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Utilizando un original formato, con éxito y atrayendo al público a “vivir el espacio”, se mantiene abierta la Instalación Sonora Amukiña: Sonidos Rurales de... Experiencia mágica: “Instalación Sonora Amukiña, Sonidos Rurales de Tarapacá”, montada en la Casa de la Cultura

Utilizando un original formato, con éxito y atrayendo al público a “vivir el espacio”, se mantiene abierta la Instalación Sonora Amukiña: Sonidos Rurales de Tarapacá, que aún permanecerá abierta en la Casa Municipal de la Cultura, hasta la próxima semana.

La muestra, montada en el segundo piso del Recinto Cultural, se despliega en varias salas, donde se reproducen sonidos reales de la ruralidad tarapaqueña, pero además, recreando un ambiente que invita a conectarse con la naturaleza y a vivir una introspección personal.

El realizador de este trabajo sonoro es Adolfo Vergara Vásquez, de Chilemosaico; y el diseño e instalación fue realizado por Iris Rojas y Javiera Guzmán. La muestra es cofinanciada por el Fondo Nacional de Desarrollo Cultural y las Artes, Convocatoria 2021 del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, y             Chilemosaico.cl

PRESENTACIÓN

Al iniciar el recorrido, el visitante se encuentra con la presentación de la Instalación Sonora, donde se indica que el objetivo de la muestra es poner en valor el patrimonio intangible del silencio y las texturas sonoras de la Pampa del Tamarugal.

Relató el artistas local, Adolfo Vergara que el proyecto consideró grabaciones en  cuatro lugares. En el predio Villablanquino, ubicado entre La Huayca y La Tirana, donde principalmente se captan sonidos de cabras. Localidad de Huaviña; en Pica y, finalmente en Cuisama, comuna de Camiña.

Las grabaciones se realizaron durante 24 horas, para captar las diferentes manifestaciones del sonido, un registro impresionante al que pueden acceder quienes visiten la muestra.

Amukiña es parte de un proyecto mayor denominado “Preservar el silencio”, y tiene por finalidad  es acercar presencialmente estos registros sonoros, a la ciudad.

En esta última versión montada en la Casa Municipal de la Cultura de Iquique, se propone un recorrido, donde se combinan de manera mágica, los registros sonoros rurales, con los sonidos urbanos del Paseo Baquedano, que se filtra de modo natural.

Destaca en cada uno de los espacios sonoros, una particular intervención que marca el lugar, con la utilización de telas de ropa usada, recogida desde los botaderos de ropa usada, la cual antes de su uso fue sometida a procesos de sanitización, lavado y secado al sol, de modo de ofrecer seguridad al momento de ser manipulada y cortada en tiras de distintos tamaños.

Además, el visitante puede sentarse en algunos espacios, incluso recostarse, para conectarse con la emisión de los sonidos.

Se invita a visitar esta singular muestra en la Casa Municipal de la Cultura de Iquique, de martes a viernes, desde las 09.00 a las 17.00 horas.

EL AUTOR

Sobre la inspiración que tuvo el autor, Adolfo Vergara, para realizar este tipo de proyectos, recordó su historia familiar, trasladándose a su niñez:

«Mi abuela María Rocha era analfabeta, mi abuelo Francisco Vásquez no tuvo enseñanza completa, pero ambos eran muy educados y trilingües: hablaban español, quechua y aymara. Ellos comerciaban por los diferentes pueblos entre Chile y Bolivia», señala para contextualizar.

«Cuando yo era muy niño, una vez mi abuelo Pancho cuando viajábamos al pueblo de Toledo cerca de Oruro a ver unos ganados y antes de llegar al pueblo, en la micro, me repetía amablemente «Chinmanta kakuy» (quechua) y «Amuki, amuki» (aymara), poniendo el dedo índice sobre su boca. Me hizo repetir esas palabras. para asegurarse que yo no ´metiera la cuchara´ mientras él hablaba con sus caseras y caseros. Ese día, supongo que hablaron en quechua, yo no entendía, pero en cambio puse atención mirando y escuchando el sonido del ganado. Supongo que de algún modo, ahí empezó este proyecto»

Hoy de adulto, Adolfo Vergara considera que «debemos incluir el ambiente sonoro en la planificación urbana y rural» ya que eso ayudaría a la evaluación y gestión de paisajes sonoros «tras lo cual se podría catalogar y determinar cuáles requieren de una protección y conservación. El silencio es un patrimonio inmaterial y la contaminación acústica es el contaminante más fácil y económico que genera el ser humano”, concluyó, no sin antes, invitar a visitar la Instalación Sonora Amukiña: Sonidos Rurales de Tarapacá.

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