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Ernesto Lo Carrasco/ Sociólogo En pleno siglo XXI  el  cono sur  del continente sudamericano  sigue empantanado por los resabios de los conflictos territoriales del... Geopolítica, estrategias electorales internas e Integración

Ernesto Lo Carrasco/ Sociólogo

En pleno siglo XXI  el  cono sur  del continente sudamericano  sigue empantanado por los resabios de los conflictos territoriales del siglo XIX. Esto, no ha permitido llegar a un acuerdo de integración real que permita a Chile y Perú convertirse en plataforma de servicios logísticos en el Océano Pacífico y poner a disposición de Bolivia, Paraguay, Brasil y Argentina, un gran frente portuario que acerque su producción a los mercados mundiales; en especial a los países que componen el Asía-Pacífico y en particular a la República Popular China,  hoy el principal consumidor de sus productos.

En días recientes (3/09/2018) los Presidentes de Perú y Bolivia han firmado un acuerdo mediante el cual Perú se compromete a construir un “Megapuerto” en Ilo al servicio no sólo de Bolivia, también de Brasil y Paraguay. De igual modo, concuerdan en construir un “Ferrocarril Bioceánico” desde el puerto de Ilo en Perú, hasta el puerto de Santos en Brasil. Además, de ofertar a Bolivia un 30% de descuento en las tarifas portuaria del puerto peruano.

Esto es ampliamente difundido en Bolivia, transversalmente aceptado por los bolivianos, y es un triunfo político para Evo Morales, quien con baja popularidad, pretende convertirse por quinta vez en Presidente de la República. Esto, a pesar que  la Constitución de dicho país limita el período de reelecciones y que el tema de modificar la Carta fundamental para permitirlo fue desahuciado en un plebiscito. Morales pretende saltarse la Constitución amparado en un fallo del Tribunal Constitucional – designado por él mismo –  que insólitamente señala que restringir el derecho a ser reelecto es una “violación a los derechos humanos”. Tales restricciones están en la mayoría de las repúblicas democráticas del mundo, sin que organismo alguno, haya señalado que constituyan violaciones a los derechos de las personas.

Este acuerdo ocurre también en el contexto en el cual la “Corte Internacional de Justica” o “Corte de la Haya”,  está próxima a fallar la demanda de Bolivia en contra de Chile, para  hacer “cumplir” a éste último,  la eventual “obligación” de negociar una salida soberana al mar. El argumento de fondo de Bolivia,  es que tal falta de acceso soberano al mar ha sido un factor generador de pobreza que no permite su pleno desarrollo y que Chile ha jugado en múltiples ocasiones con las negociaciones,  sin la real intención de resolver la petición boliviana. Su estrategia jurídica es conmover a los jueces, que ya sabemos no “fallan en derecho”, como veremos más adelante.

Pero ocurre, que a un mes del fallo de La Haya, el propio Evo Morales, desarma su principal argumento. Esto dado que Perú le construirá un “Megapuerto en Ilo”, que no sólo servirá a Bolivia con trato preferencial, sino también  para que Brasil y Paraguay saquen su producción por el Pacífico; esto,  con significativo ahorro de tiempo, distancias y  costos, en relación a la actual alternativa por el Océano Atlántico.  No sólo eso, además adhiere a la construcción de un ferrocarril rápido que conecte dicho megapuerto con el  puerto de Santos en Brasil.

Es decir, el “problema de mediterraneidad” que alega Bolivia en la Corte Internacional  – la falta de acceso al mar que provoca el impedimento pleno de su comercio internacional –  queda resuelto  y con creces. Todo, a un mes del fallo.

Por otra parte, tenemos la magistral la jugada de Torre Tagle,  al  buscar que Bolivia pierda la demanda, porque de ganarla, comenzaría a darse la  posibilidad de negociar una salida soberana al mar a Bolivia  por parte de Chile,  la cual no puede ser por otro lado que el área ubicada al norte de Arica. Esto es,  en la frontera con Perú y en territorios que eran peruanos y que, de acuerdo con el tratado de 1929, obliga a Chile en caso de “ceder parte a un tercero”, a pedir el consentimiento a Perú. Aquí surge, el hecho de que Perú nunca ha aceptado esta alternativa, la cual ha sido propuesta varias veces,  y Perú ha buscado sofisticados argumentos  para decir que no, sin tener que manifestarlo expresamente.

Aquí lo curioso del caso: La ingenuidad de Evo Morales y que ¿haya mordido una vez más el anzuelo? Al parecer su interés para ser reelecto supera todo límite.

Jugada peruana

Él, más que nadie, sabe cómo juega Perú al abordar el tema en cuestión. Porque cuando estaban las tratativas en pleno auge, durante el primer Gobierno de Bachelet, para resolver el problema de cualidad marítima de Bolivia, en la denominada “Agenda de los 13 puntos”, Perú, -bajo el Gobierno de  Alán García- interpuso una “insospechada” demanda en Contra de Chile para resolver el límite marítimo entre ambos países.

Esa demanda  buscaba  hacer valer un acuerdo internacional, que proyectaba una línea perpendicular bajo la frontera terrestre con Chile (que hasta ese entonces era paralela). Eso en la forma; en el fondo, Arica quedaba sin acceso a Mar soberano; y por lo tanto, la posible cesión de una eventual franja soberana al Norte de Arica para Bolivia, quedaba también sin acceso a mar soberano. Jugada magistral de Torre Tagle, ante la cual Evo Morales desató su furia e ira, insultando al entonces Presidente peruano Alán García, incluso con epítetos hacia su forma física, sobrepasando la línea de la diplomacia y el trato internacional, pocas veces antes vista.

Él entendía que era  una forma rebuscada de decirle no a Bolivia y a Chile. No se permitió negociar una salida por ese territorio y lo hizo litigioso en cuanto a quién pertenece el mar soberano de dicha zona; y  lo mantiene latente ahora con la interpretación del triángulo terrestre.

A renglón seguido, retoma  “Boliviamar”, mediante el cual ya en el año 1992,  Perú  le entrega a Bolivia un comodato de 163,5 hectáreas en el Puerto de Ilo para que dicho país instale una Zona Franca Industrial, otras 200 Hectáreas con playas para una Zona Franca Turística y Chile, a su vez, le entregaría facilidades para el uso del Puerto de Arica. Nunca se hizo nada al respecto.

Pero en 2010, una vez terminadas las tratativas con Chile, y Perú con su demanda marítima con nuestro país en La Haya, retoman un acuerdo mediante el cual se permitiría,  además de la Zona Franca Industrial y Turística, que Bolivia construya su Megapuerto y también, instale una base naval. Con esto, Bolivia dejó de expresarse en contra de Perú en su litigio con Chile. Y – al igual que ahora – a un mes del fallo, la comisión mixta del Congreso Peruano (2013) aprueba el nuevo acuerdo, con reparos sustanciales, donde la base naval se transforma en una sede de la Escuela de la Marina Mercante Boliviana, y  deja en el limbo la construcción de un puerto.

Todo a sabiendas que la mayoría Fujimorista en ambas cámaras legislativas de Perú no estaban de acuerdo en lo referente al emplazamiento de una base naval y lo de la construcción de un puerto que fuera operado por Bolivia. Pero, logró su objetivo de neutralizar a Bolivia,  incluso en contra de sus propios intereses. De hecho en el reciente acuerdo Perú señala que va a construir un nuevo puerto en Ilo en el cual dará facilidades para su uso a Bolivia y otros países.

Y Vino el fallo. El cual animó a Bolivia para rebuscar una fórmula de llevar a Chile a la Corte Internacional de la Haya. Tardó en encontrar el argumento, porque dicha Corte no puede pronunciarse sobre tratados anteriores a su creación (1948), ni tratados  plenamente vigentes como es el caso del tratado que data de 1904, entre Chile y Bolivia, y que su vigencia no se cuestiona.

Pero el Fallo de la Corte de la Haya fue hecho ex profeso para que en un futuro Chile pueda concederle una salida soberana al mar por el norte de Arica; por cuanto partir Chile en dos es impensable. El fallo de la Corte de la Haya para definir la frontera marítima de Chile y Perú, es un traje a la medida, para una futura solución a Bolivia. Delimita la paralela en 80 millas y a partir de allí prolonga una línea perpendicular.

Chile perdió territorio marítimo soberano y quedó alerta sobre el carácter de los fallos de dicha corte.

 

Perú ganó territorio marítimo soberano; pero, observó como también queda abierta una puerta para que Chile, en un futuro pueda solicitarle autorización para conceder una franja territorial con acceso a mar soberano para Bolivia. Por ello dejó planteado un futuro “conflicto de soberanía”, en dicha zona de la frontera terrestre, que seguramente, active apenas se observen nuevos visos de negociación entre Chile y Bolivia. Por lo tanto, vemos que con argucia Perú, espera que la demanda de Bolivia, para obligar a Chile a negociar, fracase. Ya que tiene claro que sería sobre este “triangulo terrestre”, el único territorio posible en el cual puede darse la solución para Bolivia.

Perú, espera que Bolivia pierda, para no tener que decirle que no acepta que Chile le entregue territorios al Norte de Arica, que fueron del Perú antes de 1929. Y por tanto, prever que Chile traslade a Perú la causa de la mediterraneidad de Bolivia. Por eso, Perú “guardó” una carta, que es el “triángulo terrestre” de la frontera, listo para transformarla en zona de litigio.

Por eso, a un mes del fallo de la demanda boliviana, se lleva a Morales a Perú, para que este  anuncie al mundo que Perú le construirá un Megapuerto en Ilo (lo que ya hizo ad portas del fallo del litigio marítimo anterior con Chile) con un súper ferrocarril,  que no sólo resolvería el acceso al Océano Pacífico de Bolivia; sino que de paso para Brasil, Paraguay y Argentina.

Ante esto, una de dos, el presidente de Bolivia cayó en el juego de Perú o sabe las consecuencias; pero, su interés de mantenerse en la presidencia,  al parecer,  fueron superiores a los intereses del Estado Plurinacional.

Por otra parte, el Presidente Morales sabe que su actual propuesta de conectar por Bolivia la red ferroviaria del Atlántico con la del Pacífico, excluyendo a los puertos del Norte de Chile, adolece de informes de factibilidad técnica.  En la actualidad cuenta con anteproyectos, pero no de proyecto, los cuales sí fueron realizados hace décadas, por el Estado de Brasil en los años 70 y por empresas canadienses en los años 80, estos sólidos proyectos que descartaron el actual trazado proyectado por Morales.

Dos proyectos, que cuentan con estudios de ingeniería de detalle y factibilidad económica y financiera. Ambos coinciden en que no se puede conectar por el norte desde Santa Cruz hasta Cochabamba; porque allí está la Cuenca del Sillar; y como toda cuenca se inunda en el período de lluvias, que duran entre cuatro a seis meses en el año. Por eso, ambos proyectos, van por el SurOeste de Santa Cruz hacia Aiquile-Sucre, acercándolo a la red ferroviaria que conecta Bolivia con Chile; que es lo que Morales trata de evitar, aún a costa de las oportunidades de desarrollo de su propio país.

Como sino bastara, el Tratado del año 1929, entre Chile y Perú, obliga a Chile a pedir consentimiento a Perú para ceder parte de los territorios que fueran peruanos en la Provincia de Arica. Y obliga a Perú a pedir consentimiento a Chile para construir un ferrocarril internacional en el territorio que corresponde a la Provincia de Tacna a la fecha de suscripción del Tratado. Por lo tanto, de concretarse el acuerdo de construir un ferrocarril bioceánico por territorios de dicha provincia debe tener el consentimiento de Chile; o bien, trazarlo fuera de dicha provincia, con lo cual, debe hacerlo sobre el Lago Titicaca en zonas de alta elevación de la Cordillera de los Andes, que complejiza y encarece aún más el proyecto.

Chile también está inquieto, le teme a las sorpresas que contienen los fallos de la Corte de la Haya. Pero, con la tranquilidad de que no está en disputa la soberanía; a lo más, sólo la obligación de sentarse a negociar con “sinceridad”, y ahí quedará claro que la llave del candado del acceso soberano al mar de Bolivia, no la tiene Chile; sino que Perú.

Pero, tal como lo viene señalando por largos años el actual Senador, Jorge Soria Quiroga y el  Alcalde de la ciudad de Iquique, Mauricio Soria Macchiavello, todas estas maniobras geopolíticas y ambiciones personales no hacen más que retrasar la integración física de nuestros países, que ya cuentan con gran parte de la red de carreteras que conforman los corredores bioceánicos opereativas; así como gran parte de la red ferroviaria existente, faltando construir sólo tramos menores, para optimizarlas.

En resumen, todo este entrevero no hace más que demorar el despegue de Sudamérica en su relación comercial con el resto del mundo y gran parte de esto, a causa del juego geopolítico y ambiciones personales.

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