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Cambio 21/ El pleito que entra en su etapa culminante, comenzó con la Memoria (Demanda) peruana, en enero de 2008. Seis años después, conoceremos el... Santiago 11 AM, La Haya 15 PM: la hora señalada para el fin de una disputa que se inició hace seis años

CORTECambio 21/ El pleito que entra en su etapa culminante, comenzó con la Memoria (Demanda) peruana, en enero de 2008. Seis años después, conoceremos el nuevo límite marítimo entre Chile y Perú. El de los Tratados de 1952 y 1954, reconocido por ambos países, y la práctica desde entonces, más las Actas de 1968 y 1969, ya no existe. Perú lo desconoció y nos demandó ante la Corte. Hasta hace pocas semanas, no teníamos preocupación por el pleito ni su sentencia.

La Corte de La Haya dictará su sentencia cuando los relojes en Chile marquen las 11 AM del lunes el 27 de enero. En Perú estará comenzando el día labortal ya que serán las 9 AM, mientras que en Holanda -15 horas- faltará poco para que finalice la jornada y los agentes chilenos luego de almorzar ya estén instalados en la castillo que alberga a la Corte Internacional de Justicia.

La tensión sin duda que llegará al máximo en La Moneda y en el Palacio Pizarro, sede del gobierno peruano. En Lima Ollanta Humala estará acompañado al menos de todos sus ministros, mientras que Piñera seguirá las alternativas por TV junto al canciller Alfredo Moreno y los secretarios de Estado que trabajan en el palacio, menos el ministro del Interior Andrés Chadwick ya instalado en la fronteriza ciudad de Arica.

Sin duda que el país se paralizará a la espera de un veredicto que, según muchos pronósticos, no será del todo favorable a Chile. Lo mismo ocurrirá en Perú. Pero la atención del caso va más allá de las fronteras de ambos involucrados. Colombia, gobernada por una coalición de derecha, observará como actúa Piñera y si de algo le sirve para desconocer el fallo que el mismo tribunal castigó a esa nación en su conflicto con Nicaragua. Además, Evo Morales desde Bolivia ya anunció que el veredicto no le es indiferente. Si Chile sale muy perjudicado, la Corte podría inclinarse ante nuestro país luego de la demanda boliviana pidiendo una salida al mar.

Una historia larga

El pleito que entra en su etapa culminante, comenzó con la Memoria (Demanda) peruana, en enero de 2008. Seis años después, conoceremos el nuevo límite marítimo entre Chile y Perú. El de los Tratados de 1952 y 1954, reconocido por ambos países, y la práctica desde entonces, más las Actas de 1968 y 1969, ya no existe. Perú lo desconoció y nos demandó ante la Corte. Hasta hace pocas semanas, no teníamos preocupación por el pleito ni su sentencia.

Las autoridades que decidieron, entonces, ir a la Corte, las actuales, y nuestros Agentes y Abogados, nos reiteraron, continuamente, que nada había que temer. La Corte reconocería el límite alegado por Chile, ratificándolo, fundado en el Derecho Internacional, Tratados, Actas y otros instrumentos, y la práctica ininterrumpida de sesenta años. Debíamos estar confiados. Todo ello es cierto, pero no se enfatizó suficientemente, que cualquier punto cuestionado por Perú, y que la Corte reconozca, será a expensas de la soberanía marítima de Chile.

De acuerdo con un artículo del académico de la Universidad Central, Samuel Fernández Illanes, es difícil que un país obtenga un fallo favorable, en su totalidad, y la contraparte, nada. Tampoco, existe la posibilidad que la Corte les conceda, para hacer el caso más equitativo, una importante porción de la Alta Mar, más allá de nuestra Zona Económica Exclusiva de 200 millas, hacia el Oeste, y nuestro mar quede rodeado por Perú. De Norte a Sur por el Paralelo (en caso de no modificarlo hacia el Sur).

O que, eventualmente, en algún punto del Paralelo, vincule diagonalmente las aguas peruanas, con dicho Triángulo Externo de Alta Mar, con consecuencias pesqueras y económicas. De ahí las actuales preocupaciones que parecen dominarnos, menos optimistas que antes, y que tienen al Perú confiado en un posible triunfo.

No hay nada nuevo. Siempre ha sido así. Hoy hemos tomado conciencia, de lo que parecía un simple juicio ante una Corte, que se limitaría a reconocer todo lo alegado por Chile, y rechazar todo lo alegado por el Perú. El Derecho nos ampara, es cierto. Y no debieran pesar otros factores en la Sentencia. Ha sido nuestra estrategia, y por ello, nuestra confianza. Así debería reconocerlo el fallo.

Es la obligación principal de los Jueces. Entonces, ¿porqué hay mayor preocupación y cierto pesimismo?, se pregunta Fernández. Respuesta: Porque hora conocemos los alcances del pleito, aunque ya es tarde. La sentencia será definitiva e inapelable. Pretender adivinarla, no es serio, ni corresponde, por sobre los rumores y vaticinios. Y más allá de las especulaciones, o los gestos e iniciativas políticas de ambas partes, reuniones, consultas, y citaciones.

Concluye: Es improcedente su rápida ejecución, como presiona Perú. Un nuevo límite marítimo, si así lo decide la Corte, no tiene plazo de implementación inmediata, ni se ejecuta, ni se hace exigible, ni rige al mundo, al momento de leerse la sentencia. Imponerlo, sería una provocación irresponsable. Corresponde esperar, serenamente.

Ya vendrán los tiempos de mayores análisis y de las responsabilidades, si somos perjudicados. Ahora solamente esperar que sean las 11 AM en Santiago para escuchar un largo y complejo relato que tendrá que ser muy bien explicado.

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