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Estuvo un año confinado en Pisagua, padeciendo todo tipo de torturas. 46 años después gracias a presentación de abogados Caucoto y Ugás, Corte Suprema... Expreso político Pedro Segundo Aguilera: “Me condenaron en Consejo de Guerra por delitos que nunca existieron”

Estuvo un año confinado en Pisagua, padeciendo todo tipo de torturas. 46 años después gracias a presentación de abogados Caucoto y Ugás, Corte Suprema invalida acusaciones en su contra

Anyelina Rojas Valdés.- Tras conocer que los cargos en su contra por Consejo de Guerra de Pisagua fueran anulados, el expreso político Pedro Segundo Aguilera Sanquea, quien permaneció un año en el Campamento de Prisioneros, expresó su gratificación con el fallo, que tardó demasiado en llegar para demostrar su inocencia. «¿Quién se hace cargo de todo lo que padecimos y de lo que significó nuestra vida para adelante», se pregunta.

Sin embargo, pese a todo, los apremios y las torturas; el confinamiento extremo y estar lejos de sus familiares, rescata la tremenda amistad que surgió entre los barrotes, con sus otros compañeros que pasaron por el Campo de Prisioneros Políticos de Pisagua. «Me terminé de formar allá, junto a mis compañeros a los que aprecio hasta hoy, y eso para mí tiene un tremendo valor», señala emocionado.

Al pasar tantos y tantos años, -toda una vida-, señala-, mira todo es retrospectiva y está claro que lo que ocurrió debe conocerse y difundirse en la comunidad y las nuevas generaciones, «para que nunca más vuelva a ocurrir».  Por eso, agradece y destaca «la buena gestión y profesionalismo en esta y muchas otras causas de derechos humanos, de los Abogados Nelson Caucoto y Francisco Ugás. Gracias a ellos y a su insistencia, mi nombre y el de los compañeros Luis Caucoto Ortega y Alberto Viveros Madariaga, -ya fallecido-, que también iban en la causa, hemos recuperado nuestra honorabilidad pública».

Pedro Aguilera, de 66 años hoy y 20 cuando estuvo confinado en Pisagua, quiso compartir públicamente su historia. Hoy está casado, con dos hijas y dos nietas, es decir, pese a todo el dolor logró rearmar su vida, en gran medida, por el empuje que tienen los hombres de la pampa. El nació en la Oficina Salitrera Victoria.

TRAYECTORIA

 A los 14 años, siendo un pre adolescente Pedro ingresa a la Juventudes Socialista. Desde esa plataforma, recuerda que participa activamente en la Campaña Presidencial de Salvador Allende, trabajando por su programa y después por el gobierno socialista.

Egresa de la enseñanza media desde el Liceo de Hombres de Iquique y continuó sus estudios superiores en la Universidad del Norte de Arica, ciudad en la que siguió vinculado a las actividades políticas. Eso, hasta el 11 de septiembre de 1973, cuando se destruye la democracia mediante el golpe de estado.

Tras el 11 de septiembre, decidió reportarse con su familia en la Salitrera Victoria,-donde nació y se crió-, siendo detenido en el Fuerte Baquedano, mientras se trasladaba en bus a su destino.  Ignoraba Pedro que su nombre estaba en la lista de las personas que eran buscadas por la dictadura, por haberse manifestado en contra del golpe de estado. “Yo lo ignoraba, pero mi nombre estaba en los bandos militares, incluso publicados en los diarios de esa época. Y para colmo, un amigo que me pasó una cajetilla también se fue preso porque lo vincularon conmigo”, recuerda hoy.

“Desde el momento en que fui detenido, de inmediato comenzaron los malos tratos. Y en esas condiciones me trasladan a Huara y luego al Regimiento Telecomunicaciones, donde estuve unos 15 días con interrogaciones bajo tortura por la SIM, que era el Servicio de Inteligencia Militar”.  Entre sus torturadores, ubica en los hechos a “Miguel Aguirre, Collao, Blas Barraza, entre otros que por estar con la vista vendada no reconocí en ese momento”.

En el sector del Polígono del Regimiento Telecomunicaciones, “reconocí los cuerpos tirados agonizante por tortura de los compañeros Miller y Marín”, recuerda aún hoy, con un nudo en la garganta.  Recordemos que Jorge Marín y William Millar, militantes socialistas, fueron brutalmente torturados y trasladados moribundos al Cementerio N° 3, donde se hizo un montaje de enfrentamiento entre “terroristas” y los militares”.  No sólo resultaron fallecidos, también el soldado conscripto Pedro Prado Ortiz, que murió por el impacto de balas que habrían salido de los piquetes de militares.

Junto con ese doloroso recuerdo que le acompaña hasta hoy, relata que también vio en el Regimiento Telecomunicaciones, a sus compañeras que constituían el Comité Regional del P.S. y que casi en su totalidad, fueron asesinados en Pisagua, también mediante consejos de guerra que fueron anulados.

“Los primeros días de octubre fui  trasladado junto a otros compañeros, en un camión militar y escoltado al Campamento Militar de Prisioneros de Guerra de Pisagua, comandado por el fallecido Comandante Larraín”, recuerda. Y añade que apenas llegó fue sometido a tortura física y psicológica, mediante “aporreo, golpes de pie y puños, culatazos; también disparos de amedrentamiento, donde algunos compañeros fueron heridos a balas como el hermano del diputado comunista de apellido Carvajal, que le atravesaron la pierna con una bala”.

Instalados en la cárcel de Pisagua, fueron hacinados en las celdas que habitan entre 40 a 50 presos políticos. “Estábamos apretados como sardinas en esas celdas. Además había otros 15 compañeros en las catacumbas o lugar de aislamiento. La alimentación consistía en una comida de poroto al día; luego venían los interrogatorios por efectivos de la SIM, mientras teníamos que estar con la vista vendada y desplazarnos desde la cárcel al cuartel de Carabineros del pueblo,  en fila india tomándonos el hombro. Nos dejaban apoyado a la pared sin movernos”.

Es increíble que el fallo que liberó de culpas a Pedro Aguilera, si bien, le trajo alegría, lo llevó a los recuerdos del pasado, como los descritos. Vuelve a rememora situaciones como las sesiones de torturas, que les practicaban siempre con la vista vendada. “Recibí muchos golpes ahí. También lumazos, corriente en los genitales. Había simulaciones de fusilamiento… eso era algo muy fuerte”. Piensa también en 6 de sus compañeros de cautiverio, asesinados porque les aplicaron la falsa ley de fuga.

No para en enumerar los horrores que vivió en Pisagua. “Nos arrojaban en tambores cerro abajo y nos sometían a trabajos forzados. Teníamos que mover fierros y cañerías pesadas en la cancha de una pesquera paralizada”

Recuerda que en los Consejos de Guerra se condenó a fusilamiento -asesinatos para él-, a varios compañeros, situación que puso muy difícil el ambiente. También viene a su mente cuando  los militares les hicieron construir un campo de prisioneros de guerra, al final del pueblo (hoy no existe y casi no quedan vestigios). “Nos hicieron trabajar al más puro estilo Nasi, construyendo estos galpones, instalación de alambres de púas y torres de vigilancia. Esto fue registrado por la televisión alemana, que burló el cerco informativo de la dictadura, realizando un documental ampliamente difundido causando que el mundo entero se horrorizara de lo que pasaba en el viejo puerto transformado en campo de prisioneros políticos.

Siente Pedro Aguilera, que la historia no debe olvidar los nombres de los torturadores, identifican “a los Oficiales que destacaron por su desquiciamiento, maldad, y torturas aplicadas. Para mí son asesinos, como García, Herrera (Bocaccio), Abarzúa, Contador, Smith y otros, quienes luego de Pisagua pasaron a integrar altos cargos en la DINA y como escolta del dictado. Lamentablemente algunos aún no han sido procesados y caminan libremente por las calles como cualquier ciudadano. Peor aún, subvencionados con buenas pensiones pagadas por todos los chilenos”.

La pesadilla que Pedro vivió en Pisagua, terminó luego de ser condenado a un año de presidio por Consejo de Guerra realizado en el viejo puerto,  el 06 Septiembre de 1974, en causa rol Nº 4, de 1974, supuestamente por formar grupos paramilitares, entre otros cargos.

“La impotencia tremenda es que todo lo que vivimos nos marcó profundamente a todos. Nos acusan de delitos y después de 47 años la Corte Suprema dice que esas acusaciones no son válidas. Entonces, siempre fuimos inocentes, pero nada cambia lo vivido ni lo que pasó después con nuestras vidas. Me alegra que se reconozca que todo fue mentira y que se haya aprobado satisfactoriamente la completa inocencia, gracias a los Abogados Nelson Caucoto  y Francisco Ugás”.

ARCHIVO TESTIMONIAL

En el 2018 la Corporación de Derechos Humanos y Sitios de la Memoria de Tarapacá, realizó un archivo testimonial, que recoge los testimonios de 40 expresos y expresas políticas que pasaron por Pisagua. Pedro Segundo Aguilera, fue uno de los testimoniantes.  La entrevista se realizó bajo la modalidad de no intervención del entrevistador y en dependencias de sus propios hogares, respetando el ritmo que le dé al relato.

Un extracto de ese testimonio, fue realizado por Edición Cero, el cual compartimos:

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