
Pedro Oróstica Codoceo
Pareciese que nos encontramos en tiempos en los que van perdiendo fuerza algunos estigmas impuestos en los procesos de la socialización. Y esto está ocurriendo en todos los niveles de la información. Es en esta lógica que hoy hablamos sobre la hoja de coca, “el alimento más maravillosos del mundo», de acuerdo a interesante artículo escrito por Vanesa Diago García. Pero que no obstante, constituye un ejemplo de estigmatización y desconocimiento acerca de esta planta.
En este artículo, publicado unos 20 años atrás, se exponen conclusiones de investigadores de la Universidad de Harvard, Estados Unidos, además de otros científicos, como Jesús Idrobo, etnobotánico y presidente, en aquel momento, de la Sociedad Colombiana de Ecología.
En este respecto Idrobo señala que existen “230 especies de plantas de coca, de las cuales solo dos de ellas contienen las condiciones para la elaboración de la cocaína”, lo que ha incidido que a todas se les trate igual, cuestión que podría representar un obstáculo para emplear la hoja como alimento.” En cuanto a sus propiedades nutritivas estas no han pasado inadvertidas para diversos científicos del mundo” en particular a los de esta Universidad.
A este respecto se explicita en un estudio de Kathleen M. Kantak que “la ingestión de 100 gramos de las hojas de la coca boliviana puede más que satisfacer el RDA – que se refiere al índice internacional de la cantidad recomendada de nutrientes que debe ingerirse – en cuanto a calcio, hierro, fósforo y vitamina E, A y B 2. Este trabajo mostró resultados similares “a los obtenidos en seis análisis más, que se llevaron a efecto en Perú y Bolivia” acerca del valor alimenticio de la hoja de coca.
Por cuanto Hantak sugirió en su oportunidad, que las repetitivas informaciones según las cuales esta hoja no tiene ningún valor nutricional, deben ser reevaluadas a la luz del conocimiento entregado por estos descubrimientos. De ahí que la científica sostuvo que “no hay esencialmente ninguna diferencia entre el uso de la hoja de coca y el directo consumo de alimentos, en términos de nutrición.” La investigadora sostiene que el mascar la hoja no solo es inofensivo, sino que puede ser una buena fuente de alimentación.
En el reportaje de Vanessa Diago, se lee: “En varios experimentos realizados con la coca de Chapare, en Bolivia, se demostró científicamente que esta posee niveles alimenticios mucho más altos que los de 50 productos vegetales de América Latina. Por cada 100 gramos de ellos, las hojas de coca tienen más caloría, proteínas, carbohidratos, fibra y riboflavina. Al respecto agrega que, “quizás lo más sorprendente es que mientras la hoja de coca contiene 11.000 IU de vitamina A, las otras plantas estudiadas contienen solo 135”. (IU, “es la unidad usada para medir la actividad de muchas vitaminas, hormonas, enzimas y medicamentos”)
Otros elementos importantes presentes en 100 gramos de hoja de coca, son la vitamina C, sodio, vitamina B6, ácido fólico, yodo, vitamina B12, zinc, cobre, cromo y magnesio. En los estudios no se descartaba que en las hojas se encuentre la base para tratamientos efectivos contra la adicción a la cocaína. Dicen también los investigadores que “ninguna otra comida registrada en la tabla de composición de alimentos del Instituto de Nutrición de Centro América y Panamá, INCAP, se acerca a los niveles de calcio de la coca”, que son más altos que los de la leche.
En tiempos donde la población de continentes enteros vive en vivo y en directo, el hambre y la desnutrición, bueno sería saber que ya puede contarse con este asombroso alimento proveniente de la Madre Tierra, para beneficio de la humanidad.