No perdono, ni olvido
Opinión y Comentarios 30 septiembre, 2021 Edición Cero
Héctor Marín Rossel, hermano de detenido desaparecido (*)
Me llamo Jorge Marín Rossel, tenía solo 19 años a la fecha de mi secuestro y desaparición. Era casado, tuve una hija llamada Daniela, de solo 3 meses de vida. Tenía tantos sueños para ella, me sentía orgulloso de ser padre, la cargaba con mucho amor y ternura. Ella era la primera nieta, tal como yo lo fui el regalón de mis abuelos, abuelas, tías y tíos.
Estaba durmiendo la siesta a pocas cuadras de la casa de mi mamá cuando me fueron a buscar. Golpearon la puerta y preguntaron por Jorge Marín Rossel. Mi mamá Petronila Rossel les dice: “Identifíquense, ¿por qué lo buscan?”. Uno de los captores le muestra su credencial, y mi mamá le dice a mi hermano menor Hugo: “anda y dile a tu hermano que lo buscan”.
Hugo tomó su bicicleta y en pocos minutos veníamos caminando juntos por el medio de la calle, estábamos a minutos de las 18 horas e iba a comenzar el toque de queda. No hubo diálogo, solo silencio profundo hasta llegar a casa. Se abre la puerta e inmediatamente me ponen una capucha negra en mi cabeza y me esposan.
No emití ningún grito, ni me resistí para evitar un poco el dolor y el terror reflejado en las caras de mis hermanos menores y mi mamá. Solo alcancé a sacarme un anillo, pero no mi reloj, que me había regalado ella. Mi mamá, en su desesperación, y en presencia de mis hermanos menores, se abalanza sobre Roberto Fuentes, jefe del servicio de seguridad. Inmediatamente pasan bala y somos todos encañonados.
Mi madre les dice: “él es menor de edad, ¿dónde lo llevan?”, a lo que le responden: “a la sexta división del ejército, a ratificar una declaración, y luego lo dejaremos libre”. Mi madre les dice: “si es así, entonces yo lo acompaño”.
La caravana de vehículos militares enfila hacia el centro de la ciudad, a la esquina entre las calles Luis Uribe y Bolívar. A mí me llevaban en un camión militar, sentado en la parte de atrás con dos militares a los costados, iba encapuchado y esposado dando la espalda al jeep militar que llevaba a mi madre. La caravana se detiene en la sexta división de ejército, y uno de los militares me habla al oído. Yo le digo: “mamá bájate aquí”.
Me llevaron al retén de carabineros del Colorado, que ya no existe. Allí me torturaron salvajemente por horas, luego me trasladan dentro de un saco al regimiento de telecomunicaciones de Iquique, centro de detención, tortura y exterminio, en la madrugada del 29 de septiembre de 1973. El ejército hizo un montaje para justificar mi desaparición junto a la de William Millar, y asesinaron al soldado Pedro Prado Ortiz diciéndole a sus familiares que nosotros, en nuestra fuga, le habíamos dado muerte. Con los años, su montaje se ha ido cayendo a pedazos, nunca se investigó nuestra supuesta fuga, ni la muerte del soldado.
Los condenados por secuestro, tortura y desaparición Blas Barraza Quinteros, Pedro Collado Martí, Miguel Aguirre Álvarez ya están cumpliendo sus penas de cárcel efectiva. La justicia tardó tantos años, que Hans Kar Stuckrath Morera, también responsable de mi muerte, vivió libremente toda su vida sin cumplir un día de cárcel, sobreseído por muerte. Han pasado 48 años de mi asesinato y desaparición y sigo siendo detenido desaparecido.
Te rindo este homenaje hermano, como testimonio de todo lo sufrido por 48 años y pensando en las nuevas generaciones. Que lo sufrido por nosotros nunca se vuelva a repetir, y que estas heridas se sanen solo con verdad, justicia, memoria y reparación. Te seguiré buscando, no solo a ti, sino también a todos tus compañeros, que dieron sus vidas por sus ideales de justicia y un Chile para todos.
Tu hermano Héctor
- El autor del artículo anterior, Héctor Marín Rossel, es Presidente a la Agrupación de Familiares de Detenidos y Ejecutados Políticos de Iquique y Pisagua.
ANTECEDENTES
De acuerdo a publicaciones anteriores de este Portal, Jorge Rogelio Marín Rossel (19 y Williams Millar Sanhueza (42) fueron parte de un burdo montaje, en el que se les acusó de parapetarse armados en el Cementerio N° 3 de Iquique y disparar contra los militares, historia que queda absolutamente descartada en la investigación, judicial, ratificada por la Corte Suprema.
NOTA RELACIONADA
Dejamos reportaje realizado junto a RTC Televisión, con motivo de los 40 años del golpe.