Relato de vecina de Población Caupolicán, rescata el legado de su padre, Eduardo Espinoza, fotógrafo y practicante

Un emotivo relato es el que nos presenta Uberlina Espinoza Ríos, quien recrea lo que debió padecer su padre, tras ser detenido político y enviado al campo de Concentración de Pisagua. Eduardo Espinoza, ya fallecido, fue muy conocido en Iquique por su doble función: El de fotógrafo, instalándose con su máquina fotográfica de cajón, en la Plaza Condell de Iquique y otros espacios públicos; y la de practicante, oficio que ejercía al momento de su cautiverio y que retomó luego de cumplir con una pena de relegación.

El escrito forma parte del concurso de relatos al que convocó el Centro Caminos, con motivo del 64° aniversario de la Población Caupolicán, donde vivió don Eduardo, junto a su esposa y sus cuatro hijos, incluida Uberlinda, la autora de este relato.

Este ejercicio de memoria comunitaria que impulsa el Centro Caminos, es muy valorado por este portal. Con anterioridad presentamos los relatos de Cristian Briceño Pozo, que habla sobre distintos episodios de la historia de la Población Caupolicán; y el de Felipe Huenulaf Robles, que evoca la influencia pampina en ese barrio histórico.

 Y a continuación, les dejamos el relato que escribió Uberlina, en homenaje a su padre. Y vale decir que seguro que no hay iquiqueño que no fue retratado por don Eduardo y su viejo cajón fotográfico.

EDUARDO ESPINOZA E: FOTÓGRAFO Y PRACTICANTE

Eduardo Espinoza Espinoza nació en Iquique el 22 de agosto de 1930, hijo de Manuel Jesús Cortez Urriola y Leonor Maldonado (madre de crianza).

Empezó a trabajar a los 12 años como bodeguero en el Teatro de la oficina Iris hasta el año 1950 porque luego le correspondió hacer el servicio militar en el regimiento Carampangue, una vez licenciado ingreso a trabajar a la Pesquera Iquique, sección autoclave.

En el año 1954 ingreso a trabajar como empleado público en la Caja de Accidentes del trabajo.

En 1956 se casó con Amadora Uberlinda Ríos Blancos, con quien tuvo tres hijos: Uberlinda Amadora, Eduardo Segundo (Q.E.P.D.) y Manuel Francisco.

Estudio fotografía, lo cual le permitió construir su propia máquina de cajón fotográfico, con la que accedió a trabajar en las principales plazas de Iquique (Prat, Condell, Parque Balmaceda, playas del litoral, etc.), festividades religiosas de los pueblos de la Tirana y Tarapacá, y múltiples actividades sociales de la población Caupolicán y de la ciudad. Su estudio fotográfico lo tenía en la misma casa.

En 1971 fue incorporado al Servicio Nacional de Salud en carácter de titular como personal de servicio especializado. Trabajó hasta el 21 de noviembre de 1973 donde fue detenido político en el mismo lugar de trabajo, Hospital Regional de Iquique.

Lo llevaron a la fiscalía para interrogarlo, luego lo llevaron al Regimiento Telecomunicaciones para después trasladarlo al campo de concentración de Pisagua. En febrero de 1974 fue pasado al consejo de guerra en el cual fue condenado a un año de relegación en la ciudad de Quillota, donde sin conocer ni tener donde llegar, tuvo que sobrevivir gracias a las fotografías que sacaba en la plaza de la ciudad de Quillota. En un comienzo vivió en una residencial.

En la misma plaza de Quillota conoció a un fotógrafo que era presidente del campamento llamado El Bosque el cual le cedió un terreno y con la ayuda de los pobladores pudo construir una media agua, con la finalidad de podernos reunir como familia y acompañarlo en su relegación.

Ingreso a trabajar en el hospital de Quillota hasta cumplir su tiempo de relegación.

En el año 1975 se reincorporo a trabajar en el Hospital Regional de Iquique hasta el año 1980, ese año jubiló por motivos de salud no recuperable, debido a las secuelas de torturas que vivió en el campo de concentración de Pisagua. Desde ese año se ganó la vida sacando fotografías y como practicante de la población Caupolicán.

Autora: Uberlina Espinoza Ríos.

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