¿Qué esperamos que nos diga el XVII Censo Nacional de Población 2012?
Opinión y Comentarios 6 marzo, 2013 Edición Cero
Alberto Viveros Madariaga, Director Carrera de Sociología, UNAP
Según se registra, el primer recuento general de población fue realizado en Chile entre los años 1778 y 1789, donde se logró dimensionar un universo demográfico de aproximadamente 260.000 personas; sin embargo, es durante el periodo republicano cuando se iniciaron mediciones sistemáticas de los universos poblacionales, y hacia 1835, cuando se levanta el Primer Censo Nacional, el mismo que logra mensurar un universo de 1.010.336 personas residiendo en el territorio nacional.
Desde entonces, y hasta hoy, algunos cambios significativos nos tocan observar, cuando se revisan periodos de mediciones censales de cualquier época. Ellos han ocurrido tanto desde el punto de vista metodológico, como también promovidos por cambios tecnológicos, los influjos educacionales y culturales, los sistemas de comunicaciones, y los acaecidos dada la emergencia de nuevos patrones de ocupación y asentamiento, territorial.
En resumen, la población y las características que medimos –a través de los censos de población- se nos presenta como un dinámico universo que se metamorfosea en algunos y/o varios aspectos y establece nuevos patrones que perfilan una realidad poblacional con características que la van haciendo específica.
Vale la pena recordar, que la demografía es una disciplina que tiende a hacer proyecciones y prospectivas certeras y exactas, en tanto los periodos y las lecturas que ella permite, son más amplios y distanciados en el tiempo.
En rigor, siendo una disciplina bastante poco difundida, se menciona habitualmente que la demografía es la ciencia que tiene como objeto de estudio a las poblaciones humanas, y que trata de su dimensión, estructura, evolución y características generales; consideradas habitualmente desde un punto de vista cuantitativo.
En síntesis, la demografía estudia estadisticamente la estructura y la dinámica de las poblaciones humanas y las leyes que rigen estos fenómenos.
El proceso más identificado para mensurar y dimensionar la totalidad de los universos poblacionales y el comportamiento de las estructuras y dinámicas de las poblaciones, es el Censo de Población. Aunque en la estadística descriptiva, se denomina censo, al ejercicio técnico y metodológico que permite el recuento de personas e individuos que conforman un universo o población, definida como un conjunto sobre el que se realizan observaciones.
El censo de una población busca obtener mediciones del número total de individuos mediante técnicas de recuento. Y si hay algo que caracteriza a un censo, es que trabaja sobre la población total.
Principales temas que posiciona la coyuntura del XV Censo del año 2012
Chile y las expresiones de una Transición Demográfica avanzada
El relativo poco volumen demográfico nacional -comparado con países vecinos- suele ser mencionado como la razón por la cual nuestro país ocupa un rango intermedio-menor en la jerarquía demográfica regional. En rigor se menciona que representamos una cifra del orden del 3 % de la población continental y ello significa que ocupamos el séptimo u octavo lugar en cuanto al tamaño de nuestro universo demográfico,
Si bien la población chilena se ha más que duplicado desde la mitad del siglo pasado, su ritmo de crecimiento tiende a estabilizarse mostrando, posiblemente, uno de los aspectos más relevantes a tener en cuenta. A ello se suma la incorporación de Chile a un pequeño grupo de países, los mismos que se han inscrito definitivamente como parte del “grupo de países con Transición demográfica avanzada”. A nivel continental, este grupo incluye además de Chile, a Argentina, Cuba, Uruguay y Barbados.
Ello significa –y estimamos que los resultados definitivos del próximo censo lo ratificará y reforzará- que estamos compartiendo tributos con quienes han logrado (luego de esfuerzos de decenios) un rápido y sólido descenso de las cifras de natalidad y fecundidad; y consecuentemente un posterior descenso también de la mortalidad. Esta realidad, desde un punto de vista demográfico, nos muestra a dichos países con un comportamiento demográfico propio de países desarrollados.
Una consecuencia obvia, de esta realidad permite (y permitirá) mostrar un significativo incremento del proceso de envejecimiento de la estructura etárea nacional. Dicho proceso, es más complejo del que aparentemente se menciona (no sólo influyen la disminución de la fecundidad y mortalidad), ya que también operan como procesos de contención, las migraciones y otros encadenados, tales como la ocupación territorial, la urbanización y de suyo, el proceso de desarrollo nacional.
La disminución evidente de las tasas de fecundidad y natalidad entre las mujeres chilenas
Si el proceso de Transición Demográfica viene aparejado con expresiones que nos mostrará cambios en la estructura demográfica, una de las causales que ello se manifieste, tiene que ver con el comportamiento demográfico de las mujeres chilenas. En efecto, otro rasgo que debería acentuarse al verificar los resultados del Censo, tiene que ver con la disminución de las tasas de fecundidad y de natalidad, entre las mujeres chilenas. Ellas, que históricamente procrearon promedios de 5 e incluso más hijos; al año 2012 seguramente están aspirando a lo más a procrear sólo uno y consecuentemente asumiendo y transitando por nuevos patrones culturales que a la mayoría de las mujeres le permiten postergar hasta después de los 30 años la maternidad y el matrimonio.
Habitualmente, se menciona que el impacto del cambio cultural, afectará a la familia en general, y se inscribe en la también denominada “segunda transición”, la misma que en general muestra espectaculares cambios conductuales en el comportamiento de universos poblacionales en procesos de maduración, entre otros:
a) Retraso de matrimonios,
b) Incremento de la soltería,
c) Incremento de nacimientos fuera del matrimonio,
d) Alza en las rupturas matrimoniales,
e) Incremento en las uniones consensúales de parejas
f) Postergación del primer hijo,
g) Modificación de la estructura familiar (hijos nuestros, tuyos y míos)
El Envejecimiento Poblacional
Silenciosamente, sin evaluaciones y proyecciones que permitan predecir e instalar acciones prospectivas serias; el tema del envejecimiento demográfico se nos instala en Chile con una perspectiva casi irresoluble de enfrentar. El resultado censal deberá arrojar en síntesis que en nuestra realidad, uno de cada cuatro ciudadanos será en un relativo corto plazo, una persona mayor de 60 años.
Evidentemente, la sociedad chilena no esta preparada para dimensionar lo que ello significa. Nadie en Chile toma en serio lo que ello podría significar, más allá de la participación nacional en diálogos con grupos de expertos, la participación chilena en dos asambleas mundiales sobre el tema y la advertencia que hacen los datos demográficos. Ni culturalmente, ni económicamente, ni socialmente, aún entendemos lo que ello podría significar. Algunas afirmaciones sí se configuran y ellas se corroborarán post resultados censales: irremediablemente, en Chile, la vejez a adquirido rostro de mujer; de mujer humilde; con baja formación escolar; sin oficio.
La mayoría de las personas mayores se perciben soportando una realidad de marginalidad y pobreza –más allá de las cifras que muestra el PIB- lo que termina relegando a los viejos a percibir ingresos paupérrimos; habitualmente ocupando la última habitación de sus casas; siendo frecuentemente objetos de maltrato y violencia (en todas sus formas); y donde dicho maltrato habitualmente ella se instala en el seno familiar y es ejercida por familiares directos.
El triunfo que ha significado para la sociedad chilena espectar mayor esperanza de vida al nacer, se transformará en causales irresoluble de sus propios derroteros de envejecimiento poblacional. Dentro de ellos, se menciona la demanda por derechos, la discriminación, la defensa frente al maltrato y en general las demandas por salud y por potenciar envejecimientos dignos que eviten la mercantilización de los derechos que a ellos les asisten.
- Los Movimientos Migratorios
Indirectamente, además del acelerado proceso de envejecimiento que se vislumbra posicionándose como expresión del Censo de 2012, otra variable significativa, particularmente expresada a nivel regional, es la que registrará los fenómenos y movimientos migratorios.
Ellos, en la Región de Tarapacá, se expresan en dos sentidos: Por una parte como expresión de los significativos procesos de migración interna, la misma que ha posibilitado el espectacular crecimiento de la Provincia de Iquique, y como contra cara del “abandono de localidades y comunas del Tamarugal.
Por otra parte, el “descubrimiento” de América Morena, la presencia de sudamericanos cruzando las fronteras para asentarse en el país, han concluido mostrando un dinámico movimiento de migración internacional que suma una realidad en crecimiento aún difícil de evaluar en toda su magnitud. Mas temprano que tarde, cientos de extranjeros suramericanos percibieron que la distancia en el continente son factibles de transitar y más allá de la presencia siempre tediosa de discriminación, segregación y/o racismo, será también posible sumar a muchos de ellos como sujetos factibles de desarrollo.
El acelerado proceso de urbanización
Como ya se mencionó, el territorio está siendo alterado. A nivel nacional, la población se concentra en un área que incluye desde la V hasta la VIII región y espectacularmente se “urbaniza” el país, con las consecuencias que ello supone: hiper concentración de una mayor demanda de servicios e infraestructura, en contraposición con la situación de abandono de las regiones extremas.
Ella, seguramente facilitada dada la impronta poblacional que concentra la población en cuatro regiones, en desmedro del todo territorial. Ello también se expresa a nivel regional y Tarapacá no es excepción de esta realidad. Basta comparar el proceso de ocupación de Tarapacá para identificar desarrollos desiguales y combinados de localidades y comunas interiores, donde las asimetrías sólo reafirman una realidad compleja que demanda intervenciones intencionadas.
En efecto, una vez concluido el proceso censal y tabuladas sus cifras, deberá entenderse que ellas no volverán a ser mensuradas sino luego de 10 años, y el desafío es que lo tabulado sea insumos relevantes y significativos para la toma de decisiones, solo dependerá de las autoridades nacionales, regionales y locales de turno.
Nota: El artículo recoge discusiones del curso «Teorías y Políticas de Población», dictadas por el académico a los alumnos de Sociología.