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Leonel Reyes Fernández / Vizcaya, País Vasco-España (*) Preguntas y dudas han acaparado mi inquieta curiosidad humana: ¿Qué tipo de creencias  religiosas subyace en... Maniqueísmo: la enfermedad endémica de la política chilena

Leonel Reyes Fernández / Vizcaya, País Vasco-España (*)

Preguntas y dudas han acaparado mi inquieta curiosidad humana: ¿Qué tipo de creencias  religiosas subyace en los fieles devotos cristianos del sector político oficialista chileno (y algunos de sus aliados) que no ven, no escuchan, no entienden el clamor de un pueblo que exige cambios estructurales profundos?

¿Qué tipo de enfermedad moral –comportamiento malvado, abusivo, tiránico- sufre la clase política oficialista chilena (y algunos de sus aliados) que manifiestan una soberbia tal que insisten en continuar con sus prácticas tradicionales de minimizar, invisibilizar, insultar y reprimir a la gran mayoría de la población chilena trabajadora?

En este minúsculo artículo intentaré esbozar una breve reflexión sobre Filosofía Política desde un enfoque religioso-político: la doctrina del Maniqueísmo gnóstico. Particularmente, fijaré mi atención en la lectura y desarrollo de una añeja, pero peligrosa ética maniquea presente en nuestro territorio: el dualismo religioso, político y social de la clase política oficialista chilena.

El gnosticismo maniqueo en el desarrollo de la cultura occidental.

Cuenta la historia que existió un personaje muy popular llamado Mani (215-276 d.C.) de origen parto, nacido en los albores del tercer siglo de nuestra era, que causó tanto atractivo con sus teorías gnósticas, que incluso, Agustín de Hipona (354-430 d.C.), maniqueo por casi 9 años, fue unos de sus más fervientes seguidores en sus días de juventud. Agustín, posteriormente se convirtió al cristianismo y luchó contra esta doctrina considerada como secta dualista, determinista y herética. Finalmente, Agustín convertido –y con la ayuda de la arquitectura neoplatónica- configurará el predominio teológico durante toda la Alta Edad Media hasta la llegada de Tomás de Aquino.

Volvamos a los orígenes: ¿en qué consistía la teoría de Mani -luego llamado profeta- por sus atractivas y coherentes proposiciones religiosas gnósticas? Mani señalaba que el fenómeno religioso estaba dividido en dos únicos niveles: el primero, la “religiosidad popular” considerada como lo más básico de la expresión del ser humano. Trataba de todo aquello que implicaba creencias, tradiciones, rituales, superstición sincrética del pueblo común. La segunda, correspondía a un nivel superior y correspondía a todos aquellos que practicaban la “religión” más pura, auténtica y verdadera. Es decir, a este nivel solo accedían un grupo selecto de iniciados y la salvación se alcanzaba a través del conocimiento místico -la gnosis- de secretos divinos.

El maniqueísmo tuvo una potente influencia y se propagó por Persia, en el lejano Oriente (India y China), perduró durante toda la Edad Media, luego, con señales de vida hasta el siglo XX. Durante este proceso histórico adquirió distintas variantes y corrientes, afectando principalmente a las teologías, a las religiones, la cosmología y la antropología. Pero las evidencias históricas, indican que sigue vigente en Occidente –como nacido de las cenizas del ave fénix- en pleno siglo XXI, afectando también a la Política.

El maniqueísmo en la modernidad y sus consecuencias.

Desde mediado del siglo XX, la Teología y Filosofía de la Liberación latinoamericana -además de denunciar la explotación, opresión estructural que sufrían los pueblos pobres y marginados- han intentado, desde los años 60 en adelante, abordar el dualismo, el sustancialismo, el determinismo y la ética maniquea, pero con poca capacidad de escucha activa por parte de los jerarcas ultraconservadores del Vaticano. La jerarquía eclesiástica romana ignoró las verdaderas causas estructurales de las desigualdades e injusticias continentales de aquel entonces y solo se limitó a sancionar -a pensadores y militantes liberacionistas- de aliarse al análisis y método marxista. A pasado el tiempo, pero aún siguen abiertas las venas de este maltrato histórico.

Luego, en el plano estrictamente de política internacional, desde los albores del siglo XXI, cabe recordar la frase del “Eje del Mal” –sobre todo desde la caída de la Torres Gemelas, 2001- utilizado por los líderes del país norteamericano. Este discurso dualista llegó a naturalizarse en la opinión pública, de tal forma que se justificaron invasiones territoriales sin grandes cuestionamientos por parte de la Comunidad internacional. Fueron ideas maniqueas que influyeron en acusaciones, guerras y conflictos por parte de la hegemonía occidental norteamericana: contra Irak, Irán, Corea del Norte, Libia, Siria, Cuba entre otros.

La doctrina ética maniquea de corte político –desde buen tiempo- pervive en la clandestinidad secreta de los grandes grupos de poder económico tanto nacional como global. A nivel global, todavía poseen influencia en la toma de decisiones en el destino del llamado Tercer Mundo y del resto del orbe. Lo trágico, absurdo y herético es que un sector del cristianismo ultraconservador se ha hecho cómplice de esta corriente pseudo religiosa-filosófica. El pensamiento maniqueo de la jerarquía eclesiástica se enajenó en una lucha eterna entre Ángeles y Demonios, ignorando las consecuencias que hoy mismo estamos padeciendo: desigualdad, injusticias, calentamiento global, migraciones forzosas, guerras regionales y pandemia mundial, entre otras.

Evidencias del maniqueísmo ético en la política chilena.

¿Cuál es la evidencia de la ética maniquea presente en el contexto sociopolítico chileno actual? Son varias: la primera, es que propaga un dualismo clásico entre el “bien” y el “mal” (luz v/s oscuridad) como dos principios distintos y separados. Segundo, la ética maniquea separa entre los considerados “pueblo” y los considerados “selectos”, fomentando un apartheid de clase con fuertes rasgos de paternalismo falaz, racismo y discriminación sutil. Los selectos se atribuyen con arrogancia y autosuficiencia ciertas características de “salvadores”, de “redentores”, por tanto, se reservan ciertos privilegios y derechos para su elite social. Tercero, la ética maniquea lucha ferozmente contra las fuerzas que representen el mal y de todo lo que signifique desorden o caos al status quo establecido por ley, sin importar consecuencias posteriores. La ética maniquea es intelectualista, dualista, parcial, utilitarista y actúa sin reparo de acuerdo al bien superior que pretende defender. La cuarta, difunde una doctrina gnóstica-ideológica que fomenta el sectarismo y mitos nacionalistas para crear conciencia de patria para lo que ellos consideran el pueblo.

Enumero solo tres ejemplos empíricos de la ética maniquea en la política oficialista chilena (y de algunos de sus aliados):

-El pensamiento maniqueo admite que está en lado bueno y correcto de la vida -y los demás- en el malo e incorrecto. Por tanto, difícilmente reconocerá errores, equivocaciones y delitos, ya que asume que la lucha por el bien superior justifica cualquier medio, por tanto, difícilmente habrá un diálogo verdadero, abierto y sincero, ya que se considera en un status superior y de dominación. La célebre frase “Estamos en guerra contra un enemigo poderoso, implacable…” (S. Piñera, octubre 2019), sin duda alguna, fue una estrategia falaz para justificar el aparato represivo posterior. Pero esas actitudes expresaron, por una parte, la máxima degradación moral de la clase política oficialista de Chile, y por otra, la de un claro y explícito discurso ético maniqueo.

-El pensamiento maniqueo no está en la capacidad entender lo que el pueblo trata de comunicarle en sus demandas en las calles: los conceptos de “masa”, “plebeyos”, “patipelaos”, “lumpen”, “populacho” y otros tantos sinónimos, señalan un lenguaje dual y clasista que obstruyen una auténtica comunicación entre partes; el criminalizar, satanizar, demonizar las protestas y resistencias legítimas del pueblo chileno es parte de esta doctrina ética maniquea.

-Una última evidencia: luego del triunfo del 25 de octubre, el grupo selecto de autosuficientes, iluminados, ilustrados y salvadores, se autoconvocan alegremente para presentarse a las candidaturas de la Convención Constituyente, ignorando el respeto y derecho que se merece el pueblo chileno –ganado en las calles y lugares públicos- en construir su propio futuro, a través de una auténtica Asamblea Constituyente, que de antemano fue vilmente negada por una arbitraria ley 21.200. El pensamiento maniqueo de los políticos oficialistas manipulan dualmente para sí, el lema: “por la razón o la fuerza”.

El Buen Vivir como práctica filosófica, social, política y económica.

En los últimos decenios los movimientos indigenistas de centro y sur de américa están elaborando nuevos paradigmas filosóficos, políticos y éticos –desde su identidad, la interculturalidad y de la riqueza histórica de sus naciones y pueblos ancestrales- hoy tan ignorados por el actual sistema capitalista neoliberal maniqueo.

Uno de los caminos para revertir la ética maniquea, es posicionar el pensamiento integral y holístico del llamado BUEN VIVIR, Kume Monge (Mapuche), Suma Qamaña (Aymara), Sumak Kawsay (Quechua), también compartidos con otros pueblos de igual significación ancestral, tales como el Rapa Nui, Diaguita, Atacameño, Kolla, Yagán, Chango y Kawésqar.

En este nuevo ciclo histórico, ya no son suficiente los discursos hegemónicos y binarios en forma de dia-logos (entre dos), más bien, existe una fuerte tendencia de propagar y construir los poli-logos (entre varios). El nuevo paradigma del Buen Vivir se inscribe en esta última línea y se presenta como una propuesta válida, legítima y de gran significado para salvaguardar la vida humana, las comunidades, la naturaleza –Ñuke Mapu, Pachamama– planteando una vida en sociedad con valores universalmente aceptados como la reciprocidad, la cooperativa, la solidaridad, la espiritualidad, la política, la economía, el bien común, entre otros.

Finalmente, reconstruir el alma de Chile significa potenciar cada territorio desde su verdadera y dinámica riqueza humana: su gente trabajadora de tierra, mar y aire, de su gran diversidad étnica, de los aportes de género, de sus nuevas y rebeldes generaciones. Por ello, en el contexto de la crisis sociopolítica actual, es la gran oportunidad de construir y comunicar que “Otro Chile pluricultural y popular está siendo posible”!!!

Mail de contacto: wallmapu.buenvivir@gmail.com

(*) Es miembro activo del colectivo político mapuche por el Buen Vivir de Chile.

 

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