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Con una participación directa de 100 ciudadanos/as, vinculados/as a coordinadoras de organizaciones y asambleas de todas las regiones del país, y superando las 1.500... Organizaciones sociales de todo Chile inician Asamblea Constituyente Nacional para elaborar una nueva Constitución

Con una participación directa de 100 ciudadanos/as, vinculados/as a coordinadoras de organizaciones y asambleas de todas las regiones del país, y superando las 1.500 personas a través de las redes sociales y streaming, se realizó  un Encuentro Nacional por la Asamblea Constituyente en línea que denunció a los partidos políticos, por intentar usurpar el poder constituyente originario, que reside en el pueblo, a través del denominado Acuerdo por La Paz, firmado el 15 de noviembre por los partidos entrelazados con los intereses de los grupos económicos financieros y especulativos.

Explicaron, que a través de la ley 21.200, elaborada según las normas de la constitución Pinochetista, buscan engañar a los chilenos y chilenas, confundiendo la opción Convención Constitucional del próximo plebiscito con la de una Asamblea Constituyente legítima y soberana.

Representantes de más de 50 asambleas y coordinaciones de organizaciones y movimientos sociales, desde Arica hasta Aysén, declararon el inicio de una Asamblea Constituyente Nacional Ciudadana para elaborar la nueva Constitución de Chile y modelo de desarrollo contrapuesto al sistema neoliberal, creando un contrato social con el planeta, con nuestros semejantes y con la vida en general. Esta que podría ser la primera dentro del proceso constituyente desde el 18 de
octubre de 2019.

Tras 5 horas de un debate virtual que incluyó transmisión en directo a diversas plataformas en Internet, los y las asambleístas comenzaron esta etapa reivindicando la soberanía popular, el poder constituyente originario y la democracia participativa directa y deliberativa. A través de las redes sociales, la participación superó las 1.500
personas, quienes denunciaron a los partidos políticos por intentar usurpar el poder constituyente originario, que reside en el pueblo, a través del denominado Acuerdo por La Paz.

Además, esta legislación que incluye el actual plebiscito (ley 21.200) que es una modificación de la actual constitución, impide modificar tratados internacionales que mantienen a nuestra economía sometida al  control de empresas transnacionales y limitan nuestra soberanía, con lo cual el modelo neoliberal globalizado quedaría intacto, sin poder recuperar nuestros recursos naturales o terminar con el sistema de AFP, por ejemplo.

Los/as participantes decidieron construir una metodología para desarrollar asambleas constituyentes territoriales para que el pueblo delibere y escriba la nueva Constitución para Chile, demandada durante la rebelión de octubre. La totalidad de éstas/os manifestaron que la Asamblea Constituyente solo puede ser regulada por las ciudadanas y los ciudadanos directamente y no limitada ni intervenida por partidos políticos, Congreso o por el gobierno de turno, que solo son poderes constituidos y en ningún caso poder constituyente. Solo el pueblo puede decidir qué tipo de mecanismo se usará para redactar una nueva Constitución, sus reglas de funcionamiento y, en especial, el contenido del texto que se someterá a plebiscito.

Para los/as participantes, la Convención Constitucional no es más que una trampa para impedir una verdadera Constituyente, desactivar la movilización social y revalidar a los partidos políticos y a las instituciones del Estado cuyo prestigio ciudadano ni siquiera alcanza los  dos dígitos, siendo éstos parte del problema y no de la solución. Solo una Asamblea Constituyente originaria podrá enfrentar las injusticias presentes en el actual ordenamiento jurídico del país, que lleva 40 años resguardando los abusos y privilegios de los grandes poderes económicos sobre los derechos ciudadanos, fue una de las conclusiones más enfáticas del Encuentro Nacional.

Los asistentes declararon sentirse constituyentes y se asumieron en esta calidad ciudadana.

El evento concluyó con aplausos y el grito de las calles durante el estallido social, esta vez detrás de las pantallas desplegando los rostros visiblemente cansados y satisfechos de las y los asambleístas.

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