Edición Cero

Tte. Angélica Guiñez Hinojosa,  Periodista del Ejército de Chile Cap-Haitien.- (FEB. 2014) Vivir la experiencia de una misión de paz, con los costos y beneficios... A 10 años de la llegada de las tropas chilenas a Haití

ANGÉLICVA GUIÑEZTte. Angélica Guiñez Hinojosa,  Periodista del Ejército de Chile

Cap-Haitien.- (FEB. 2014) Vivir la experiencia de una misión de paz, con los costos y beneficios que ésta conlleva, es sin duda una gran experiencia, vivirla en Haití, es una experiencia extrema. Las condiciones adversas de un país tercermundista, que aún después de la intervención de la Misión de las Naciones Unidas para la estabilización de Haití, MINUSTAH, mantiene su condición de pobreza con uno de los peores índices de desarrollo humano en el mundo. Con focos de violencia en las calles que se reactivan ciclotímicamente por la falta de oportunidades para acceder a una mejor calidad de vida, y un menguado e ineficiente aparataje público, que pone permanentemente en riesgo la gobernabilidad del país, ha sido la razón de ser de la presencia militar en Haití.

En la precariedad de este escenario, sin una infraestructura adecuada para una habitabilidad digna, se suman las considerables pérdidas humanas y materiales, como consecuencia de los fenómenos climáticos que asolan a la isla caribeña, Cuatro huracanes, tormentas tropicales en el 2008, el terremoto del 12 de enero del 2010, que representó una pérdida de 7.754,3 millones de dólares, casi seis veces mayor al monto acumulado que provocaron los desastres naturales del 2004. Como guinda de la torta surge al año siguiente la epidemia de cólera con más de mil muertos, otros miles de contagiados y la reactivación de grupos subversivos que se toman las calles para protestar, mediante el uso de las armas, atacando a miembros de MINUSTAH, como ya lo habían hecho en el pasado para apropiarse de los camiones con ayuda humanitaria.

¿Cómo es que nos embarcamos en esta aventura tan quijotesca?…menester resultan estas consideraciones iniciales para darnos cuenta que la incursión de tropas militares en Haití es lo suficientemente compleja. Una alerta permanente de enfrentarse a lo desconocido que hace mella en las más férreas voluntades. La premura por las urgencias del día a día y la necesidad de mostrar cifras que revelen la eficiencia en la gestión, se entiende entonces, aunque no se justifican, actitudes desproporcionadas en el manejo de las relaciones interpersonales y la mirada corta para entender y asimilar cuestiones de sentido común que mantengan en niveles óptimos el grado de alistamiento, operatividad y clima organizacional de la misión.

Por eso se reconoce plenamente el compromiso adquirido por Chile para incorporarse plenamente en las operaciones de paz y seguridad internacional, como lo ha sido particularmente en este país desde el año 2004, a partir del mandato que establece la Carta de la Organización de Naciones Unidas (ONU).

La tarea no ha sido fácil, el contingente chileno llegó en el peor momento de la grave crisis humanitaria y sociopolítica por la que atravesaba Haití, considerado como un elemento de alto riesgo y desestabilizador de la paz en la región. Sin embargo, las tropas chilenas estaban preparadas y contaban con un alto grado de adiestramiento en la prevención de conflictos, contención de estallidos de violencia, apoyo en la protección y consolidación de la paz internacional.

Esto gracias a una mirada visionaria acorde a la evolución política, estratégica y operacional con que se crea el Centro Conjunto para Operaciones de Paz de Chile (CECOPAC), en el año 2002, el cual nace como el organismo nacional de entrenamiento operativo y académico para operaciones de paz, el cual se encarga de preparar al personal de las Fuerzas Armadas, de Orden y Seguridad que son desplegados en el área de misión.

Con esta actuación el estado chileno mostró al comienzo de la presente década un mayor grado de compromiso, coincidente con los cambios en las políticas en materia internacional. Por cierto surgían nuevas formas de cooperación en el marco de un multilateralismo cada vez más activo y que modificaba la dinámica de las relaciones entre los estados, donde la tolerancia, el consenso y el pluralismo, se priorizaban como principios de la sociedad.

Todo esto nos permite al día de hoy, a diez años de iniciar la primera misión de paz en Haití, exhibir los resultados de una fructífera tarea, que se fue incrementando desde la primera fuerza desplegada en febrero del 2004, hasta la presencia del actual Batallón Chile XXI, en febrero del 2014.

Hemos cumplido a la fecha con 9 mil 583 actividades operativas, materializadas en patrullas mixtas y 15 mil 954 patrullajes a pie. A ello debemos agregar 5 mil 537 patrullas de largo alcance, con más de 180 escoltas de convoy y 160 inserciones y extracciones y unos 116 reconocimientos aéreos, sólo en el Departamento Norte de la isla.

Cabe mencionar que la contribución nacional, ha sido motivo de orgullo debido al profesionalismo mostrado por las Fuerzas Armadas, que proyectó positivamente la imagen de Chile hacia el exterior, puesto que en 72 horas[1] el país desplegó una Fuerza Militar Multinacional Provisional (MIFH), dispuesta por la ONU y coordinada  por el Department of Peacekeeping Operations (DPKO), organismo especializado que tiene como misión asistir a los estados miembros en sus esfuerzos por mantener la paz y la seguridad internacionales.

Otro hecho destacable fue que Chile apoyó la fase más crítica y peligrosa de la transición entre la Fuerza Multinacional Provisional, creada en febrero de 2004 y la Misión de Naciones Unidas para la Estabilización de Haití, MINUSTAH, que comenzó a operar en abril del mismo año, en tanto el resto de los países que participaron inicialmente se replegaron o redujeron ostensiblemente su presencia. Sin embargo, los medios chilenos se mantuvieron durante todo ese período, siendo el único país que ha estado presente en las tres fases de la misión de paz en Haití.[2]

Es así como las actuales instalaciones correspondientes al Cuartel Carrera, inicialmente fueron ocupadas por tropas francesas, por lo que las tropas chilenas heredaron las carpas y catres de campaña, que posteriormente fueron reemplazados por una habitabilidad más digna con la llegada de nuevos insumos que trajo el buque chileno Valdivia.

Junto con la construcción de nuevas dependencias, se instaló una planta de tratamiento de agua, que purifica el líquido que se extrae de los pozos provenientes de napas subterráneas. Asimismo se implementaron mejoras y algunas obras menores en diversos sectores de la comunidad haitiana, siendo la primera de ellas la construcción de un recinto deportivo, donde se desarrolló el primer campeonato de fútbol entre los jóvenes locales y los militares chilenos.

A partir de ese momento, se crean fuertes lazos con la comunidad local, los que se han ido fortaleciendo mediante las acciones militares de ayuda a la comunidad, que despliega el componente CIMIC en cada uno de los relevos. Estos se traducen en entrega de agua potable, útiles escolares, juguetes, mejoras en infraestructura, exhibición de películas infantiles y operativos médicos-sanitarios.

En materia de infraestructura, Chile ha aportado con mano de obra especializada y maquinarias en la construcción de caminos, con el personal de la Compañía de Ingenieros de Construcción Horizontal chileno-ecuatoriana, empleándose plenamente a las pocas horas de ocurrido el terremoto del 2010. Sus 123 hombres participan día y noche en la remoción de escombros, despeje de caminos, estabilizados de terreno para levantar campamentos provisorios, entrega de agua potable, protección en el traslado y distribución de ayuda humanitaria, prestación médica y sanitaria en situaciones puntuales (Operativos CIMIC) y traslado de pacientes a través de evacuaciones aeromédicas. En ellas juegan un papel preponderante los 55 integrantes de la Agrupación de Helicópteros de la Fuerza Aérea de Chile, con sus pilotos, mecánicos, médicos y paramédicos de combate.

A la fecha ellos han cumplido con más de 14 mil horas de vuelo, han transportado a más de 53 mil 500 pasajeros, con más de 114 mil toneladas de carga y han cumplido con cerca de 500 evacuaciones aeromédicas, trasladando de manera oportuna a enfermos y heridos a centro médico con mayor capacidad y equipamiento sanitario.

Desde el primer semestre de 2013 se ha incorporado al contingente chileno una representación de tropas de las fuerzas armadas de El Salvador, compuesta por 34 uniformados, entre ellos 4 oficiales. Y a contar del presente año se integran 34 representantes de las tropas hondureñas, más 3 oficiales, sumando una fuerza de 355 hombres.

Es importante señalar que a los pocos años de iniciada la misión, Chile integró a representantes femeninas de las distintas ramas de las Fuerzas Armadas y de Orden, quienes han asumido diferentes responsabilidades, siendo un gran aporte en el cumplimiento de los objetivos trazados en el área de misión.

Al respecto cabe mencionar que la Política Nacional para la Participación del Estado chileno en Operaciones de Paz, aprobada mediante el Decreto Nº 68 de 1999, entrega nuevos conceptos y la posibilidad de que nuestro país participe en operaciones de imposición de la paz, incluyendo la incorporación de las Fuerzas de Orden y Seguridad en estas misiones.

Es así como se cuenta también con la presencia de 10 efectivos de Carabineros de Chile, quienes en cada relevo incorporan a 2 representantes femeninas, agregándose además 4 funcionarios de la Policía de Investigaciones.

Hemos cumplido una década en que miles de chilenos han dejado familia, amigos y el terruño por extenuantes 6 meses, cumpliendo labores de 24 /7, porque ya no se distinguen las horas, ni los días dedicados al cumplimiento de la misión. La mayor mitigación sin duda, para comprender este grado de compromiso lo vemos reflejado en tantas caras inocentes, que sin tener culpa alguna de las condiciones de su origen, nos extienden sus brazos y nos acogen con alegría, como una forma de retribuir nuestras muestras de cariño.

Sólo nos resta dirigir nuestras súplicas al Creador para que cambien finalmente sus condiciones de vida, rogarle por nuestros mandos, para que mantengan la sensibilidad de captar y encauzar la ayuda humanitaria, sentido común para entender y actuar en consecuencia, capacidad de gestión y apoyo a los objetivos comunitarios.

En el décimo aniversario de la presencia de los chilenos en Haití, queremos entender que todo este sacrificio no ha sido en vano.  Porque es acá a más de 6 mil kilómetros de distancia de nuestros compatriotas, cuando mejor se canta nuestro himno nacional y nos embarga el orgullo al ver flamear en lo alto nuestro tricolor patrio.



[1]  CHILE. Ministerio de Defensa. Misiones de Paz, Devolviendo la Esperanza. Departamento de Operaciones de Paz del Estado Mayor de la Defensa Nacional (EMDN) p. 38

[2]  Op. Cit. pp. 39-40.

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