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Daniel Ramírez G., economista.- El mundo político vive preocupado de la continuidad del régimen que vivimos, ellos no quieren ni creen que vayamos a... Mundos paralelos

Daniel Ramírez G., economista.-

El mundo político vive preocupado de la continuidad del régimen que vivimos, ellos no quieren ni creen que vayamos a cambiar nuestras habituales reglas de convivencia y por lo tanto, se preocupan de la elección de alcaldes, de la elección de gobernadores regionales, de las primarias presidenciales y ya están diseñando los pactos que les pueden dar ganancias en las parlamentarias. También se preocuparon algo de la convención constitucional. Sin mucho esfuerzo armaron sus listas y entrabaron las de los independientes y dieron el asunto por terminado.

El mundo formado por el pueblo ciudadano, el que da existencia y mantiene al mundo político, el que siempre ha tenido que salir a las calles para expresarse, copándolas de tal forma que en octubre de 2019 puso de rodillas a la elite gobernante; ese pueblo solo está preocupado de la nueva constitución. Esa es la voluntad soberana que no puede ni debe ser burlada una vez más.

El mundo político planetario tiene los ojos puestos en nuestro país, porque este inédito proceso político de cambios que hemos iniciado ha sido socialmente muy controlado y a pesar de la brutal represión que ha sufrido de parte de la reacción, las fuerzas sociales han mantenido la presión persistentemente, sin salirse del cauce político y superando las condiciones sanitarias adversas que implantó la pandemia.

Los conservadores de nuestra sociedad, aquel 20 % que votó rechazo y las tres comunas donde vive la gente más rica de Chile, creen que dominarán la convención constitucional porque después de perder con el rechazo, se infiltraron en la votación que debían hacer los que ganaron apruebo, para decidir con que instrumento elaboraban la constitución. Allí perdieron de nuevo con su opción de congreso constituyente, pero tenían otras tretas para seguir jugando. Habían logrado imponer una votación de dos tercios para lo que se quisiera aprobar en la convención y además, entrabar todo lo posible la participación de los candidatos independientes a la convención, obligándolos a considerar la opción de ir en las listas de los partidos políticos. Los conservadores son muy hábiles y eficientes cuando se trata de defender sus privilegios.

Mi insistencia por activar la voluntad de los alcaldes se debe a que ellos desde un comienzo han demostrado estar del lado del pueblo soberano, enfrentándose muchas veces con el gobierno central, como cuando hicieron plebiscitos comunales para consolidar la idea de llamar a elaborar una nueva constitución, mientras el gobierno inventaba mecanismos para hacerle el quite a esa opción. Creo que ellos serán muy importantes en los días que vienen.

La contienda política que se avecina debe ser entre los que aprobaron y los que rechazaron. Esa debe ser la contradicción que mueva a la convención constituyente. No se trata de izquierdas y derechas, ni de revolucionarios y fascistas, ni de creyentes y ateos, ni de emigrantes y mestizos. Se trata de elaborar las nuevas reglas de convivencia que reemplazarán a las que tenemos. Y eso es lo que sentimos y deseamos claramente en la comuna, que es la expresión más democrática de nuestro pueblo.

La comuna es la única unidad territorial, administrativa, social y política, que tiene identidad ajena al gobierno central y puede pararse ante él y reclamar derechos y poder.

Como lo dije en una conversación anterior, de las 346 comunas nacionales, en 341 sus ciudadanos votaron en un 80 % por una nueva constitución. ¿Puede haber entonces algo más claro para una comuna y para su alcalde? Ante esta fuerza social no hay mandato de partido ni compromiso personal que se pueda anteponer.

El plebiscito mostró claramente la voluntad soberana y entregó el poder político capaz de cambiar la vida de nuestra nación, generando en ella una sociedad ejemplarmente democrática. Una sociedad que puede convertirse en un modelo a seguir en nuestra América. Si los 341 alcaldes asumen el mandato ciudadano, no habrá fuerza capaz de evitar las transformaciones que el pueblo busca hace ya tantos años.

En estos momentos los alcaldes debieran darse cuenta de que han sido nominados por el soberano, para liderar la más importante tarea política que enfrentarán en sus vidas y que ello requiere un trabajo colectivo, que consolide la fuerza de cambio de ese mandato de 80 %. Debieran darse cuenta de que son el arma política más importante que tenemos para crear nuestra democracia y que estas oportunidades no se repiten.

A pesar del temor impuesto por la pandemia, el plebiscito fue la elección que tiene  la mayor participación histórica de votantes. Según Servel, más de 7,5 millones de personas depositaron su voto en las urnas y el 80 % de ellas lo hizo expresando el deseo de tener una nueva constitución. Creo que vale la pena comparar este 80 % por una nueva constitución, con el 55 % que obtuvo Piñera en segunda vuelta, donde votaron poco más de 7 millones de electores, puesto que este porcentaje estaría representando el respaldo que tiene el gobierno en la conducción del proceso constituyente frente al 80 % de respaldo que tienen los alcaldes frente al mismo proceso.

Mi insistencia en la necesidad de la intervención de los gobiernos comunales en la consolidación del proceso constituyente y en garantizar un accionar democrático que no burle lo expresado el 18 de octubre por el pueblo, está basado en las cifras que menciono a continuación, tomando como muestra las principales comunas del Norte.

Comuna                     % Votación Piñera                % Votación Apruebo

Arica                                          50,27                                                 76,46

Iquique                                     58,67                                                 76,38

Antofagasta                             54,12                                                  83,60

Copiapó                                   59,51                                                   84,12

Coquimbo                               55,28                                                  84,54

Tratándose de lograr los objetivos democráticos que el soberano se planteó y que derivaron en la elección de una convención constitucional, los alcaldes no pueden perder la dirección que deben asumir. Tienen un mandato superior que cumplir en el proceso constituyente que no puede ni debe ser usurpado por nadie.

Los 341 alcaldes de los gobiernos comunales en que triunfó el apruebo, debieran reunirse e inventar la forma de ayudar a que ese mandato se haga realidad en la convención. Habrá muchas formas de hacerlo puesto que el objetivo final debe ser alimentar con información comunal y fuerza social a la convención. El proceso también ayudará a entender que es más democrático sumar las bases o comunas para lograr un todo, que crear un todo para imponerlo a las bases. Crearemos una sociedad más sólida, justa, fraterna e igualitaria, si la construimos desde la base, ladrillo a ladrillo, comuna a comuna.

La lucha que viene será larga, los conservadores ya han manifestado claramente su decisión de no hacer una nueva constitución, sino a lo más, reformar la actual. La vieja estrategia gatopardista: Algo tiene que cambiar para que todo siga igual.

Si ellos tienen éxito, el soberano tendrá una vez más una clara evidencia de que el camino político ha sido violentado por la intervención de los poderes que siempre han manipulado la vida de nuestra sociedad

Si los resultados de la convención generan la frustración socio política de nuestra sociedad, si la ciudadanía siente que su petición hecha calle el 18 de octubre y la voluntad política por tener una nueva constitución mostrada por el 80% de los votantes llamados a plebiscito ha sido rechazada, la pérdida definitiva de la confianza en el mundo político se debería traducir en un primer esfuerzo destinado a barrer con ellos en las elecciones parlamentarias y presidenciales.

En estos mundos paralelos que están en pugna, la rebelión debe empezar con los alcaldes, ellos deberían congelar su compromiso con el mundo ligado a la estructura política tradicional, mundo que los ciudadanos consideran la raíz de sus males y ellos deben liderar la rebelión de las bases sociales con una bandera única. Nueva Constitución.

Debemos comenzar a creer en la democracia e inventar la que viviremos.

 

 

 

 

 

 

Una respuesta a “Mundos paralelos”

  1. Daniel dice:

    Inmigrantes y mestizos.
    Las cifras muestran también, que entre un 20 a un 25 % de los votos de Piñera, se transformaron en votos por una nueva constitución.