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Sergio González Miranda, Premio Nacional de Historia 2014 Se acaba de promulgar la ley que promueve la atención y los derechos de las personas con... La Ley TEA

Sergio González Miranda, Premio Nacional de Historia 2014

Se acaba de promulgar la ley que promueve la atención y los derechos de las personas con Trastorno del Espectro Autista  (TEA). Una gran Ley, sin lugar a duda, que permitirá hacer visible, entender y ofrecer ayuda integral a quienes en el pasado se les consideraba “personas raras”, lo que podía ser más o menos notorio. Estas personas se podían alejar del promedio (neurotípico) en las más diversas direcciones.

Recuerdo haberle dicho a mi esposa Orietta que un amigo y colega, le llamaremos XX, podía tener TEA. Observé, en tantos años de conocerle, que tenía buen dominio en los grupos, pero con ciertas conductas algo estandarizadas, pero eludía los festejos y los halagos. Cuando debía hablar en público, que es más estandarizado aún, casi que lo disfrutaba. Sin embargo, su pasión era la soledad. La pandemia le vino bien, porque estuvo aislado escribiendo e investigando a destajo. Como tenemos mucha confianza, Orietta le dijo a XX que, en mi opinión, podía tener TEA. Ante lo cual, XX le respondió muy seriamente que pensaba lo mismo de mi persona.

Al parecer, concluí, después de tantos años de lidiar con esta condición que ya nos reconocemos. Sin embargo, ello sería más fácil si las personas fueran diagnosticadas a tiempo y con programas de inclusión social efectivos e integrales. Tanto mi amigo y colega XX, como yo, posiblemente hemos tenido esta condición en un rango muy superficial, pero no por ello menos complejo. No imaginan algunos lo que es sufrir con las aglomeraciones o los festivales. Sentir la necesidad de estar solo para algunos puede ser entendido como soberbia o desinterés, pero es muy triste que sean los libros u otras formas las que reemplacen a la hermosa interacción humana. La persona con la condición del espectro autista puede y necesita de esa interacción, pero la difícil adquisición del lenguaje se lo impide. Superado ello, pueden emprender vuelo como una cometa sin límite.

Tenemos nietos TEA y me alegro aún más por esta medida, aunque sigo rogando que el espectro autista sea lo menos profundo posible, o, lo que es mejor aún, que surjan metodologías eficientes para su integración, especialmente en el lenguaje. El lenguaje lo es todo en los seres humanos y hemos carecido de la conciencia necesaria para comprenderlo. Los lingüistas, filólogos y filósofos del lenguaje han hecho lo suyo, pero falta más y mejores tratamientos, tanto en lo pedagógico como en el campo de la salud.

Disculpen esta reflexión tan personal, pero me pareció necesaria para abrazar a todos quienes sufren de esta condición y que ahora tienen una oportunidad nueva en Chile, y que no todo el peso quede en la familia.

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