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Cambio 21/ Por Luis Casanova R.- Desde su pasado como hijas de generales hasta su hoja de vida tras el retorno a la democracia, pasando... A horas de la segunda vuelta. Michelle y Evelyn: Por su currículum y trayectoria las reconoceréis

CANDIDATAS C21Cambio 21/ Por Luis Casanova R.- Desde su pasado como hijas de generales hasta su hoja de vida tras el retorno a la democracia, pasando por sus atributos personales. Los contrastes de las candidatas de la Nueva Mayoría y la Alianza han dado mucho que hablar durante el transcurso de la campaña. En ambas coaliciones defienden sus potencialidades, aunque se pone sobre la mesa que mientras a una de las abanderadas se la trata como presidenta, a la otra se le destaca su carácter y lo que podría ser su futuro lejos de la política.

Más allá del resultado que dejará el proceso presidencial 2013, es claro que la campaña que termina será recordada por el histórico número de candidatos que participaron en la primera vuelta del 17 de noviembre (nueve), factor que forzó el balotaje, como asimismo el bajo número de ciudadanos que concurrió a las urnas (cerca del 50%), lo que amenaza con repetirse este domingo.

Además, dentro de lo que es el balance para las aspirantes a La Moneda que lograron acceder a la segunda elección, quedará para el recuerdo la gran cantidad de contrastes que existieron entre Michelle Bachelet (PS), carta de la oposición, y Evelyn Matthei (UDI), representante del oficialismo.

Algunos datos a consignar. Mientras la médico de profesión se transformó en la principal figura de la centro-izquierda apenas dejó el mando (84% de aprobación según la encuesta Adimark en marzo de 2010), la economista se mantuvo en la medianía de adhesión y con altos índices de rechazo cuando ejerció la senaduría por la región de Coquimbo y la cartera de Trabajo en el gobierno de Sebastián Piñera y posteriormente se transformó en la abanderada presidencial de la Alianza.

Respecto de la forma en que ambas asumieron sus respectivas candidaturas, Bachelet, incluso desde la secretaría ejecutiva de ONU-Mujeres (en Nueva York), mantuvo el liderazgo de una coalición que se vio obligada a cerrar filas en torno a su imagen y que la ungió como su estandarte en las primarias del 30 de junio.

Acá derrotó con amplitud a quien fuera su ex ministro de Hacienda, Andrés Velasco (Independiente), al ex alcalde Claudio Orrego (DC) y al senador José Antonio Gómez (PRSD). La Concertación que la vio nacer daba paso a la Nueva Mayoría, motivada por el ingreso del Partido Comunista y otros movimientos alternativos, como el MAS y la Izquierda Ciudadana.

A la inversa, la Alianza protagonizó un tortuoso procedimiento interno antes de inclinarse por Matthei. Tras acordar sumarse a las primarias obligatorias aprobadas por ley, la UDI bajó al entonces candidato Laurence Golborne y puso en su lugar a Pablo Longueira, que sorprendentemente venció al RN Andrés Allamand por escaso margen.

Sin embargo, el ex ministro de Economía sufrió una fuerte depresión y abandonó la carrera por la banda tricolor, motivo por el cual el gremialismo levantó la opción de la ex legisladora y vetó a Allamand como sucesor de Longueira. Con fórceps, RN terminó proclamándola en un consejo general, lo que generó que una minoría comandada por el senador Antonio Horvath decidiera mudarse a la campaña del independiente Franco Parisi, tema que hoy está analizando el tribunal supremo de la colectividad.

Contrastes

Entrando ambas al trabajo en terreno ocurrió lo lógico: la revisión de la trayectoria personal y familiar. Tras el golpe de Estado de 1973, el padre de Bachelet, Alberto (general de brigada de la Fuerza Aérea de Chile y miembro del gobierno de Salvador Allende), fue detenido por la Junta Militar, falleciendo en prisión en extrañas circunstancias.

Dos años más tarde, la pediatra pasó de la clandestinidad a la detención en Villa Grimaldi (1975), para después partir al exilio a la República Democrática Alemana, volviendo al país en 1979.

La historia se entrecruza cuando Fernando Matthei, papá de Evelyn Matthei y amigo personal de Alberto Bachelet, asume en noviembre de 1971 como agregado aeronáutico en las embajadas de Chile en Gran Bretaña y Suecia y luego es nombrado jefe de la Misión Aérea de Chile en Londres en octubre de 1973, ya con Allende derrocado.

En diciembre de ese mismo año, Matthei regresa a Chile para hacerse cargo de la dirección de la Academia de Guerra Aérea, lugar donde estuvo retenido Bachelet, aunque no tuvo ninguna responsabilidad en su muerte, como lo confirmó Ángela Jeria, madre de Michelle, una vez que se reabriera la causa.

En 1975 pasó a ser general de brigada, al año siguiente fue designado ministro de Salud de Augusto Pinochet y en julio de 1978 lo ascendieron a general del aire, siendo nombrado comandante en jefe de la FACH, miembro de la Junta y jefe de la segunda comisión legislativa.

A 25 años del triunfo del «No», aún se recuerda cuando Matthei, la noche del 5 de octubre, reconoció la derrota de la dictadura en el plebiscito, lo que hizo posible una crisis interna en el gobierno que por poco termina en la anulación del resultado.

Corría 1988 y Evelyn tenía 34 primaveras. Como es sabido, votó por el «Sí», lo que fue abiertamente criticado por Piñera en la conmemoración de los 40 años del golpe, lo que en la derecha denominaron el «septiembre negro», dado que echó por tierra el crecimiento electoral de su candidatura a La Moneda.

Arriba del tanque

Ya en democracia, Matthei hija protagonizó dos hechos que marcarían a fuego su devenir político: el escándalo de espionaje conocido como el «Piñeragate» y el montaje del «caso drogas», donde los afectados fueron dos compañeros de la «patrulla juvenil» de RN, Piñera y Andrés Allamand, ambos eminentes figuras presidenciales en los 90. Resultado: la parlamentaria terminó anclando en la UDI, casa que lo cobija hasta nuestros días.

Paralelamente, Bachelet comenzaba a desarrollar una carrera política de bajo perfil en las administraciones concertacionistas. De hecho, en su palmarés electoral se suma una candidatura a concejala por Las Condes en la que obtuvo el 2,35% de los votos, bastante lejos del 77,76% que sacó Joaquín Lavín.

Todo cambiaría bruscamente cuando Ricardo Lagos Escobar la escoge como ministra de Salud en 2000 y titular de Defensa en 2002. Para muchos, la imagen de la doctora llorando por no conseguir el término de las interminables filas en los consultorios y la postal que la muestra arriba de un tanque marcan el inicio de Bachelet en las grandes ligas de la política criolla.

Es más, el rótulo de ser la primera mujer de Iberoamérica en dirigir la defensa nacional quedó chico. Gracias a su emergente popularidad, terminó siendo la candidata presidencial del arcoiris por sobre Soledad Alvear (DC). Corría 2005, Piñera dejaba en el camino a Lavín y la hija del general se ponía la piocha de O´Higgins en el verano de 2006.

Fue en segunda vuelta, tal como ahora, con la diferencia que su rival en esta ocasión se sitúa lejos del fenómeno electoral que encarnó el empresario y accionista de Colo-Colo durante la pasada década, lo que lo llevó a la presidencia tras medio siglo de espera democrática para la derecha.

En ese grupo recaló Matthei. Fue ministra del Trabajo y dueña de un temperamento y carácter que fue moldeando un perfil que es alabado por unos y cuestionado por otros. Y eso bien lo saben sus oponentes ocasionales de la Nueva Mayoría y los rostros independientes Marta Isasi y Franco Parisi, a los que entre garabatos y acusaciones en la prensa mandó bien lejos.

Si la lógica manda, el mundo universitario debiera ser su siguiente paso, aunque para eso falta un poco. El domingo veremos si los 21 puntos de diferencia que hay entre las rubias hijas de generales pasan la cuenta y dan inicio a una autocrítica que promete dejar a varios heridos en el camino. Mal que mal el 2017 ya comenzó a escribirse en Antonio Varas 454 y Suecia 286.

«Autoridad y suavida

Víctor Maldonado es uno de los integrantes del comando de Michelle Bachelet. El secretario nacional de la Democracia Cristiana fue subsecretario en el anterior gobierno de la centro-izquierda y conoce a la ex mandataria desde su labor en el ministerio de Salud.

En su opinión, «Bachelet está tranquila. En los programas de televisión y foros a los que asistió se le vio como alguien que es experta en manejo de escena y que es tratada ya como si fuera presidenta de Chile».

«Hay una sintonía muy grande entre el programa de la candidata y la candidata misma. Eso fue ideal para enfrentar los foros. Siempre tuvo algo diferente que decir. Sus propuestas se ajustan como traje a la medida. Entonces, si alguien es agradable y simpático y lo que dicen sus ideas de campaña perfectamente se le amoldan a su carácter, es perfecto», señaló a Cambio21.

«Gracias a su manera de ser está en una muy buena condición y le ha permitido estar vigente. Pero hay quienes creen que tener una manera de ser cercana, agradable y directa no es compatible con tener contenido. Ella siempre ha sido agradable, pero ahora será presidenta y el rol pesa mucho cuando se trata de autoridad, cosa que demostró en las horas difíciles del terremoto y maremoto del 27F. Y eso ya es inseparable. Yo creo que hay que acostumbrarse a que autoridad no es incompatible con suavidad», sentenció.

«Eslóganes bonitos»

Marcela Sabat, diputada de RN reelecta por Ñuñoa y Providencia, después de que Matthei pasara a segunda vuelta, fue una de las nuevas integrantes de su comando de campaña. Como era de esperar, su primera labor fue descartar el negativismo y el agotamiento que reina en las filas, más todavía con los pronósticos previos que hablan de una rotunda victoria de Bachelet en las urnas.

«A pesar de lo duro que le ha tocado y de haber enfrentado una candidatura dificilísima, tomando en cuenta el contexto en el que se dio la nominación, ella lo tomó como un gran desafío. Por cierto que debe estar cansada, pero no se le nota y, además, tiene una convicción, ánimo y fuerza que realmente impresionan. Nos dice que se siente muy bien cuando nosotros la acompañamos, nos agradece mucho», comentó a este medio.

«Es una persona que ojalá todos los chilenos tuvieran la posibilidad de conocer tal como es. Porque uno la ve y es una mujer esforzada y que cuando se propone algo no para hasta poder concretarlo. Y eso lo vimos cuando fue senadora y ministra», agregó.

Según la hija del alcalde Pedro Sabat, «la segunda vuelta fue una gran oportunidad para todos. Evelyn lo que siempre quiso fue debatir, mostrar las ideas y exponer las propuestas concretas, que es lo opuesto a expresar frases para el bronce y eslóganes bonitos. También quiso demostrar que hay un contraste demasiado grande entre lo que ofrece la otra candidata y lo que ella promueve».

La suavidad de Bachelet versus la vehemencia de Matthei. Para la parlamentaria, «siempre es una ventaja tener una personalidad fuerte en este país, más aún cuando las cosas no se dicen y se callan. Cada vez que una mujer entra a la política hay que mostrar carácter. Es la única forma que sirve para poder mostrar todo lo que implica ser mujer».

Por último, «como comando hemos visto que a la Evelyn le enojan los egos personales y cuando ve gente que no quiere trabajar en proyectos colectivos cercanos a la gente y sólo se basa en gustitos individuales», remató.

Éxito o fracaso

Francisco Vidal fue presidente del directorio de Televisión Nacional, ministro secretario general de Gobierno y titular de Defensa hasta el fin del mandato de Michelle Bachelet.

Es decir, conoce el actuar de la ex funcionaria de Naciones Unidas y cree que su sola mención irradia «confianza, credibilidad, austeridad, sencillez y sobriedad, que son el principal déficit que tienen la sociedad chilena y la política del país. Como ella tiene eso, se transformó en líder innata».

Consultado por esos tensos años en los que se sabía poco del retorno de Bachelet a Chile procedente de los Estados Unidos, el militante del PPD declaró en estas páginas que «era evidente que no iba a eludir la responsabilidad, porque todos los candidatos que salieron mientras tanto eran como el yogur: tenían fecha de término hasta que ella dijera que volvía. Y así fue».

«Con la experiencia que tiene, sumada a un programa muy nítido, Michelle va a asumir lo que viene. A diferencia de la vez anterior, ahora el programa vale mucho e importa mucho, porque es un factor de unidad de la coalición. Es una mezcla esto de la simpatía, el liderazgo y la propuesta. Pero desde el punto de vista político, lo que garantiza la gobernabilidad y el éxito del gobierno es el proyecto», añadió.

Vidal reitera que no hay otro camino que la «explicación y aplicación del programa» a la hora de enfrentar las críticas que vendrán desde la derecha y los sectores alternativos a contar de marzo de 2014. «Es la única forma para enfrentar a la UDI y a RN. La propuesta interpreta lo que dice la mayoría de los chilenos. Si se cumple es un éxito y si no se cumple es un fracaso», aseveró.

No alcanzó

Gonzalo Uriarte (imagen) pasó de la diputación por Melipilla y Curacaví a la senaduría en Coquimbo cuando Evelyn Matthei dejó el Congreso para jurar como ministra de Estado.

Y en su carácter de designado tuvo la compleja misión de defender el escaño que la candidata a la presidencia obtuvo en 2005 (con 71.697 votos). Como compañero de lista tuvo al diputado de RN Mario Bertolino, crédito local, pero no alcanzaron a evitar que la Nueva Mayoría lograra el doblaje con el senador Jorge Pizarro (DC) y la diputada Adriana Muñoz (PPD) a la cabeza.

De todas maneras, el parlamentario de la UDI destaca el haber «sacado más que otros que ganaron» y descarta la comparación de votos entre él y Matthei. Para el parlamentario, su antecesora en el cargo «hizo y está haciendo todo lo que tiene que hacer y punto, por lo que espero que nos vaya bien este domingo. No es bueno anticiparse».

«Ha dado muestra de tener condiciones y de haberse entregado por entera. Tiene fortaleza, perseverancia, compromiso irreductible por lo que cree y por Chile», espetó.

Consultado por los costos que le generó a Matthei todo el proceso de elección del candidato final, Uriarte sostuvo para esta crónica que «si el mundo fuera ideal la Evelyn hubiera tenido más tiempo para haber levantado su opción. Pensemos el caso de Bachelet, que la preparó durante cuatro años».

«A nosotros nos hubiera ayudado mucho habernos preparado con antelación y haber definido un mecanismo único para designar al abanderado. Pero las cosas son lo que son y, por lo mismo, ella hizo un gran papel a pesar de las circunstancias que le tocó enfrentar, que fueron tan accidentadas. Tiene mucho que entregar debido a su dilatada trayectoria pública y privada. Así que espero que pueda volcar toda su experiencia en miles de proyectos que sé que los va a asumir con mucha pasión», adelantó el dirigente gremialista.

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