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Cambio 21 / Por Luis Casanova R.- Las encuestas que dan como ganador al candidato de RN, el fuerte debate por el “centro social”... Ventaja de Andrés Allamand inquieta a la UDI y altera los ánimos en el Parlamento

allaman - longueiraCambio 21 / Por Luis Casanova R.- Las encuestas que dan como ganador al candidato de RN, el fuerte debate por el “centro social” que propone Longueira y la potencia de la máquina de acarreo del gremialismo se transformaron en las claves de la batalla oficialista. Mientras los expertos destrozan las ideas del ex ministro de Economía, al interior de la Alianza se radicalizan las críticas internas, lo que amenaza con terminar -otra vez- con una crisis en el sector el próximo 30 de junio.

A una semana para la realización de las primarias de la derecha, crece la expectación y la ansiedad en las candidaturas de Andrés Allamand y Pablo Longueira, como asimismo en el gobierno de Sebastián Piñera, sus respectivos comandos y los partidos que están detrás de ellos, léase Renovación Nacional y la Unión Demócrata Independiente.

En tal sentido, luego de los dos debates que protagonizaron los ex ministros de Defensa y Economía -en CNN Chile y Canal 13 y en TVN, no hay duda de que los factores claves que marcarán los escasos días que van quedando de campaña son cuatro:

Primero, la ventaja que ostenta el ex senador por la región de Los Ríos en todas las encuestas que han aparecido desde que Longueira fue ungido como el abanderado del gremialismo en reemplazo del bajado Laurence Golborne.

Segundo, el concepto de «centro social» con el cual el ex legislador por Santiago Oriente pretende derrotar al «centro político» que plantea su rival de RN.

Tercero, la histórica «máquina» en terreno que posee la UDI (traducido en acarreo o transporte de electores), la que podría desnivelar la balanza el próximo domingo 30 de junio.

Y cuarto, el tenso clima que se respira al interior del oficialismo a propósito de una competencia que amenaza con desunir en vez de lograr consensos.

Las matemáticas no mienten

Inicialmente, fue la encuesta realizada en conjunto entre el vespertino La Segunda y la Universidad del Desarrollo -a dos semanas de la tormentosa salida de Golborne de la carrera presidencial-, en la que Allamand sumó el 35% de apoyo versus el 33% que marcó Longueira.

Y después fue el estudio que efectuaron a tres bandas radio Cooperativa, Imaginacción (holding que preside el ex ministro PS Enrique Correa) y la Universidad Central una vez finalizado el primer debate televisivo entre los aspirantes aliancistas. De forma categórica, el 51,9% de los entrevistados indicaron que Allamand «lo hizo mejor» que Longueira, quien apenas fue apoyado por el 26% y que superó por poco el 22,1% de personas que no sabe o no responde.

Además, en la categoría «Entiende mejor los problemas del país», el fundador de RN venció con autoridad a su símil de la UDI (48,7 a 30,1). De paso, en los atributos personales, el autor de «La travesía por el desierto» dominó los números (ver recuadro) frente al «jesuita» del gremialismo, término acuñado por Joaquín Lavín, ex candidato a La Moneda y generalísimo de campaña nombrado a última hora.

Duda razonable

A la hora de los análisis, Carlos Vergara, consultor de Imaginacción, aseguró a Cambio21 que «lo que la gente responde no indica intención de voto. Alguien puede estar muy convencido de votar por un candidato y encontrar que no lo hizo muy bien en un debate. Asimismo, otra persona también puede decir que un candidato lo hizo muy bien, pero capaz que ni vaya a votar».

«Entonces, la pregunta que hay que hacerse es cómo la gente va ir a votar, sobre todo en este momento en el que estamos inaugurando el sistema de voto voluntario después de la elección municipal. Aquí nadie sabe eso, menos las razones. Por lo tanto, si se intuye que los números de nuestra encuesta indican quién va a ganar la elección, yo le diría que no. No es buen predictor», agregó.

El profesional, consultado por el ambiente de triunfo que se percibe en el entorno de Allamand, optó por la cautela. «No me atrevería a decir cómo está el clima. Sólo puedo referirme a las cifras que tenemos. Ahora, si eso va a permanecer o no o si eso es lo que está instalado como imagen o sensación de la opinión pública, la verdad, no se sabe. Lo que sí es notorio es que si alguien pensaba que Longueira tenía una gran distancia por sobre Allamand, ese cuadro hoy quedó claramente cuestionado», alertó.

El espejismo

Si existe un elemento que encendió el debate oficialista es el concepto de «centro social» que patentó Longueira desde que fue nominado como presidenciable y que -como era de esperar- acentuó en el reciente foro televisivo.

«Esa ha sido mi vocación, que es muy diferente al centro político que se mueve por un eje temático político que le interesa sólo a una élite del país. Y yo volqué mi idea en una centroderecha popular comprometida con los campos sociales que el país necesita», afirmó.

En respuesta a este planteamiento, el sociólogo Alberto Mayol escribió en Twitter que el centro social consiste en «toda la gente que acepta su pobreza y aumenta la rentabilidad de empresas».

Juan Cristián Jiménez, sociólogo de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano, fue mucho más allá. En su opinión, al centro social «hay que ubicarlo históricamente en el fascismo italiano, siendo una fórmula de entendimiento político que también se usó en Alemania. Pero en rigor, es una suerte de nebulosa que en ciencia política aparece como una posibilidad cierta de construcción social y un aporte desde cierta diplomacia ideológica, pero que no es social-cristiano ni nada parecido».

«Longueira maneja mucho el espejismo y se ve muy neurotizado por tratar de explicar lo que quiere decir. Y, en ese sentido, el recurso de lo social que promueve constantemente es una apariencia que está radicada en la formulación que hace la Constitución de 1980», destacó en diálogo con este diario.

«Ese centro popular que la UDI logra captar y cooptar -que es casi inexplicable entender su conquista tomando en cuenta su origen-, es porque de alguna manera así está construido el sistema político y la orientación de la estructura político-electoral, que es salvaguardar un espacio que es ficticio. Nadie puede desconocer que Longueira saca votos y que tiene una presencia, pero también que ésta implica una dinamización de la estructura partidaria orientada a que eso resulte. Eso es muy distinto a la captura de la subjetividad social», expuso el académico.

Sacando las garras

Ajeno a los contenidos, las críticas sobre un término u otro han radicalizado las posturas en la derecha. Para muestra algunos botones. Manuel José Ossandón, candidato a senador y directivo de RN, sin rodeos dijo que «el centro social no existe» y que «claramente es un slogan de campaña y un slogan marketero ideado por Longueira y Lavín. Lo que existen son los problemas sociales que hay que enfrentar entre todos. Y no hay un dueño de esos problemas».

«No veo dónde está escrito, en qué cuaderno y en qué libro, que el perfil popular lo tiene patentado Longueira o la UDI. Llamarlo centro político o centro social lo encuentro bastante ridículo. Son las típicas expresiones que se utilizan y que a la gente le dan lo mismo», añadió Alberto Espina, senador y uno de los históricos de RN.

No comparte esta visión el también senador Juan Antonio Coloma (UDI). A su juicio, con el «eje político» que plantea Allamand -en lo referido a las reformas constitucionales y la dinámica del poder- «no creo que se gane». Por otro lado, el ex timonel del partido lanzó un golpe al mentón: «los dos han estado en elecciones y en el mismo lugar donde compitieron, Santiago Oriente, Longueira ganó (2005) y Allamand salió perdedor (1997)».

Lavín (ex ministro de Desarrollo Social) tampoco se quedó atrás. De hecho, en Tolerancia Cero cuestionó el apoyo público que la vocera de Gobierno, Cecilia Pérez (RN), le entregó a Allamand en el matinal de Canal 13 «Bienvenidos». «Yo nunca dije cuando era ministro: voto por X o X. Creo que es una injusticia. Le creo a la Cecilia; ella me dijo: se me salió, pero igual no corresponde hacerlo, aunque estoy convencido que al interior del gabinete Longueira arrasa», desafió.

«No me atrevería a ser tan taxativo como Joaquín al decir que arrasa. Están bastante parejos. Incluso me atrevería a decir que más balanceado hacia Allamand», contestó en el mismo espacio Luciano Cruz-Coke, que también minimizó su salida adelantada del gabinete para sumarse a la campaña de RN como integrante de Evolución Política.

«Si un ministro quiere participar activamente de una campaña, sale, como salí yo o Joaquín, pero pedir prescindencia total cuando hay cosas obvias… no veo que pueda afectarle al presidente», expresó el ex titular de Cultura.

Presiones

Cabe recordar que los parlamentarios de la Alianza sostuvieron un duro round en el Congreso a causa de la ley de primarias y la posibilidad de incluir una franja por TV de seis días para los candidatos, artículo que finalmente fue aprobado en ambas cámaras.

Pedro Browne, jefe de los diputados de RN, explicó que el gobierno «ingresó el proyecto, pero no le puso las urgencias que había comprometido, en particular el ministro Larroulet (Segprés), probablemente por las presiones que ejerció uno de los partidos de la coalición».

«Ellos (la UDI) están con la tesis de que en la medida que no sea una primaria masiva tienen una posibilidad -que yo le veo remota- de ganar a través de la convocatoria a sus militantes, lo que es un suicidio político», declaró.

Si bien Longueira manifestó que no tenía «ningún inconveniente» en que exista un espacio de propaganda, los legisladores gremialistas -en primera instancia- se opusieron tenazmente a la iniciativa a través de un requerimiento ante el Tribunal Constitucional, en lo referido a la presunta inconstitucionalidad del texto que fue visado por el Congreso. No obstante, horas antes de la presentación declinaron de la maniobra a solicitud del candidato.

«Tenemos 17 proyectos de ley en tabla y se quería poner porencima el de la franja electoral. Eso no es serio», argumentaba el senador Jovino Novoa, uno de los que rechazó la iniciativa junto a su colega Juan Antonio Coloma, que habló de «chavismo» en esta discusión.

«Si esto es chavismo, bendito el chavismo», contestó Carlos Larraín, timonel de RN. En su lectura, «esto no tiene nada que ver con las cadenas oficiales de Venezuela». «No entendemos que se puedan oponer a esto diciendo que favorece a los partidos. Acá se favorece al electorado y da más movimiento a la política; que es que la gente sepa cómo votar. Eso no es un cálculo», acotó.

Los facilitadores

Discursos más discursos menos, lo concreto es que la famosa máquina de acarreo de la UDI, tema recurrente en cada elección, podría aparecer el día de la primaria.

Si bien la fórmula no rindió los frutos esperados en las municipales de octubre, donde los dirigidos por Patricio Melero perdieron comunas emblemáticas como Santiago, Providencia y Concepción, en un proceso interno el escenario podría cambiar drásticamente.

Ante el mutismo del cuartel general de calle Suecia sobre este ítem, Claudio Eguiluz, vicepresidente de RN, prefiere esperar que «vote más gente, para que así el transporte de personas no sea importante. Estamos confiados de que así va a ser y que va a participar más gente de lo que se piensa».

«Eso de los camiones y las micros podría funcionar, pero si vota poca gente. En nuestro caso, los que no pueden ir a votar ese día hay que tratar de ayudarlos siempre. En esa óptica, cada uno puede facilitar las cosas para potenciar la asistencia», comentó para esta crónica, dando a entender que el flete humano se viene sí o sí

Aplausómetro: Atributos personales de acuerdo con la encuesta de Imaginacción, Cooperativa y Universidad Central:

Cercano a la gente: Allamand: 51,6% / Longueira: 30,7%

Con experiencia: Allamand: 55,8% / Longueira: 31,9%

Valiente:  Allamand: 40,6% / Longueira: 35,5%

Realista: Allamand: 47,2% / Longueira: 31%

Sincero: Allamand: 42,7% / Longueira: 28,4%

Tolerante: Allamand: 52,8%/ Longueira: 24,5%

Impulsivo:  Allamand: 27,8% / Longueira: 50,1%

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