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Cambio 21 / Por Guillermo Arellano.- Para los discípulos de Jaime Guzmán se abre una impensada dificultad, toda vez que tendrán que manejar con pinzas... La «línea de crédito» de Longueira: golazo de media cancha en aires mundialistas

pacheco y longueiraCambio 21 / Por Guillermo Arellano.- Para los discípulos de Jaime Guzmán se abre una impensada dificultad, toda vez que tendrán que manejar con pinzas las críticas que efectúen hacia las políticas energéticas que pasen por la opinión o el ojo de Longueira. ¿Qué diría Jaime?

En el aire se siente el Mundial. En la mesa se come Mundial. En la calle se habla del Mundial. Y en la política también se vibra con el Mundial.

Por tal motivo, el único calificativo que cabe para la llegada de Pablo Longueira al gobierno de Michelle Bachelet (en calidad de colaborador del ministro de Energía, Máximo Pacheco) es que se trata de un «golazo de media cancha», «gol olímpico» o lo que fuese.

Visto desde fuera, Longueira es fundador de la Unión Demócrata Independiente, partido que nació bajo el alero de la dictadura militar de Pinochet, por ende, es un «cómplice pasivo» de los excesos que se cometieron en tal régimen (usando el lenguaje del ex presidente Sebastián Piñera). Además, es miembro del grupo de los «coroneles» que maneja y controla la colectividad desde fines de los 80, fue senador y timonel de la colectividad y también ministro de la primera administración de derecha tras 50 años de espera democrática.

Sin embargo, desde dentro, la lectura es distinta, porque acá todos ganan. Para La Moneda, la llegada de Longueira es vista como una señal de apertura hacia quien fuera el ganador de la primaria presidencial de la Alianza el año pasado, transversalidad que por mucho que sea criticada por las familias de los detenidos desaparecidos y algunos parlamentarios de la Nueva Mayoría, instala posibles puentes con la UDI, entidad que ha sido crítica con Bachelet y sus ministros.

Anexamente, en la agrupación de calle Suecia piden que todas las jugadas «por fuera» que haga Pablo de ahora en adelante sean avisadas, para que por lo menos puedan tener una respuesta y no los pillen desprevenidos. Ahora, el vaso medio lleno habla de una figura con carta blanca y una «línea de crédito» con amplia capacidad de sobregiro.

Es Longueira ni más ni menos, el mismo que salvó a la Concertación cuando los escándalos del caso «MOP-Gate» tenían incendiado el gobierno de Ricardo Lagos Escobar y el personaje que ayudó a la Democracia Cristiana -por medio de un proyecto de ley express- a inscribir a sus candidatos al Parlamento tras el error inicial en la campaña de 2001.

En la UDI apuestan a que le presencia de Longueira tendrá más efectos que los meros consejos en materia energética, lo que por ahora es difícil de visualizar.

Eso sí, para los discípulos de Jaime Guzmán se abre una impensada dificultad, toda vez que el gremialismo tendrá que manejar con pinzas los reparos que efectúen en las políticas energéticas que pasen por la opinión o el ojo de Longueira, que tiene a su favor el hecho de que renunció a la política activa después de la depresión de 2013 (tras derrotar a Andrés Allamand) y que su entrada el mundo privado incluía posibles incursiones mediáticas de esta naturaleza.

Por ahora, esta extraña cohabitación Longueira-Gobierno vive una luna de miel inicial. La política energética, problema esencial del Chile del futuro, será la primera prueba de un amor que desatará celos, pasiones y rencores, pero nunca como pensar en una crisis de proporciones en La Moneda. Total, así como van las cosas, la Nueva Mayoría alcanza para todos.

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