Iglesia de Iquique celebró en emotiva ceremonia el Miércoles de Ceniza
Crónicas 23 febrero, 2012 Edición Cero
Con solemnidad, recogimiento y oración los fieles de la iglesia de Iquique, iniciaron, con la celebración de Miércoles de Ceniza, el camino a los siguientes 40 días que prepara a los cristianos católicos para la Semana Santa.
En la Pasión, Muerte y Resurrección de “Cristo, nuestro Señor, está puesto el fundamento de toda nuestra esperanza, de toda nuestra fe, porque si Jesucristo no hubiera resucitado entre los muertos de nada serviría ninguna de las cosas que pensamos, creemos y celebramos”, dijo monseñor Marco Antonio Ordenes durante su homilía de Miércoles de Ceniza en la Catedral de Iquique, donde presidió dicha celebración
También aclaró que “nosotros no hacemos hoy día a un tiempo destructivo de nuestra persona, no tenemos en la cuaresma autoflagelación, por el contrario, el tiempo cuaresmal como muestra el Evangelio, es un tiempo que nos invita a preparar la casa por dentro, para que la fiesta de la Pascua sea una auténtica celebración de la fe en el Señor”.
También aseguró que la Cuaresma es un tiempo extraordinario para entrar con más intimidad dentro de uno mismo, hacia una profunda contemplación de la propia vida, “de lo que pasa conmigo y de lo que ocurre con mi relación con el Señor. Por eso cierra tu puerta y conversa con tu Padre que está en el cielo. Por eso en este Miércoles de Ceniza, con las cenizas derramadas en nuestras cabezas entremos en este tiempo que nos prepara para la Pascua, para mirar la casa cómo está por dentro, para conversar en serio con Dios, experimentar su perdón, su abrazo, su compañía, y en ese gozo de sentirme perdonado”.
Cuaresma de Fraternidad 2012
Junto con celebrar el comienzo del tiempo cuaresmal, en cada una de las comunidades fueron bendecidas y entregadas las cajitas de la Campaña de Cuaresma de Fraternidad que este año, nuevamente está dirigida a los jóvenes en situación de vulnerabilidad.
En este sentido, monseñor Ordenes destacó que tanto el perdón, la misericordia y la profunda responsabilidad social con los demás “es una condición sustancial para nuestra salvación. No basta con orar o conversar todos los días con el Señor, ni participar de la eucaristía los domingos, para vuestra salvación, no es suficiente”.