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Serie: Relatos, reflexiones y otros aportes para rescatar la Memoria, a 50 años del golpe de Estado en Chile. El autor que suscribe este... Crónica de una infamia, segunda parte: El Mercurio miente

Serie: Relatos, reflexiones y otros aportes para rescatar la Memoria, a 50 años del golpe de Estado en Chile.

El autor que suscribe este articulo presentará una serie de artículos  en los que, a partir de una revisión bibliográfica, repasa los hechos ocurridos durante el periodo del Gobierno Popular de Salvador Allende. Acá dejamos el segundo capítulo.

Omar William López, Sociólogo.- 

 

 Mejor es el ojo emocionado que observa

detrás de unas cañas,

que el ojo sanguinoso que domina sólo desde arriba.

(Gabriela Mistral)

«Chilenos: El Mercurio Miente». Con esta frase, en un ya lejano 11 de agosto de 1967, los estudiantes de la Universidad Católica pusieron en el frontis de su casa de estudios esta frase, cuyo contenido es mucho más profundo que la propia frase porque tiene la particularidad de desenmascarar al diario más conservador de nuestro país, hasta el día de hoy. Es una frase epistemológica porque cuestiona lo que se da por concebido, lo que casi se da por natural, por aquello que debemos aceptar sin tener la osadía de preguntar.

No nos equivoquemos, no solo es una frase que cuestiona la línea editorial de dicho diario y su rol en la construcción de la percepción de la realidad, también es un cuestionamiento a la oligarquía que sostiene y usa este diario para sus fines particulares. Señala Patricio Aylwin:

“Presidia la delegación de Chile ante la Asamblea de las Naciones Unidas, en 1969, cuando me llamó nuestro embajador en Washington, Domingo Santa María y me dijo que tenía datos sobre la sublevación. Viajé a Washington y allí me reuní con él, después de cenar llego Agustín Edwards, acompañado de Charle Meyer, secretario de Estado para América Latina del gobierno de Richard Nixon. La conversación fue muy dura. Por primera vez comprendí que el gobierno norteamericano y particularmente el embajador Edward Korry, nos tenía muy mala y que estaba en franca concomitancia con la derecha chilena. Era noviembre de 1969 y allí supe que, en ese momento, Agustín Edwards estaba pidiendo ayuda para el general Viaux. Sé que lo que tentaba a la derecha en ese momento era terminar de una vez por todos con los peligros que acechaban.”[1]

En otra reunión con presencia de Kissinger y Korry, Agustín Edward, señaló:

«El presidente Eduardo Frei es alguien que típicamente colapsa ante la presión y que jamás en su historia política se ha atrevido a cruzar el Rubicón.”[2]

La investigación llevada a cabo por Peter Kornbluh, señala:

Pocos días después de la elección de Salvador Allende, Agustín Edwards, se reunió con el general Camilo Valenzuela jefe de la guarnición de Santiago, involucrado en el asesinato del General René Schneider. Sin embargo, cuando Edward fue interrogado en Chile por un juez, negó esa reunión y otra con el jefe de la CIA.[3]

Para asegurarse de que El Mercurio pudiera convertirse en un megáfono de la desinformación y oposición al gobierno de la Unidad Popular, la CIA proporcionó más de dos millones de dólares de fondos secretos al grupo de comunicaciones de Edwards, fondos autorizados personalmente por el presidente Nixon. Los informes de la propia CIA, posteriores al golpe, le atribuían a su programa de propaganda a través de El Mercurio el mérito de haber representado un papel significativo en preparar el escenario del golpe militar.

Continuando con el autor Peter Kornbluh, señala:

“Los archivos históricos desclasificado ofrecen evidencia abrumadora e irrefutable de que Agustín Edwards fue el colaborador chileno más destacado de la CIA y que su imperio mediático se volvió el arma más poderosa, dentro del arsenal clandestino de la CIA, para precipitar el golpe militar en Chile. Lo que la historia habrá de recordar de Edwards es su traición inequívoca a las instituciones democráticas de su país».

…..

[1] Mónica González, op. Cit.

[2] Rubicón es el nombre de un río italiano que marcaba la frontera entre Italia y la Galia Cisalpina.. Julio César lo cruzó con sus legiones sin permiso del Senado, lo que provocó una guerra civil. Por eso, pasar el rubicón significa tomar una decisión importante, afrontando un riesgoEs una expresión que alude a un momento decisivo e irreversible.

[3] Peter Kornbluh, op. Cit.

NOTA RELACIONADA

Introducción y primera parte

Crónica de una infamia: Primera parte.

 

 

2 respuestas a “Crónica de una infamia, segunda parte: El Mercurio miente”

  1. Elias dice:

    Muchas gracias por exponer todo esto.. saludos desde tomé cerca de Concepción ‍♂️

  2. Germán Tobar Contreras dice:

    Sin justicia no hay reconciliación, menos la tan anhelada paz.

    Muy bue artículo !!