Un 8 de marzo diferente entre pandemia, crisis migratoria y proceso constituyente
Opinión y Comentarios 9 marzo, 2021 Edición Cero
Dra. Marcela Tapia Ladino, Directora del Instituto de Estudios Internacionales, INTE
Un nuevo 8 de marzo 2021 que demuestra que la situación de las mujeres es muy distinta a la de años atrás, cuando celebrábamos de manera solitaria, con escasos apoyos institucionales y miradas de extrañeza. El movimiento feminista del siglo XXI es una nueva ola que viene a instalar las demandas en las calles, en el Estado, la academia y a nivel global con intervenciones como la de Las Tesis, sin temores ni tapujos. Una ola que tiene antecedentes en las sufragistas, las obreras, trabajadoras y movimiento LGBT decimonónicas y del siglo XX. Hoy existe bastante consenso acerca de la necesidad de acortar las brechas de género en el ámbito laboral y de promover sistemas más equitativos en educación, ciencia, justicia y cultura, por mencionar algunos espacios.
Las mujeres estamos más empoderadas y conscientes de la necesidad de apoyarnos, de ocupar cargos, de sacar la voz y de usar nuevas estrategias para avanzar. Sin embargo, no podemos cantar victoria porque el patriarcado es un sistema cultural que se reinventa y coapta los logros feministas y nos hace retroceder de manera tramposa. El mansplaining, los micromachismos y las distintas formas de violencia, como el femicidio, nos advierten de la necesidad de no parar y seguir adelante.
Un ejemplo de ello es lo que nos ha enseñado la pandemia al dejar al descubierto cómo las mujeres sostenemos la vida a través del trabajo fuera de la casa, de las tareas domésticas y del cuidado en los hogares. Numerosas encuestas dan cuenta de la sobrecarga que hemos experimentado en tiempos de teletrabajo donde el límite entre lo productivo y lo reproductivo se entremezclan y no dan descanso. Algunas, los afrontan con más ventajas y otras en el total desamparo. La clase, la nacionalidad, la educación, la etnia y la edad nos diferencian y explican porqué vivimos estos días de manera diversa, pero bajo un mismo sistema que mantiene su hegemonía.
Son situaciones que interpelan para reconocer que quienes hemos alcanzado ciertos logros no han sido sólo gracias al esfuerzo personal, sino a unas condiciones ventajosas que no se reparten de manera igualitaria entre nosotras. Así la sororidad es una forma de solidaridad y apoyo mutuo entre mujeres para hacer frente a la discriminación y a la violencia patriarcal.
Otra situación que nos interpela es la crisis humanitaria producto de la migración forzosa de venezolanos y venezolanos en nuestra región. Impacta ver tantas mujeres y niñas cruzando fronteras buscando un porvenir en nuestro país, pero más impacta ver la mezquindad de quiénes usan la migración para avivar el nacionalismo y los miedos hacia los recién llegados. Sabemos que las mujeres que migran son las más vulnerables en materia de derechos humanos por los riesgos que corren en el camino, porque son presa de abusos y coimas, no acceden al sistema de salud y métodos anticonceptivos en el viaje y normalmente realizan trabajos precarios en el destino. Estos últimos, casi siempre producto de la división sexual del trabajo en el ámbito reproductivo peor remunerados sumado a marcos jurídicos y una institucionalidad hostil que usa a los y las migrantes como el chivo expiatorio de nuestros males.
Sin embargo, este año tenemos una oportunidad inédita, elaborar una nueva constitución con paridad de género. Algo insólito, nunca visto en nuestra historia, y que luego de mucho batallar, será posible pensar formas de relacionarnos más respetuosas, basada en la equidad y la justicia. Pero sabemos que una nueva carta magna no es suficiente y no resolverá las injusticias por sí sola, pero sin duda será una oportunidad para erradicar los nudos en materia de equidad de género y transitar hacia una sociedad más justa. Así conmemoramos un nuevo 8 de marzo aspirando un Chile diverso, plurinacional y multiétnico, iguales en la diferencia donde se respeten los derechos de nacionales, extranjeros, pueblos originarios, fronterizos y distintas orientaciones sexuales.
Dra. Marcela Tapia Ladino, Directora del Instituto de Estudios Internacionales INTE