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Siendo pequeños o militantes comprometidos,  cuatro personajes de nuestra vida iquiqueña, comparten su relato sobre cómo vivieron el 11 de septiembre de 1973. Todos... Cuatro personajes  de Iquique comparten su relato del golpe y mantienen vivos sus ideales

Siendo pequeños o militantes comprometidos,  cuatro personajes de nuestra vida iquiqueña, comparten su relato sobre cómo vivieron el 11 de septiembre de 1973. Todos mantienen vigentes sus ideales y se sienten comprometidos también con el estallido social, que evidencia aún y con más fuerza, que aquellas demandas del pasado, siguen vigente aun.

También adhieren a la figura del Presidente Salvador Allende, su gestión interrumpida por el golpe de Estado y lo que es su ideario y legado.

Concuerda que el estallido social recoge mucha de las demandas ciudadanas que fueron incorporadas en el gobierno popular.

 

Leonel Reyes Fernández: “Aquel día vimos muy triste a mi padre, como presintiendo días tormentosos para la familia”

Leonel Reyes siendo un niño, unos años antes del golpe de Estado en Chile.

«Tenía por entonces, 11 años. Estábamos en el patio de mi casa, -ubicada en la población O’Higgins, Iquique- junto a mis dos hermanos jugando y mi padre estaba arreglando su bicicleta”.

Así se ubica Leonel Reyes Fernández, exseminarista iquiqueño y Licenciado en Ciencias Religiosas, aquel 11 de septiembre de 1973, cuando aún era un niño de 9 años. “Por la radio, escuchamos que el Palacio de la Moneda estaba siendo bombardeada. Nosotros, sorprendidos y sin saber mucho de lo que sucedía, solo vimos muy triste a mi padre, como presintiendo días tormentosos para la familia…»

Leonel Reyes, hoy vive en el país Vasco, en España. Y desde allá nos comparte sus recuerdos y su emoción. También sus convicciones.

«Días después, por la calle Colo Colo pasaban tanquetas ruidosas y de vez, en cuando, disparos de metralla. Recuerdo claramente que un grupo de soldados, guiados por un oficial, entraron a nuestra casa para realizar un allanamiento”, señala, graficando uno de los momentos más tensos, vivido dentro de su hogar.

El oficial a mando de los militares que ingresaron a su hogar “se acercó a la cocina -donde mi madre preparaba un humilde almuerzo- y levanto la tapa de la olla. El oficial olió y puso una cara de desagrado que nunca olvidaré. Toda mi familia permaneció en un mudo y temeroso silencio… luego, de unos minutos, se marcharon sin hallar nada…»

Señala hoy que los ideales que le inculcó su padre, como un trabajador del salitre en Coya Sur, Antofagasta, mantiene con fuerza. Hoy, aunque es una persona de una increíble sencillez, es un intelectual que surge del pueblo, con una increíble solidez y sabiduría.  Leonel, es columnista de Edición Cero y analiza permanentemente nuestra realidad regional y nacional.

 Julio Cámara: Recuerdos de un pasado muy presente

Julio Cámara: «El golpe militar cambió drásticamente nuestras vidas, y la de toda una generación de jóvenes».

Julio Cámara Cortés, actual consejero de la Seremi de las Culturas en Tarapacá, era un militante de izquierda, activo para el 11 de septiembre de 1973. Razón por la cual después del golpe fue apresado en Arica, donde residía, permaneciendo tres años encarcelado… injustamente. Recuperada la libertad viaja a Santiago donde es secuestrado junto a un hermano, siendo víctimas ambos, de duros vejámenes.

 Hoy, pese a que ya han transcurrido 47 años desde lo que recuerda como “el cruento derrocamiento del gobierno de la Unidad Popular que encabezó Salvador Allende, la fecha continúa muy presente en la memoria de un vasto sector de la ciudadanía que vivió y sufrió de cerca los dramáticos momentos ocurridos ese aciago día”.

Así lo vivió él en su condición de dirigente político y sindical de la Central Única de Trabajadores (CUT).

“Como le he reconocido en otras ocasiones, el golpe militar cambió drásticamente nuestras vidas, y la de toda una generación de jóvenes que actuábamos con mucha mística y generosidad, inspirados en el idealismo de pretender la construcción de una sociedad más justa y solidaria, así como también nuestra manera de entender y percibir el ejercicio de la política”.

Sin embargo, reflexiona Cámara “los años que siguieron a la instalación a sangre y fuego de la dictadura cívico-militar, caracterizadas por represión, tragedia y dolores, abrieron heridas que han marcado también a nuevas generaciones que, a casi medio siglo de ocurrido el golpe de estado de las FF.AA. con la complicidad de civiles”.

Esas nuevas generaciones, pese a los 47 años del golpe “reviven y levantan con fuerza y decisión, las reivindicaciones de justicia social y dignidad que en su tiempo encarnó la figura de Allende, cuyo ejemplo de lucha y generosidad inspira e impulsa los anhelos de cambio que hoy agitan y movilizan a la mayoría de los chilenos. En su memoria, las grandes alamedas se abren nuevamente”.

Alfonso Schiller: “Estaba en Santiago junto a mi familia, choqueado, por el golpe. Sentí balazos y pasar helicópteros”.

Alfonso Schiller, hombre de convicciones que se mantiene vigente hasta hoy.

Alfonso Schiller Casanga es una personalidad reconocida por su lucha contra la dictadura y hoy, aunque no realiza una vida política pública, se mantiene vigente en ámbitos más privados y de influencia en la coyuntura regional.

Para septiembre de 1973, Alfonso trabajaba como Supervisor en Cobrechuqui

Trabajaba como supervisor en Cobrechuqui. Auqel 11 de septiembre tenía unos días de descanso, así que estaba pasando unos días en Santiago, junto a su familia.

“Muy tempranos, fue el ruido de un helicóptero que volaba cerca de la Universidad técnica lo que me indicó que algo no estaba bien. De inmediato prendí la radio y escuché las noticias. Fue impactante. Nunca olvidaré ese momento”, señala Alfonso, hoy, tranquilo, pero siempre conectado a ese momento histórico de Chile y todo lo que vino después, con la dictadura.

Era militante del Mapu, así que al enterarse del golpe de Estado por la radio, y muy choqueado “llamé a un compañero del partido que me indicó que permaneciera donde estaba”.

Así estaba junto su familia, choqueado, impactado, cuando empezaron a sonar balazos no muy lejos de donde se encontraban. La tensión cundió y Alfonso pensaba cómo serían los días que vendrán.

De aquel día, también recuerda que su pequeño hijo en ese entonces “Alfonsito, corría a esconderse bajo la cama al escuchar el helicóptero. El miedo se hacía presente y duro 17 años.”

Alfonso vuelve a Iquique y trabaja en un negocio familiar. Luchó contra la dictadura y lideró diversas instancias políticas. Hoy ve con una gran tristeza, que las demandas del pueblo siguen presente, aún en democracia, como se ha evidenciado durante el estallido social. “La lucha continúa”, concluye.

Waldo Aguilar Figueroa: “Cuando crecí comprendí que carabineros y militares no eran las victimas sino los criminales”

Waldo Aguilar, sociólogo de profesión, es una voz reconocida gracias a su gestión en la Coordinadora No Más AFP. Hoy, recuerda cómo, desde su niñez, vivió el 11 de septiembre, en 1973.

En efecto, señala que esa es “una fecha significativa en mi niñez.  Yo crecí en algarrobo y una de las principales avenidas llevaba esa fecha como nombre”. También recuerda que “la moneda de 10 pesos tenía un ángel rompiendo unas cadenas con la misma fecha”.

Por los años 1986- 1988, con 6 u 8 años Waldo advertía que era un día muy importante, aunque sin tener la comprensión necesaria. “En mi niñez no entendía por qué esos “terroristas” de la televisión encendían fuego y agredían a carabineros antes de fiestas patrias. Cuando vine a saber que carabineros y militares no eran las victimas sino los criminales que a partir de esa fecha mataron, desaparecieron y torturaron a miles de personas (la mayoría jóvenes menores de 24 años), ya era un adolescente”.

Entonces, el 11 de septiembre, por ejemplo, “me recuerda, no sé por qué, los desfiles en algarrobo y mi niñez, orgulloso de pertenecer a la banda de guerra del colegio que rendía pleitesía una vez al año a la alcaldesa designada por la dictadura de Pinochet. Me siento engañado por el sistema educativo, que me enseñó a honrar a criminales y rechazar al pueblo que se defiende.

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