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Carlos Graña Sarmiento, periodista.-  Los gobiernos de Bolivia establecieron como el Día del Mar, el 23 de marzo de cada año, fecha en que... Bolivia país  de contactos.

Carlos Graña Sarmiento, periodista.- 

Los gobiernos de Bolivia establecieron como el Día del Mar, el 23 de marzo de cada año, fecha en que se conmemora la heroica actitud de defensa de su suelo patrio de Eduardo Abaroa Hidalgo, en el Combate de Topater, que aconteció, el 23 de marzo de 1879 en Calama.

Fue un combate desigual donde los triunfadores, el Ejército de Chile, reconoció el heroísmo de los bolivianos, que no se rindieron ante la superioridad de su adversario. Este fue el primer enfrentamiento terrestre de la Guerra del Pacífico de 1879, que los historiadores europeos denominan la Guerra del Salitre, cuando estudian este conflicto,que tuvo como escenario América del Sur.

La proporción de fuerzas fue de 5 a 1. Combatieron allí cerca de 500 soldados chilenos contra 100 bolivianos. La invasión y ocupación de Antofagasta, 14 de febrero de 1879 fue pacífica, no se registró allí ningún sólo tiro.

Bolivia, como se recordará, llevó  el problema de la pérdida de su litoral a La Haya  y perdió el juicio en el 2016. La Corte señaló, que Chile no está obligado a negociar una salida de mar  para Bolivia. Ahora   afronta  la  del  río Silala, donde  Chile demandó a Bolivia , y  llevó este problema a la Corte Internacional de La Haya. Chile sostiene, que el río ingresa a Chile a través de una pendiente de 4% y 5 % de desnivel, que se formó de manera natural en los últimos 8.400 años.

Por su parte, Bolivia, argumenta  que es un recurso inmovilizado no renovable y no un río, sumado a que en la zona no llueve lo suficiente , por lo que no existe recarga de acuíferos, para Bolivia es un manantial.  Los observadores bolivianos de este nuevo proceso temen, que pierdan nuevamente este juicio y la Corte emita un fallo donde se reconozca al Silala como un río Internacional, que debe ser compartido por ambos países.

 El Presidente de Bolivia Luis Arce Catacora, en el marco de la ceremonia de asunción del nuevo presidente de Chile, se reunió con  Gabriel Boric Font y manifestó su disposición de fortalecer los lazos de cooperación y amistad  entre Chile y Bolivia.

El  Alcalde de Iquique, Mauricio Soria Macchiavello, por su parte, se reunió con Johnny Mamami, gobernador del Departamento de Potosí, para impulsar la construcción de la carretera del Litio y la apertura del Hito 60 , como un nuevo paso fronterizo de Chile y Bolivia, que se conecta con el Corredor Bioceánico Central. El histórico encuentro se llevó a cabo en el Hito 60, que limita  al Departamento de Potosí y la Región de Tarapacá en la Cordillera de los Andes.

Está ubicado al suroeste del nevado de Chupiquiña en una zona plana de la Cordillera, que se puede conectar  con la ruta A-687 de Chile,zona que facilita el tránsito de camiones de alto tonelaje, que se emplean para el transporte del comercio internacional.  Estos encuentros de representantes de los gobiernos locales constituyen lo que se llama   la diplomacia de los pueblos, y tiene como objetivo fortalecer los procesos de cooperación, amistad e integración de los países del Cono Central de Sudamérica.

Esta nueva disposición de las autoridades bolivianas hace recordar la concepción de política exterior, que impulsó con fuerza   Luis Fernando Guachalla, diplomático, político y abogado, que se desempeñó como Ministro de Relaciones Exteriores de Bolivia desde 1899 a 1908. Con relación a su país señaló: “Bolivia, tierra  de contactos y no de antagonismos”. A esta visión de las relaciones internacionales se agregó, que debe ser  es un país de gravitaciones múltiples, porque proyecta y recibe influencias en los cinco países con los que limita.

La posición estratégica que posee el Estado Plurinacional de Bolivia la proyectan como una zona  para fortalecer los procesos de integración en el Cono Central de Sudamérica:  Bolivia, en la parte occidental, gravita hacia el océano Pacífico, a través de Perú y Chile, el noreste hacia el Atlántico, por ser parte de la Amazonia, y el oriente y el sureste, hacia la Cuenca del Plata que comparte con Argentina, Brasil Paraguay y Uruguay.

No hay boliviano que no sienta la dolorosa herida que dejó la Guerra del Pacífico con la pérdida del Litoral. Desde entonces, se exige a Chile una vía de acceso soberano al océano Pacífico, aunque  sobre la ubicación y forma de ese acceso no hubo, ni hay consenso. En esta porfía, ahora se apela a la demagogia, y se descuidan opciones de salida para las regiones que no gravitan hacia el Pacífico. Esto sucede con el oriente y el sudeste del territorio nacional, inclinados hacia la cuenca del Plata y el Amazonas. Ciertamente no se trata de elegir, todas las opciones son vitales.

Una política internacional de confrontación agresiva no es el camino para lograr acuerdos de integración en la región que da sentido a la convivencia de los pueblos. Es más: considerar únicamente una opción de vinculación con el exterior se opone o, por lo menos, posterga otras alternativas realizables. Esto sucede, por ejemplo, con la falta de incorporación efectiva de Bolivia a la navegación comercial de la hidrovía Paraguay-Paraná de la que es ribereña y que es vínculo con Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay.

Una política exterior, que contribuye a fortalecer los procesos de integración, fortalece también los procesos democráticos y la paz entre los pueblos de Sudamérica, que en el pasado  lograron su independencia  luchando juntos contra el dominio español.

Una política de contactos y no confrontación ayuda a  cultivar relaciones de paz y cooperación con nuestros vecinos. Para ello, se requiere visión de futuro, y no el lamento por el infortunio del pasado. Ahora,bajo los gobiernos  de Luis Arce Catacora, en Bolivia, y Gabriel Boric Font, en Chile, es tiempo de buscar nuevos horizontes, con renovada fe en la integración, que es camino de desarrollo y de participación conjunta en las definiciones que afectan al mundo. Así, Bolivia será un país de contactos y no de antagonismo.

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