Falleció Pepe Cádiz, quien será recordado por su contagiante energía, alegría y risa permanentes
Actualidad 21 enero, 2017 Edición Cero
Anyelina Rojas V.- Con un mensaje esperanzador, los familiares directos del conocido hombre vinculado a los medios de comunicación, José Patricio Cádiz Araya, despidieron sus restos que fueron sepultados este viernes, en el Cementerio Nº 3 de Iquique. “Nos quedamos con su alegría, su espontaneidad y sencillez”, coincidieron su hermano mayor Roberto; Astrid, su esposa y su primogénita hija, María José.
El marco de mayor emotividad lo marcó la presencia de la Marta Araya, madre de Pepe Cádiz, quien debió sufrir el dolor a sus 93 años, de despedir al más inquieto de sus hijos, quien vivió un complicado cuadro, luego que la diabetes que padecía desde su juventud, empezara a causar estragos en su organismo.
José Patricio Cádiz, oriundo de Viña del Mar, llegó a Iquique en los 80, buscando mejores opciones de vida laboral, incorporándose a una empresa de Zona Franca. Más tarde trabajó en la comercialización de computadores, siendo vendedor pionero en ese rubro. A finales de esa década, dirigió su línea en lo que realmente era su máxima motivación, al transformarse en un profesional destacado en el área comercial en los medios de comunicación.
Desde sus inicios, en los 90, se integró al staff del desaparecido Diario El Nortino, una filial de La Nación en Iquique, pensado para acompañar el proceso de transición política desde las regiones. Se mantuvo hasta finales del diario, aproximadamente el 2.003, pero siempre siguió en el área comercial-comunicacional, siendo parte del Diario El Salitre y editando diversos suplementos y conformando emprendimientos relacionados a imprentas. Su última iniciativa fue Artegraf.
José Cádiz padecía diabetes desde hace 22 años, pero en los últimos 4 ya empezó a sufrió los primeros grandes problemas de salud, al requerir de diálisis. Su estado se fue complicando llegando a sufrir la amputación de una de sus piernas y daños diversos en la otra extremidad, lo que lo mantenían en constante visitas al hospital. Sin embargo, pese a que su cuadro empeoraba con los años, nunca dejó de luchar y de idear nuevos proyectos. En el último tiempo, pensaba crear en Alto Hospicio, donde residía desde hace 20 años, un centro para las personas que sufren algún grado de discapacidad.
Relata Astrid, su esposa, que en los últimos meses, tuvo una mejoría notable, que le permitió retomar muchas actividades, como cocinar, hacer gestiones, reír y conversar mucho. Todo lo hacía desplazándose en su silla de ruedas. Sin embargo, en la última diálisis, sufrió un accidente vascular que terminó con su vida. “Este último período, antes que se empeorara su salud, fue como una despedida maravillosa, porque pudimos retomar muchas de nuestras actividades como familia”, relató Astrid.
María José, su primogénita, paisajista, radicada en Santiago, pese al dolor dijo que se quedaba con lo mejor de su padre. “Su alegría y su sonrisa permanentes. Con esa imagen me quedo”.
Tras su muerte, le sobreviven su esposa Astrid; su madre Marta; hermanos Roberto y Fernando; sus hijos María José (32), fruto de su anterior relación con Laura Salinas; también Emilio (16) y Camilo (14), de su matrimonio. Además, Daniel y Andrés, (hermanos mayores de María José e hijos de Laura) que no siendo sus hijos los crió como si lo fueran. Ellos también lloran su partida. Finalmente destaca la figura de su suegra Rosa Pereira, que lo acogió en su hogar en la comuna de Alto Hospicio y que también se convirtió en una fiel cuidadora.
Paradojalmente, el fallecimiento de Pepe Cádiz, no trascendió entre sus múltiples conocidos. La muerte llegó en medio de la época estival, cuando muchos se encuentran de vacaciones o fuera de la ciudad. Sin embargo, posterior a los actos fúnebres, muchos se fueron enterando de la triste noticia.
Cádiz jugó un rol importante en el desaparecido Diario El Nortino, por lo que su despedida congregó a varios de sus ex compañeros, que, pese al tiempo, las distancia y los caminos que cada cuál ha seguido, comparten la experiencia de haber sido parte de un matutino que marcó una impronta en nuestra ciudad.
Triste, lo conocí de cerca, un tiempo incluso convivimos, desbordaba por su alegría , siempre tira para arriba. Palabras están demás, muy buen perfil, Anyelina.
Lo conocí de cerca, un tipo alegre y siempre tira para arriba, su alegría desbordante. En realidad nada más que decir. La vida no es nuestra, es prestada. Siento a concho su partida.