El TPP-11  y la soberanía

Carlos Graña Sarmiento, periodista

En medio de las discusiones que se llevan a cabo entre los partidos , para realizar una una propuesta constitucional , se está creando un clima favorable para  que el Senado apruebe el TPP- 11, tratado que no cuenta con la participación de Estados Unidos, a pesar que fue impulsada su creación por este país, que tiene una de las economías más grandes del mundo. En el Senado, de un total de 50 senadores,  se cuenta sólo con 6 senadores de Apruebo Dignidad, que han manifestado su rechazo a este Tratado que se considera nocivo para la soberanía de Chile.

El Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile, por su parte,  ha enviado cartas a los países firmantes , pensando, que se puede cambiar en los temas relacionados con las controversias, donde las transnacionales pueden demandar a los Estados firmantes.

El TPP-11 no puede entenderse como un tratado comercial – Chile  ya cuenta con acuerdos comerciales con buena parte de los países miembros (Australia, Brunei Darussalam, Canadá, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur, y Vietnam, Estados Unidos)-, sino como un artilugio de las corporaciones multinacionales para ejercer control en cada uno de los países firmantes, transgrediendo así su ordenamiento político y judicial.

Los expertos han afirmado, que  este tratado le da a las multinacionales el derecho a demandar a los Estados por el costo moral que les podría significar haber tenido que demandarlos. Cede de manera automática la soberanía al establecer tribunales de utilería (llamados Mecanismo de Solución de Disputas Inversor-Estado, ISDS por su sigla en inglés) para resolución de litigios entre empresas multinacionales y Estados, sacándolos de los tribunales tradicionales.

También destacan las restricciones a las actividades de las empresas públicas, en pos de favorecer al sector privado, y al rol del sector público en materia económica. En la práctica, significa atar de manos al Estado como actor en el desarrollo de nuestros países.

Es importante promover  el re impulso de la industria nacional y la defensa de los derechos de las y los trabajadores, la aprobación del TPP-11 significa un retroceso sin retorno. Sería entregar la vida de millones de trabajadoras y trabajadores a los intereses de las multinacionales. El texto del TPP-11 está cerrado y vigente para los países que ya son parte. Ninguna carta o anexo modifica las cláusulas del tratado que benefician a las grandes corporaciones extranjeras y reduce el rango de acción del Estado en sus políticas soberanas.

El Artículo 30.1 del CPTPP señala:

“Los Anexos, Apéndices y notas a pie de página de este Acuerdo constituirán una parte integral de este Acuerdo”, y no menciona cartas complementarias o laterales, que puede enviar los firmantes del Acuerdo , antes que sean ratificados por el Senado, en el caso de Chile.

El TPP-11 es prioridad de los grandes grupos empresariales y corporaciones transnacionales. Pretende asegurar la inversión a costa de garantías infinitas a las corporaciones, y de recortar el espacio soberano del Estado para llevar adelante las políticas públicas que Chile necesita en educación, previsión, ambiente, salud y semillas, entre otras, es comprometer nuestro futuro, ignorar las demandas sociales pendientes desde el estadillo social y también obviar el inexorable avance de la crisis ecológica.

El Presidente Gabriel Boric Font debe retirar del Senado el TPP-11, haciendo uso de la facultad presidencia,  conferida por el Artículo 132 del Reglamento del Senado. El Senado legisla a espaldas de las demandas populares y en favor de los grandes grupos económicos. Aprobar el TPP-11 no es parte del programa con el que el Presidente fue electo , él ha sido un permanente detractor de este nefasto acuerdo.

Aprobar el TPP-11 es olvidarse de los cambios y transformaciones que se prometieron hace menos de un año.