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Víctor Guerrero Cossio. Dr. en sociología. Académico UNAP. Los efectos sociales directos del terremoto, que dejaron 1.300 casas con daño severo y 10.600 con... El terremoto: del fenómeno natural al desastre social

victor guerrero c. ComenVíctor Guerrero Cossio. Dr. en sociología. Académico UNAP.

Los efectos sociales directos del terremoto, que dejaron 1.300 casas con daño severo y 10.600 con daño parcial, se han materializado hasta hoy en soluciones para 249 damnificados y afectados de la región de Tarapacá y 691 subsidios de arriendo. De estas solo están habitadas 89 en Iquique. Sin embargo, pese a los esfuerzos resta bastante y más aún de atender integralmente el daño sufrido, especialmente el de orden psicosocial.

Debe entenderse por psicosocial todo el espectro que afecta a las personas y que trasciende la materialidad de las viviendas, incluyendo principalmente el estado de la autoestima, la expectativa de los proyectos personales, el orgullo ante los hijos. Y una vez más los hogares humildes son doblemente afectados: por la naturaleza y por su posición social.

“De manera que lo natural del desastre, no es provocado por la naturaleza, sino que ocurre debido a las condiciones de vulnerabilidad económica y social del grupo en cuestión. Algunas veces producto de la marginación y situación económica, una mala planificación y políticas inadecuadas, y otras de la incomprensión de expresiones culturales, como veremos más delante”. Reflexiones en torno a la sociología del desastre. Alicia María Juárez Becerril.

Este tránsito de las carpas hacia las mediaguas y que debiera concluir en la nueva vivienda social, no se trata sólo de una cuestión administrativa y formal, sino que un doloroso proceso de hábitat provisional y de incomodidad fatal. En estas circunstancias lo emocional es lo más doloroso y lamentablemente lo menos tratado.

Por cierto la principal responsabilidad es del Estado que ha dejado al mercado la definición de que áreas de la ciudad se ocupan. Las principales víctimas son los grupos socioeconómicos pobres que habitan viviendas construídas con materiales de baja calidad.

Pero lo más importante de esto tiene relación con el drama psicosocial producido por la incertidumbre de cómo recuperar sus bienes materiales, que en la época actual se traduce en su credencial de cómo enfrentarse al mundo.

Urge entonces un verdadero tratamiento integral en la solución debida a los damnificados, mas allá de los discursos de la lógica política y de la superficialidad, no sólo lentitud, que ya acusan sus dirigentes barriales y autoridades no centralizadas como es el caso de los alcaldes, especialmente de las comunas rurales.

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