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Osman Cortés Argandoña, periodista.-  ¿Las nuevas generaciones comprenderán lo que hizo la siniestra integrante de la DINA, Dirección de Inteligencia(¿) Nacional, Ingrid Olderock, con... La Bestia hermética

Osman Cortés Argandoña, periodista.- 

¿Las nuevas generaciones comprenderán lo que hizo la siniestra integrante de la DINA, Dirección de Inteligencia(¿) Nacional, Ingrid Olderock, con ver solamente el cortometraje de animación “Bestia”?

TVN banalizó el estreno de la creación de Hugo Covarrubias al montar un escenario glamoroso la noche del viernes 25 con un peinado especial, traje rebuscado  y aros vistosos para la conductora Santa María, pensando que estar en el Oscar era solamente eso, banalidad.

La DINA, brazo torturador del gobierno dictatorial de Augusto Pinochet, necesita de algo más fundamental en el análisis que lo que se mostró con gran despliegue publicitario de empresas que no meditaron el contenido del programa.

Covarrubias, joven animador en cine, se sustentó en la obra de la periodista Nancy Guzmán, “Ingrid Olderock: La Mujer de los Perros”, de la cual Martín Erazo realizó un guión.

Es indiscutible la calidad pictórica del corto, pero el cine es forma y contenido. En lo último es donde los realizadores se encierran en un hermetismo subliminal que torna compleja la comprensión normal de la horrenda historia real.

Necesita el espectador de lecturas previas, de conocimiento de la realidad que vivió Chile en dictadura desde 1973 para captar la subliminalidad del corto. Narrar la realidad no es ingresar al mundo de la truculencia, es plasmar de manera plástica lo que se quiere exponer.

El cine de animación tiene historia desde los tiempos del escoses-canadiense Norman MacLaren (1914- 1987) y del norteamericano Walt Disney ( 1901-1966). Cada uno en su estilo trató de narrar historias que fueran comprensibles para todos. En forma muy abierta, incluso, Disney fue captado por el Departamento de Estado de USA para manipular la realidad mundial, donde “los malos” eran rusos y coreanos, como lo señalan Ariel Dorfman y Michel Mattelart (chileno y belga), en la obra “Para leer al Pato Donald”(1971).

No queda totalmente claro en la obra de Covarrubias, por la condensación de imágenes en 15 minutos, que la casa donde iba la bestia era un centro de tortura de la Dina y que los perros adiestrados por la Olderock eran para violar mujeres y hombres. Tampoco es tan obvio el atentado que perpetraron militantes del Mir contra ella dejándole alojada una bala en su cerebro desquiciado el año 1981, falleciendo el 2001.

Todo ocurre en “el mundo de nunca jamás”, sin identificar a nadie por lo que el hermetismo complota contra lo que debe tener una obra expresiva, cualquiera sea su factura, sobre todo en los tiempos que está comenzando a vivir la democracia en Chile… con tanta amnesia voluntaria.

Una respuesta a “La Bestia hermética”

  1. Alejandra Portil dice:

    Muy de acuerdo con el análisis. Un artículo necesario.