Tengo la imagen de don Hugo Bolivar vívida, prístina, como si fuera ayer que conversamos sobre temas de educación y, sin embargo, posiblemente ha pasado no menos de una década. A veces conocemos a personas que son a la vez personajes, aunque transmitan una profunda humildad.
Hugo Bolivar es de los iquiqueños ilustres que están más allá de las diferencias ideológicas o sociales. Es de aquellos prohombres que han dejado su nombre inscrito en la pátina cultural de nuestra región.
Creo que no es posible pensar la educación en Tarapacá -en ese transcurso desde la segunda mitad del siglo veinte y el amanecer del presente siglo- sin mencionarlo. Su lucha gremial a favor de los profesores fue épica. Me enorgullece haberlo conocido.
Don Hugo ha partido y con él su mirada amable y su palabra justa. Mis condolencias a su familia y amigos.