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Se trata de la Escuela de Pisagua, donde se realizaron los Consejos de Guerra; el teatro, ubicado al lado del Mercado, en cuyo segundo... Convocados por la AFEPI sobrevivientes del cautiverio político en Pisagua, descubren placas en tres lugares declarados Sitios de Memoria

Se trata de la Escuela de Pisagua, donde se realizaron los Consejos de Guerra; el teatro, ubicado al lado del Mercado, en cuyo segundo piso, estuvieron presas las mujeres y la cárcel que fue el lugar de reclusión y padecimiento de unos dos mil prisioneros.

Anyelina Rojas Valdés.- “No estaba de vacaciones, estaba detenida por el Estado de Chile”, rememoro Anita Marambio a 51 años del golpe cívico militar, que la llevó a ella y una cincuentena de sus compañeras, militantes en distintos partidos de izquierda, a estar recluida en Pisagua. Cinco décadas después, Ana, que en aquellos años era soltera y sin hijos, logró rearmar su vida, -pese al sufrimiento, los recuerdos negros del cautiverio, donde pretendieron aniquilar a las prisioneras y prisioneros, física y emocionalmente- y logró armar una familia y ser feliz.

Más aún sin una pisca de rencor en su corazón y con sus ideales de entonces, que mantiene hasta hoy. Por ello, al final de su intervención y como acto de memoria profundo, espera que no sólo el lugar se marque como Sitio de Memoria, sino que también se detalle el nombre de cada una de las prisioneras políticas que pasaron por ese lugar y se cuente la historia.

UN POCO DE HISTORIA

Ana Marambio, quien fuera secretaria de la CUT durante el gobierno de la Unidad Popular, fue quien, junto a las exprisioneras políticas, Odesa Flores y Sandra García, descubrieron la placa, que marca el viejo teatro de Pisagua, hoy con serios daños estructurales, como Sitio de Memoria. La segunda placa descubierta este domingo 29 de septiembre.

La exprisionera pronunció emotivas palabras, que la trasladaron al pasado, en el frontis de la vieja casona donde pasó tantos días. Relató cómo fue trasladada hasta Pisagua, “junto a otras compañeras, que veníamos de Iquique, de la Cárcel del Buen Pastor”.

El viaje duró varias horas, pero ninguna bajó a orinar, pese a que sus custodios le ofrecieron eso  varias veces. “No éramos tontas”, dijo, y ahí se quedaron, hasta llegar a Pisagua. “Ya la entrada era terrorífica. Había un cartel grande que decía Campamento Militar, Prisioneros de Guerra”.  Peor aún recuerda “había ametralladoras por todos lados; no quería ni respirar”.

Formadas “como milicos”, escuchan al Comandante Larraín, que oficiaba de jefe del campamento. Y luego son llevadas a los altos del Mercado, que se ubicaba al lado del Teatro, donde ya había muchas mujeres detenidas.

Anita recuerda la solidaridad de las compañeras que las recibieron y que le cedieron frazadas y ropa de abrigo. “La solidaridad, el compañerismo y cariño de esas mujeres, es algo que guardo calientito en mi corazón” …  Recuerda.  “Muchas noches cuando se ponían a disparar sobre los techos, me acurrucaba en los brazos de Nadia García o Isabel Perffort”, a quienes recuerda como “mis mamás pisagüinas”.

“Y empecé a escuchar historias, a conocer realidades. Cómo se vieron obligadas a dejar a sus hijos solos, con los vecinos, porque sus maridos también estaban detenidos aquí. Conocí de torturas, vejaciones; escuché sus llantos por las noches… Sólo les tomaba sus mano, pero asumía toda su pena”.

Y continúa su relato, bajo el abrasado sol de Pisagua. “También aprendí a ser fuerte, a dejar las penas para mañana (…) Yo era una niña soltera y sin hijos, cómo iba a darle más problemas a mis compañeras”.

Dice Ana Marambio que “las mujeres que fueros prisioneras política en Pisagua, “sufrimos mucho, pasamos hambre, incertidumbres, dolor; impotencia de sentir los vehículos que  llevaban a nuestros compañeros para ser fusilados”. Y remarca que cada una tiene su propia historia: “Vinimos a sufrir y a dejar nuestras vidas marcadas para siempre”.

Desde el punto de vista de la memoria y del no olvido, señala finalmente Ana, que de las alrededor de 50 mujeres recluidas en Pisagua, aún quedan algunas vivas, por lo que “tenemos el deber de contar lo que vivimos, porque nadie conoce la historia mejor que las protagonistas; es nuestra obligación hablar por las que ya no están, pero que nos acompañan siempre”, concluyó remarcando con la frase: “Somos la historia viva, presentes aquí y ahora”.

Enseguida, en otro momento de máxima emotividad, Sandra García, una de las prisioneras más jóvenes, leyó a viva voz el nombre de cada una de las mujeres que pasaron por el horror de Pisagua.

Sandra, como Ana, formó su familia, tuvo hijos y sigue con la misma fuerza de ayer, sin claudicar en sus ideales, ni en su sueño de un Chile más justo, donde nunca vuelva a ocurrir el horror de la dictadura.

LA AFEPI Y LA MEMORIA

La jornada de memoria, en Pisagua, fue convocada por la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos y Ejecutados Políticos de Iquique y Pisagua”, AFEPI, que preside Héctor Marín, codo a codo con otras dos grandes mujeres, Engracia Palominos y Lisabeth Millar.

Héctor Marín señaló que los tres Sitios Históricos y de Memoria, fueron declarados por el Consejo de Monumentos Nacionales en el contexto de los 50 años del golpe y que ahora se materializó su descubrimiento.

Contó que la AFEPI, como organizadora de estos actos de memoria, quiso dar protagonismo a los sobrevivientes que son quienes vivieron en carne propia el cautiverio político y la tortura.

La primera parada fue la Escuela de Pisagua, hoy remozada y que en la época, fue el lugar donde se desarrollaron los falsos Consejos de Guerra, con los cuales la dictadura pretendió dar legitimidad a sus actos criminales, siendo lo más grave, los fusilamientos. Allí también se dictaron condenas y se determinaron relegaciones.

En ese establecimiento se realizó el único Consejo de Guerra orientado exclusivamente a mujeres.

Descubrieron la placa los exprisioneros Pedro Aguilera y  Romeraldo Espinoza, acompañados de las dirigentes de la AFEPI, Lisabeth Millar y Engracia palominos.

La segunda placa se descubrió en el Teatro de Pisagua que formaba un conjunto con el mercado y en cuyos altos se mantuvo prisionera a unas 50 mujeres.  Es allí donde en este acto de memoria, el cautiverio político de las mujeres, tomó protagonismo, porque han podido ir visibilizando su propia historia.

Importante es destacar que sólo hace algunos años, las mujeres se han ido construyendo y percibiendo como sujeto social y político, distinto a la figura masculina. Ya han dejado de ser subsumidas por el genérico colectivo de “presos políticos de Pisagua” logrando la construcción de una identidad femenina propia.

Acá, como ya se dijo, descubrieron la placa Ana Marambio, Odesa Flores y Sandra García.

El último sitio fue el frontis de la Cárcel de Pisagua, por donde pasaron unos dos mil prisioneros, algunos de ellos ejecutados en ilegales Consejos de Guerra y otros asesinados en falsa ley de fuga.

Descubrieron la placa Romeraldo Espinoza -apenas de 16 años al momento de su detención-, Héctor Pavelic, Oscar Varela y Pedro Aguilera.

Explicó Marín, que este día 29 de septiembre, marca mucho dolor por hechos horribles ocurridos como la aplicación de la falsa ley de fuga en Pisagua y el montaje en el que fueron asesinados Jorge Marín Rossel -su hermano-, y William Millar.

 MASIVA PARTICIPACIÓN

Héctor Marín, junto con reiterar que en estas ceremonias, los protagonistas fueron sobrevivientes hombres y mujeres, señaló que todo se dio en un ambienbte de recogimiento, pero también de esperanzas por recordar a los que ya no están.

Destacó la presencia de autoridades, que se sumaron al acto memorial como uno más. Entre los que apreciamos, está la Delegada Camila Castillo; los Seremis de Justicia y Derechos Humanos, Pablo Valenzuela; de Vivienda, Diego Rebolledo; de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, Rose Marie Acuña;  de la Mujer y Equidad de Género, Noemí Salinas; la Directora del INDH, Lorena de Ferrari; representante de la Gobernación Regional, Alejandra Ceballos;  representante de la Municipalidad de Iquique, Astrid Abarca; la Consejera Regional Camila Navarro y los concejales Rodrigo Oliva y Sebastián Vergara; entre otras personalidades.

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