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«Es duro contemplar, tendida y fría, a una niña de ojos amoratados por los golpes. Es doloroso comprender, 20 años truncados de una obrera,... Ramona Parra, corazón valiente

rp«Es duro contemplar, tendida y fría, a una niña de ojos amoratados por los golpes. Es doloroso comprender, 20 años truncados de una obrera, y saberlos repletos de anhelos y proyectos”. Así registró «El Siglo» en 1946 el asesinato de Ramona Parra que hoy recordamos a 70 años de su asesinato.

“Ramona Parra, joven
estrella iluminada,
Ramona Parra, frágil heroína,
Ramona Parra, flor ensangrentada,
amiga nuestra, corazón valiente,
niña ejemplar, guerrillera dorada
juramos en tu nombre continuar esta lucha
para que así florezca tú sangre derramada”

Los versos son de Pablo Neruda en “Los llamo” y recuerdan uno más de los actos sangrientos de la historia de éste Chile que parecía se acostumbrado al dolor.

Verano de 1946 y la Confederación de Trabajadores de Chile (CTCH), convoca a una concentración en solidaridad con los trabajadores de las salitreras Mapocho y Humberstone, veinte mil personas se congregan el la Plaza Bulnes de Santiago ese 28 de enero.

El presidente de la República de ese entonces, Juan Antonio Ríos, renunció el 17 de enero de 1946 a favor de su Ministro del Interior Alfredo Duhalde Vásquez producto de un avanzado cáncer que meses después lo llevaría a la muerte. En ese instante mientras en La Moneda se producía el traspaso de mando, los trabajadores de las Oficinas Salitreras Mapocho y Humberstone, demandaban a la Cosatan y van a paro por que la compañía les había subido los precios en las pulperías.

El recién nombrado vicepresidente apoyó a la compañía y pasó a segundo plano las demandas de los obreros. El gobernante interino habló con Mariano Bustos, Ministro del Trabajo en ejercicio, para anular la personalidad jurídica de los sindicatos de aquellos obreros, cosa que se hizo el 22 de enero de ese año. Al ver que los planes de los senadores comunistas Elías Lafferte y Pablo Neruda habían fracasado en los diálogos con el gobierno, la CTCH convocó para el 28 de enero de ese año un mitin de solidaridad para ayudar a los obreros.

La mayoría de las comisarías se acuartelaron y un despliegue de Carabineros llegó a la plaza, bajo las órdenes de un oficial apellidado Rebolledo, produciéndose balaceras que mataron a seis personas y dejaron heridas a varias otras. Entre ellas, Ramona Parra, una joven de 20 años, trabajadora de RECALCINE y que había ingresado al Partido de Recabarren en enero de 1944. Una bala en su cabeza termina con su vida.

Tras esto, el Partido Comunista de Chile se alejó del gobierno (habían votado por Ríos) y el ministro Eduardo Frei Montalva, que había asumido la cartera de Obras Públicas en la presidencia anterior, renunció a su cargo en repudio a la situación. Otros ministros renunciaron igualmente, ocasionándose una crisis en el gabinete que finalmente Alfredo Duhalde pudo controlar.
Ramona Parra formó parte de la Comisión de Propaganda de las Juventudes Comunistas por eso, la Brigada de Propaganda formada en los sesenta lleva su nombre.

La Revista Pluma y Pincel publicó hace un tiempo el aporte del historiador Iván Ljubetic que recopiló antecedentes de quién y como era Ramona Parra:  “Se entregó de lleno a la causa de la construcción de un mundo mejor. Su hermana Olga la recordaba diciendo: “Quizás algún me case. Pero por el momento tengo ya mi compromiso”. Era encargada del Frente Femenino en el Comité Regional Santiago de las Juventudes Comunistas.

En Recalcine trabajaba envasando medicamentos. Por su fraternidad y seriedad era querida y respetada por sus compañeras de la industria, a pesar de tener sólo 18 años de edad. La mayoría de las operarias recibían y leían con atención los volantes y folletos que ella les entregaba. También concurrían a reuniones y mítines a que las invitaba.

Estela Rozas, ex presidenta del Sindicato Recalcine, cuenta: “Ramona andaba siempre con libros, con cuadernos, en el rato que nos quedaba después de la colación, ella escribía y estudiaba. Ella, sin dejar de ser alegre era muy seria en ese aspecto y no nos hacía caso cuando la invitábamos a conversar. Ramona trabajaba ayudar en su casa y estudiaba de noche para poder superarse y poder cumplir su anhelo de seguir hacia delante”.

Ramona era, por entonces –relata Américo Zorrilla-, una muchacha delgada, pálida, de rostro muy agradable. Siempre con una sonrisa a flor de labios. En la prensa apareció una fotografía suya de fines de 1945. La llevaban detenida dos carabineros a raíz de su participación en una manifestación callejera. Ella va sonriendo, con su gesto habitual.

“VAMOS A LA PLAZA BULNES…”

El lunes 28 de enero de 1946 Ramona llegó, como siempre, puntual al laboratorio. Se colocó su blanco delantal. Se sentó ante un largo mesón donde estaban alineados miles de frasquitos. Sus ágiles manos los iban colocando en cajitas. Sonría. Sin dejar de trabajar conversaba con sus compañeras:

– A no olvidarse que tenemos que ir esta tarde a la concentración convocada por la CTCH. Es a las 19 horas, en la Plaza Bulnes. Hay que ir a solidarizar con los obreros de las oficinas salitreras Humberstone y Mapocho, que están en huelga contra los abusos de sus empresas. Hay que a protestar porque el gobierno del Vicepresidente Alfredo Duhalde les ha anulado sus personerías jurídicas de los sindicatos de ambas oficias, para favorecer, como siempre a los patrones”.

FUENTE: El Siglo

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