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El Mostrador / La organización que preside (CTC) impugnó los comicios en tres regiones y hoy se repite la votación en Rancagua. El dirigente teme... Cristián Cuevas sobre elecciones en la CUT:  “El proceso no pasó la prueba de blancura”

El Mostrador / La organización que preside (CTC) impugnó los comicios en tres regiones y hoy se repite la votación en Rancagua. El dirigente teme que, a pesar de las derrota de Arturo Martínez, los métodos, como inflar sindicatos fantasmas, no cambien. Por eso aconseja a Bárbara Figueroa, la presidenta electa: “Que no siga haciendo alianzas con gente a la que no sé si seguir llamando compañeros, porque nos separa un abismo ético”.

Mientras Cristián Cuevas está sentado en una pequeña oficina de paredes blancas en calle Agustinas, a cientos de kilómetros de distancia, en Calama, la Confederación de Trabajadores del Cobre (CTC) integra la movilización que ha juntado en esa ciudad cerca de tres mil personas, quienes rechazan el Fondenor propuesto por el Gobierno. “En una elección donde se distorsiona la voluntad de los trabajadores,  los que dicen tener tantos sindicatos y tantos trabajadores, a la hora de movilizarse ¿con quién van a salir? ¿Con las papeletas vacías? Por lo menos en la CTC podemos decir que tenemos trabajadores”, dispara Cuevas, contra las irregularidades que ─según él─ ya  son una costumbre. Pero hoy se decidió repetir la votación en Rancagua, en lo que parece ser un aire de cambio.

-En las últimas elecciones de la CUT, la presidenta electa habló de dificultades y no irregularidades. ¿Cómo califica el proceso en la CUT?
-Primero plantear que este proceso electoral no ha concluido hasta que no se haga un recuento que dé garantías a todos en Magallanes, Coyhaique y de Rancagua. Hay una certeza,  no a nivel personal, sino a nivel de lo que nosotros representamos como organización sindical y de otros sectores del país. Es que hubo un acto eleccionario con distintas irregularidades. No problemas, si no irregularidades, que por lo demás siempre han ocurrido. No es nada nuevo. Pero esta vez como confederación tuvimos un equipo trabajando durante la campaña, que logró develar estos hechos.

-¿Como cuáles?
-Sindicatos que se constituyeron el 6 de julio con 20 trabajadores y aparecen votando por 3.000. Sindicatos fantasmas que cumplen con la legalidad, pero no se sabe dónde realizan la acción sindical. No existen, pero pertenecen a dirigentes destacados como Guillermo Salinas y otros;  como los sindicatos ligados a Martínez que aparecen en Antofagasta con 5.000 trabajadores que, en realidad no tienen esa cantidad, son muchos menos. Hasta la fecha no hay cómputos o no están claros. Nuestro vicepresidente Manuel Ahumada aparecía el lunes con 5.000 votos y hoy (martes) aparece con 2.000 votos.

-¿Puede detallar qué otros sindicatos están sobrerrepresentados?
-Sindicatos del retail…. Aparece un sindicato María Rozas que fue constituido hace poco. Hace poco me encontraba con dirigentes de planta de Minera Escondida que contaban sobre un sindicato en Antofagasta con 5.000 trabajadores, vinculado a Arturo Martínez. Y ese no tiene 5.000 personas. O sindicatos en la agroindustria como el Aconcagua en San Felipe con 3000 trabajadores o Las Camelias con 13 mil trabajadores. Datos tenemos para poder reflejar eso. Pero ha sido una costumbre habitual  que queremos cambiar.

-¿A quiénes apunta como responsables?
A la actual conducción de la CUT: Arturo Martínez y Guillermo Salinas. El Consejo  Electoral Nacional no es autónomo, aunque hay compañeros que hicieron un trabajo honesto y eficiente, dando cuenta del proceso como corresponde, pero están secuestrados por la actual conducción.

-Pero esta es sobre todo la visión desde la dirigencia sindical ¿qué piensa el trabajador en la calle?
-Bueno, cuando caminas por la calle y conversas con los trabajadores, todos saben que el proceso no pasó la prueba de blancura. Y eso tenemos que cambiarlo. Es una pésima señal. Si nosotros exigimos democracia en el país, exigimos fin al binominal, asamblea constituyente y más poder para los trabajadores, lo primero que tenemos que hacer es un proceso que dé garantías a todos.

-¿Cuál es el mejor de los escenarios? ¿repetir las elecciones? para dar la prueba de blancura que usted dice… 
-Nosotros como CTC solicitamos el día jueves de la semana pasada que se repitiera el proceso en Magallanes, en Coyhaique y en Rancagua. Y también solicitamos a la Dirección del Trabajo vía Ley de Transparencia que se nos enviaran todas las actas. Queremos verificar que los votos estén reflejados en las actas. Nosotros apostamos por un proceso transparente. Pero, por lo menos, la sensación que hay entre la gente que está todos los días con los sindicatos, negociando colectivamente, es desazón. Aunque algunos se muestren victoriosos.

EL SECUESTRO DE LA CONCERTACIÓN

Si bien afirma que no pasaron la prueba de blancura, al menos se proclamó la llegada de algo distinto y quedó la sensación de que viene algo nuevo en la CUT.
-El que haya ganado la lista B en la que uno iba y donde la CTC proyecta elegir más de 10 consejeros, más la convergencia que podamos lograr con la lista A, significa la base de un proceso de construcción y eso es un paso adelante. Yo espero que Bárbara Figueroa sea ratificada, aunque cuestioné la proclamación simbólica de Martínez a ella, porque el proceso electoral no había concluido. Pero si quiere ser la líder de los trabajadores  tiene que hacer un viraje hacia ellos. Dar garantías que los mismos que administraron la CUT durante doce años no cumplan roles de administradores, o de articuladores políticos. Espero que no siga haciendo alianzas con gente a la que no sé si seguir llamando compañeros, porque nos separa un abismo ético.

-¿Cuál es la conducción que debería tener la central sindical más grande de Chile para sumarse como actor importante al movimiento social que hay en el país?
Primero pasar por un proceso de democratización. Generar un vínculo real con los trabajadores, terminar con los sindicatos fantasmas, sobrerrepresentados. Si no avanzamos en eso, estamos condenados a desaparecer. A convertirnos en un elefante blanco, sin trabajadores. Implementar el voto universal, en Chile hay sólo una experiencia en los ’70 de votación universal. Tenemos que perder el miedo a cómo los trabajadores decidan quién conduce la Central.

-Pero  en el corto plazo ¿cómo debería actuar la CUT en este contexto social?
-Tenemos que ponernos a la altura de la lucha social. Si la conducción de la CUT que finalmente se resuelva, va a ser un apéndice del próximo gobierno de Bachelet, o de un gobierno de derecha, estamos condenados a no tener nunca fuerza propia; capaz de movilizar, legitimar a los trabajadores y no estar al arbitrio del gobierno de turno. Tampoco de los partidos, que creo que son necesarios. Pero quien finalmente conduce el movimiento sindical son los trabajadores y los líderes sindicales.

-Ahora esa “endogamia” entre partidos y sindicatos viene desde que partió la Concertación.
-Yo creo que la Concertación tenía secuestrado al movimiento social y sindical. Si nosotros vamos a tener una nueva conducción para seguir secuestrados por un gobierno, o por “las nuevas mayorías”, como se dice, me parece que es un contrasentido. El movimiento sindical debe ser independiente. Tener la fuerza política y social para generar los cambios. Por lo menos nuestra mirada apuesta a eso. Pero no sé si es lo que va a primar.

-¿Qué cree que va a primar entonces?
-Mantener lo que está, mejorar algunas cositas por ahí. Un movimiento sindical sujeto a los tecnócratas políticos. Nosotros como confederación no estamos para blindar a nadie y que se siga reproduciendo la “democracia de los acuerdos” que tuvo por finalidad sepultar al movimiento social y donde sólo las elites políticas resolvían por todos los habitantes de nuestro país.

EL RITUAL DE LA FOTO

-Supongamos que todo mejora fluidamente y hacemos un buen sindicalismo. ¿Cuáles serían tus metas a corto y mediano plazo?
-Yo creo que este proceso de democratización no es inmediato, sino de mediano y largo plazo. Pero si efectivamente se proyecta, si hay un congreso refundacional que atraiga a todos y a la depuración que debe haber, deberíamos apostar a tener un proyecto claro, son concesiones a un mundo político que no está junto a nosotros.

-¿Pero en términos concretos: negociación colectiva por sectores, reforma tributaria….?
-Negociación real en nuestro país. Nadie dice que no se tiene que negociar con los empleadores. Pero negociar en una situación de fuerza social, como lo hacen los estudiantes. No esta cosa ritualista en que nos juntamos, nos sacamos una foto y finalmente los resultados inmediatos para los trabajadores no son nada. Obviamente tenemos que hacer un debate real sobre una reforma tributaria y no este ajuste mentiroso. Y generar alianzas políticas, no supeditadas a la militancia sino a partir de lo que representemos como fuerza social. El énfasis tiene que estar en la movilización.

-¿Cuánto cuesta que un trabajador se pliegue a una movilización?
– Tenemos un movimiento sindical moribundo. Pero la gente tiene esperanza en nosotros. Hay miedo, sobre todo, cuando los líderes sociales no tenemos legitimidad, no hemos construido desde abajo para nuestro objetivo político, sino que para la sobrevivencia económica de los dirigentes sindicales con proyectos financiados nacional e internacionalmente. Y eso es lo que ha estado ocurriendo.

 

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