en 1920, superaba los 115.000.

La población boliviana inicialmente menor en Tarapacá, se fue incrementando con la migración de mano de obra de este país, por la cercanía vecinal y fronteriza, especialmente de Cochabamba, aprovechando el ciclo de los trabajos agrícolas con la minería del salitre (Sergio González 1995 y 2009)[2]. El texto del profesor Sergio González cita el Censo de 1907 e indica la relación de población entre chilenos, peruanos y bolivianos: Según la Estadística Oficial de 1902, 24.584 hombres, 71 % chilenos, 14% bolivianos y 11% peruanos. El Censo Oficial de 1907, consignó 49,7 de chilenos, 14,2 % de peruanos y 9,5 de bolivianos, de un total de 165.302 habitantes de la provincia. En el trabajo de las salitreras, los bolivianos superaban a los peruanos, explicado por las migraciones permanentes de sus trabajadores.

“La vida cotidiana unió en Tarapacá a peruanos, bolivianos y chilenos, en las cantinas, las calicheras, los clubes, las filarmónicas, los gremios, las cofradías, y en los movimientos sociales, como en las huelgas”.

Otro aspecto a considerar es la presencia indígena en el “enclave salitrero de Tarapacá”[3]. Según el Censo de 1878, en Tarapacá habítaban 16.676 indios, de un total de 38.225 personas (43,7 %).

Este trabajo hace referencia también a la Visita a la zona de la Comisión Parlamentaria en 1913: “la zona norte de Tarapacá está poblada por trabajadores bolivianos, que forman la mayoría del elemento obrero en esa región …”. El informe continúa explayándose en las condiciones de pobreza, carencias y otras aflicciones de la habitabilidad y trabajo de estos trabajadores. Analiza también, no sin prejuicios, la diferenciación étnica, con los hermanos quechuas/aymaras.

Se señala, además, que “los indígenas desempeñaron trabajos relevantes en los oficios obreros: cateadores de caliche, arrieros, cortadores de yodo, propios (trabajos de confianza) y particulares”.

Relato de los Sucesos de 1925: la Coruña, Maroussia, el allanamiento de los locales de La Foch y el asalto al local de Huara.

 Los sucesos acaecieron en el Puerto de Iquique- Huelga de Lancheros- y en la Huelga de los Ferrocarriles- medio de transporte de carga y pasajero de la época. Conjunta y posteriormente, en los centros salitreros de la Pampa, de la parte norte y sur de Tarapacá.

En la parte Sur, en el Cantón del Alto San Antonio: tuvo por centro la oficina “La Coruña” y las de su alrededor: Pontevedra, Felisa, Resurrección, Santa Ana, Barrenechea, Esmeralda, San Enrique, Vigo y Argentina. Y más al sur, en el Cantón de Buenaventura: “Centro, Norte y Sur Lagunas” (“Las Lagunas”), Ricaventura.

La investigación histórica nos indica la importancia de los grandes movimientos huelguísticos en la zona, en los meses de Abril y Mayo de 1925. El 15 de Marzo, surgen los conflictos en las salitreras “Rosario de Huara” y “Puntilla de Constancia”, ambas cercanas al pueblo de Huara, ante peticiones de los obreros y la réplica de despidos que sufren.

En Abril de 1925 se generaliza la movilización obrera y se decreta la huelga general por la FOCH. El periódico “El Despertar de los Trabajadores”, indica las salitreras involucrada entre ellas “La Coruña” del sector sur y “Mapocho”, “Tres Marías”, “San Jorge”, “Maroussia”, del sector norte. El movimiento incorporaba, pampinos, ferroviarios y tranviarios.

“Mayo de 1925, fue el mes de la tregua”. La FOCH organizó una gira de “conferencias”, para informar y reflexionar con las bases; se formó una “Comisión de Obreros de Tarapacá” para centralizar el petitorio que debía seguir a la movilización de Abril. Los más críticos fueron los “Consejos” de Huara, Alto San Antonio, Negreiros y Pozo Almonte.

Al inicio de Junio de 1925[4], se inician actividades represivas, después de una huelga en la Oficina “San Pablo” (Cantón de Alto San Antonio), a fines de Mayo. El día 2 de Junio, se detienen 33 dirigentes en Pisagua. Fueron “deportados” en el vapor “Mapocho”, a la ciudad de Penco (actual región del Bío Bío). Las causas de la detención aludidas, son por «agitadores comunistas y vendidos al Perú”. Posteriormente serían recluidos en el crucero “Blanco Encalada”, en la bahía de Quinteros (actual región de Valparaíso). La represión continúa con la clausura del periódico “El Despertar de los Trabajadores” y “El Surco” y otros medios de comunicación de orientación obrera, comunista o anarquista. La imprenta de la primera, fue destruida dos días después de su clausura.

El Diario “El Nacional” de Iquique[5], publicaba una amplia crónica que titulaba “Se produce una situación gravísima”. Los obreros de la Federación Obrera de Chile- FOCH y diversas organizaciones, entre ellas las afiliadas a la I.W.W- International Workers of the World (anarquista), habían acordado llevar a cabo un “paro general”, como manifestación de protesta por las medidas del gobierno de don Arturo Alessandri Palma.Se paró el puerto de Iquique por donde se exportaba el salitre, el ferrocarril hacia la pampa salitrera y los centros de producción ubicados en ella. El gobierno desplegó fuerzas militares, de la marinería y policiales, para reprimir y detener el paro.

La información del diario continúa detallando la movilización militar a los “principales pueblos del sur y norte”, de la entonces provincia de Tarapacá. Previamente se había producido un estallido, después de una concurrida reunión en Alto San Antonio, donde murieron “dos guardianes” de policía.

Ante esto se movilizó la tropa: a la Oficina “Alianza” fue un tren con tropas de caballería; a Huara subió una compañía del “Carampangue”, y a San Antonio, otra de mismo cuerpo. Los trenes fueron movilizados por elementos militares en su mayoría. A Iquique había arribado el destroyer “Riveros” y ya estaba surto en la bahía el blindado “O´Higgins. En total salieron siete trenes, también a Pisagua (norte) y Lagunas (sur). Subieron “dos piezas de ametralladoras”, los infantes del “Carampangue”. El blindado “O´Higgins” desembarcó tropa armada de ametralladoras que llevaron a cuarteles de Iquique y diversas partes de la pampa, en camiones, ante “la nerviosidad del vecindario”. En total salieron siete trenes. Continúa el diario que “la pampa presenta todas las características de un volcán en erupción”. (“Mucha atención y fuego al primer ataque. “¿Tiramos a pegar mi mayor?”)

Surgieron los primeros enfrentamientos con varios heridos en “La Coruña”. Otras informaciones, indicaban que grupos de trabajadores se habían dirigido a las Oficinas “Maruccia” (Cantón de Huara) y “La Palma” (hoy Humberstone[6]), con “el fin de imponer la paralización de labores”.

En “La Coruña”, el 4 de junio por la tarde, había dejado de existir el Jefe de Pulpería Luis Cervela. Los obreros “federados” se habían apoderado de la pulpería, de la máquina y del polvorín. Caería también el Administrador de la Oficina don Luis Hevia. Del jefe de pampa, don Luis Lema, se ignoraba su paradero.

Comenzaba de esta manera, la fuerte represión y enfrentamientos de la huelga salitrera general de junio de 1925. Los testimonios documentales aportados por la investigación de la profesora María Fernanda Guajardo Núñez, indican diferentes centros salitreros en que estos hechos ocurrieron. El día 3 de junio, las tropas “que obrarían en la pampa”, fueron distribuidas en tres Grupos: 1. De la oficina Primitiva a Pozo Almonte (norte), el regimiento “Carampangue”; 2. De Central a Gallinazos (Carampangue); 3. De Pan de Azúcar a Lagunas, el regimiento “Granaderos”. Una parte central de los enfrentamientos se produjeron en “La Coruña” y otras Oficinas del Alto de San Antonio, con numerosos muertos y heridos.

Este texto[7], nos ha permitido conocer tres “documentos oficiales” perdidos u olvidados en el Archivo Nacional: 1. El informe general de la Comandancia General de Armas de Tarapacá, firmado por el Teniente Coronel Jefe de las Fuerzas, en la Oficina San Pedro (Cantón Alto de San Antonio), el 18 de Junio de 1925; 2. El Informe del Cuerpo de Carabineros, sobre “Los acontecimientos subversivos del 4 al 8 de Junio de 1925 (Rol N° 2339: y, 3. El Dictamen Fiscal emitido por el señor Auditor de Guerra, a raíz del sumario ordenado por la Comandancia General de Armas, don J.E. Larenas y fechado en Iquique, el 15 de Octubre de 1925.

El aporte de la profesora Guajardo Núñez, constituye un avance sustantivo en la investigación histórica de muchos de estos sucesos acaecidos, más allá de los ocurridos en “La Coruña”[8]. Respecto de “Maroussia”, pensamos que ya no podrá afirmarse que los sucesos acaecidos son un invento a raíz de la novela histórica publicada por Patricio Manns a principios de los 70, que tituló “Las Actas de Maroussia” y que Miguel Littin llevó al cine. Ambas obras en el exilio. Patricio había sido informado de los sucesos de “Maroussia” por el destacado dirigente político de Iquique, Freddy Taberna[9], quien le indicó, al presentar su libro sobre las “Masacres Obreras”, publicado en Quimantú (1972/73), que “había olvidado a Maroussia”.

El Asalto a la FOCH de Huara

El parte oficial del Ejército, señala que el día 4 de junio de 1925, se allanó el local de la FOCH de Huara (Carabineros, Granaderos y Carampangue). Disparos y detenidos (26). Se hizo porque “preparaban acontecimientos revolucionarios en el Cantón de Huara”.

Otra fuente, el artículo del historiador Iván Ljubetic Vargas, hace referencia a esta masacre ocurrida “en forma paralela a la de “La Coruña”, el 5 de Junio de 1925”. Da a conocer testimonio de uno de los sobrevivientes, el obrero Miguel López Rojas[10], publicado en el Diario “El Siglo”, por la periodista, Adriana Searle, el Viernes 30 de Abril de 1965. El obrero Miguel López relata con detalles el asalto policial y militar al local de la Foch de Huara, donde había delegados de “Maroussia”. Su testimonio de los hechos es muy similar al parte militar que hemos conocido recientemente.

Sobre el desenlace nos relata:

Atropellados, vejados y flagelados, nos trasladaron al cuartel de Carabineros de Huara, donde fuimos lanzados al patio de las caballadas y después a los calabozos. En estos calabozos nos encontrábamos cientos de trabajadores de diferentes Oficinas que habían sido concentrados juntos con los de la Oficina “Constanza” (Constancia)….Noche a noche eran sacados uno o dos de nuestros compañeros. Nosotros los seguíamos con el oído alerta. A los pocos momentos sentíamos los disparos. Y todos prorrumpíamos en insultos contra los carajos que habían llevado a nuestros compañeros al cementerio de Huara, a la entrada a mano izquierda, frente a una fosa cavada especialmente, eran fusilados…”.

La versión de este pampino sobre la represión policial en Huara, es coherente también con nuestro hallazgo en el Libro de Defunciones del Registro Civil de Huara, correspondiente al día 6 de Junio de 1925. La lista de estos seis mártires es la siguiente:

Fueron inscritos por un funcionario del Retén de Carabineros de Huara, con certificación médica de haber sido heridos a bala. También consta su residencia en la Oficina “Maroussia” y el entierro de todos en el Cementerio de Huara.

Su relato culmina narrando que los que sobrevivieron fueron trasladados a Iquique, “en carros para animales de ferrocarriles”. En Iquique fueron llevados al velódromo (¿Cómo en Santa María de Iquique en 1907?). Más tarde 60 de ellos fueron llevados a la cárcel pública. “El 18 de septiembre de 1925, salimos en libertad”.

El día 5 de Junio, el Oficial informante del parte militar señala

A las 7 am fui informado por teléfono que la tropa de la Oficina Maroussia, había sido asaltada…que estaba en inminente peligro de caer en poder de elemento obrero exaltado”. Al llegar al lugar constató que la tropa había dominado la situación.

De la refriega resultaron cuatro muertos y tres heridos que fallecieron, declara en su informe. Fueron apresados 30 trabajadores, los que con los federados de Huara, fueron llevados a la Oficina “Constancia”, donde se instaló un lugar ad-hoc. Se hizo un prolijo allanamiento de todo el campamento de “Maroussia”, el que duró todo el día. Al mismo tiempo de estos acontecimientos se supo que “una gran columna de subversivos” venía desde Verdugo sobre Rosario, con la “manifiesta intención de atacar”. Se reforzó la tropa para defender “Maroussia”, con granaderos y carabineros. “Los revoltosos se dispersaron al avistar la tropa”. Luego se hizo una visita inspectiva general a todas las Oficinas del lado norte, “con el fin de aprehender a los cabecillas revolucionarios”.

Posteriormente, las tropas del frente norte, con tropas destacadas en La Palma (Humberstone), procedieron a “clausurar la Foch de Pozo Almonte y a tomar a los cabecillas de las Oficinas próximas”. “Tres obreros subversivos fueron muertos por intentar fugarse”. “En suma, en el sector norte, murieron 17 individuos anarquistas y dos quedaron gravemente heridos, en el hospital de Iquique, según el informe militar.

Se señala que los apresados fueron más o menos 130, los que fueron bajados a Iquique, en un tren especial. En otro acápite del informe, se reconocen 20 muertos, en el “Cantón de Primitiva a Pozo Almonte”, los que se suman a los caídos en los otros sectores definidos por los militares.

Una investigación más acabada de los hechos de “Maroussia”, y en los otros centros salitreros, está pendiente. En los documentos oficiales citados existe mucha más información a procesar. Se acerca la conmemoración del Centenario (2025) y es necesario que estos hechos de la Memoria del Movimiento obrero sean esclarecidos.

En lo inmediato nos aprestamos y preparamos para conmemorar con la Comunidad de Tarapacá y el país el Centenario de los acontecimientos en Junio 2025.

CITAS BIBLIOGRÁFICAS

[1] BOLIVIA- Su Historia- Tomo V- Gestación y Emergencia del Nacionalismo en Bolivia, 1920- 1952”

[2] Sergio Gonzalez Miranda “La Presencia Boliviana en la Sociedad del Salitre……Tarapacá 1880- 1930).”- Chungará- Revista de Antropología- Arica- 2009- Vol 41, N 1, Pags 71-81.

[3] Sergio González Miranda: “La Presencia Indígena en el Enclave Salitrero de Tarapacá………..”- Chungará- Revista de Antropología- Arica- V 38, N 1, 2006, Pags 35 al 41.

[4] Senén Durán Gutiérrez, autor de “Holocausto en la Salitrera Coruña” – La Olvidada Matanza de Obreros y sus Familias – Ediciones 2011 – 2013 – en su bibliografía esencial revisada, cita diferentes periódicos del mes de Junio 1925: El Arrendatario, El Comunista, El Coquimbo de La Serena, El Mercurio de Santiago, El Tarapacá, La Patria y la Provincia de Iquique, Las Ultimas Noticias de Santiago.  Además del “Despertar de Los Trabajadores”, “El Nacional” y “El Surco”, citados en este artículo.

[5] “El Nacional”, Iquique, Jueves 4 de Junio de 1925.  Referencia tomada del Libro “Iquique en el Siglo XX” – Documentos y Noticias – de Rigoberto Sánchez Fuentes – Colección Estudios Regionales y Locales – Editorial Universidad Bolivariana – 2006.

[6] El nuevo nombre se debe en homenaje al Ingeniero Inglés James Thomas Humberstone (1850 – 1939), que llegó a las salitreras en 1875, antes de la Guerra del Pacífico.

[7] Utilizamos como referencia general, el valioso aporte de la investigación de María Fernanda Guajardo Núñez, cuyo informe está contenido en el Libro “Rebeldía en el Alto San Antonio- Huelga, Represión y Muerte en la Oficina Salitrera La Coruña. 1925”, Proyecto Fondart – Antofagasta 2018.

[8] Llama la atención los variados nombres hispanos de las salitreras de este sector, probablemente por sus propietarios y/o administradores. La “Coruña” por la importancia de su enfrentamiento, há sido objeto de variados estudios y publicaciones.

[9] Freddy, del barrio El Morro, de una familia de mariscadores y pescadores, había estudiado Geografía en la Universidad de Chile en Santiago. Después del golpe de 1973, fue detenido y llevado a la prisión de Pisagua y se encuentra desaparecido. Una calle de su barrio, lleva hoy su nombre. El destacado antropólogo y académico de Tarapacá, Lautaro Núñez Atencio, ha escrito un libro de homenaje, con su biografía “Avísale Freddy”. Fue nuestro compañero de curso, en el Liceo de Hombres de Iquique, entre 1958 – 1960.

[10] El pampino Miguel López Rojas, era natural de San Clemente, Talca (hoy Región del Maule). A los 14 años había llegado a la pampa salitrera. Corría el año 1915. Trabajó en las salitreras de Antofagasta y Tarapacá.

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