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Carolina Inostroza Flores, periodista.– El 5 de octubre no es solo una fecha en el calendario. Es una cicatriz y una esperanza. Es el... El día en que vencimos al miedo

Carolina Inostroza Flores, periodista.

El 5 de octubre no es solo una fecha en el calendario. Es una cicatriz y una esperanza. Es el día en que Chile volvió a hablar después de quince años de silencio impuesto. El día en que un país entero decidió mirar de frente al miedo y decirle NO.

Vengo de una historia donde el miedo tenía nombre y lugar: Pisagua. Allí estuvo preso mi padre, que, durante tres largos años pasó también por otros centros de detención. Allí, en ese rincón de desolación al norte de Chile, aprendió que la dignidad puede resistir incluso entre muros, hambre y golpes.

Mientras él sobrevivía al encierro, mi madre resistía afuera, criando entre la incertidumbre y la fe. Crecí escuchando esos silencios, esas ausencias que dolían más que las palabras.

Por eso el 5 de octubre de 1988 no fue un día cualquiera. Fue una promesa cumplida para miles de familias como la mía, que soñaban con volver a ver la justicia y la vida en libertad.

Esa jornada, el pueblo de Chile no solo votó. Sanó. Gritó lo que había callado demasiado tiempo. Votó con la memoria de los que ya no estaban, con las lágrimas de las madres, con la fuerza de los hijos que no conocieron a sus padres, con la fe de los que resistieron.

Cuando ganó el NO, Chile entero respiró distinto. En mi casa, como en tantas otras, se lloró sin vergüenza.  Mi padre —ese hombre que conoció la oscuridad de las celdas de Pisagua— volvió a creer en la vida. Por primera vez en años, lo vi sonreír con esperanza.

Hoy, cada 5 de octubre, recuerdo que la libertad no llegó sola. Llegó empujada por el coraje de los que no se rindieron, por el amor que sostuvo lo imposible, por la memoria que no se borra.

Recordar ese día no es mirar atrás: Es reafirmar que nunca más el miedo debe gobernar nuestra historia. Porque la democracia no es un regalo: es una herencia conquistada por quienes se atrevieron a creer en medio del dolor.

A 37 años del triunfo del NO, vuelvo a mirar a mi padre con el mismo orgullo de entonces. Su lucha, su silencio, su sobrevivencia, fueron también los cimientos de este país que —a pesar de todo— sigue buscando justicia y esperanza.

Porque la memoria no se olvida. Porque el amor y la dignidad también fueron formas de resistencia.

Una respuesta a “El día en que vencimos al miedo”

  1. Altagracia Paumier Rueda dice:

    El triunfo lo propicia la resistencia que unida a la resistencia y Creatividad por la Justicia y la Paz de impone. Abzos cubanisimo

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