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Como una mirada incidental al tema de “La Danza entre el Bien y el Mal”, califica el reportero gráfico profesional, Arturo Morales, la muestra... Fotógrafo registra la perfecta simbiosis entre el bien y el mal, a través de la danza, durante la festividad religiosa popular de La Tirana

Como una mirada incidental al tema de “La Danza entre el Bien y el Mal”, califica el reportero gráfico profesional, Arturo Morales, la muestra en la que expone fotografías captadas por él, que registran la expresión de la fe popular a la Virgen del Carmen de La Tirana, durante las festividades del 16 de julio. En una simbiosis perfecta, aparecen simbólicamente las expresiones del bien y el mal; no como algo contrapuesto, sino que, como una manifestación del sincretismo, donde lo celestial y lo terrenal; lo negativo y lo positivo, se conjugan.

La muestra permanecerá abierta hasta septiembre próximo, en el Centro de Artes Escénicas de Pozo Almonte, gracias al apoyo que dio la Municipalidad de esa comuna y el alcalde Richard Godoy, al artista. También contó con el respaldo de Minera Collahuasi.

Se trata de una selección de 13 fotografías, que se exponen, con texto explicativo de la periodista Marcela Mondaca Vera.

DE FE Y DEMONIOS

Las imágenes captan, precisamente, cómo se produce este fenómeno “de fe popular que se manifiesta respecto a demonios propios o ajenos y entre esa lucha, se refleja en la alegoría de esta performance de fe entre demonios y el ser humano más importante de la esfera celeste en la cosmovisión nortina”, explica el artista.

Las imágenes, llenas de color y que además logran traspasar movimientos, emociones y el contexto de la festividad, fueron captadas por el profesional, durante varias festividades en La Tirana, adentrándose en lo que va más allá de lo que registra el lente de su cámara. En ese contexto le parece que es muy potente esa imagen “que se produce al ver demonios honrando a la Chinita”.

Para Arturo Morales, que siempre se ha sentido cautivado por esta dualidad entre el bien y el mal, como manifestación popular de la fe, “la tradición y la espiritualidad siempre han encontrado alegorías y símbolos para expresar la conexión entre lo personal, y el lugar que se ocupa como individuo dentro del colectivo”.  Así lo señaló durante la ceremonia

De ahí, entonces “que paralelo a las instituciones oficiales que regulan como Iglesia y Estado, surgen las cofradías religiosas, organizaciones sociales de carácter popular que expresan su devoción religiosa mediante la música y la danza en honor a su deidad y en este particular nos referimos a «La Chinita del Tamarugal», la Virgen de La Tirana, La Carmelita”.

El mismo autor se pregunta, “¿pero ¿cómo puede una fotografía abstraerse de este conflicto entre el bien y el mal, cuando al llegar a La Tirana te encuentras con una multitud que tiene preferencias por espetar a demonios que en coordinación perfecta de sus coreografías y al ritmo de tambores, cajas y trompetas se reúnen para rendir sacrificado tributo y devoción a una Mujer Santa?”.

Y añade: “En el relato ella es la Madre de Dios hijo, la que intercede ante el Creador, la virgen que dio a luz al Niño Dios, quizás el ser humano más importante del espectro celestial, única capaz de entender nuestra bipolaridad y la compleja existencia de la gente sencilla de nuestras poblaciones.  Y los Diablos, son los demonios ancestrales y privados que llevamos dentro y expresamos muchas veces con nuestras acciones, son parte del sincretismo místico de los habitantes del desierto más extremo del planeta”.

 

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