El Mercurio: Dirigente Unap aparece como «ultra» y responsable de quiebre de diálogo
Destacado 9 octubre, 2011 Edición Cero
A David Urrea, presidente del Centro de Alumnos de la Universidad Arturo Prat, se le ha visto en todas las instancias de la Confech. Y en tal calidad participa en los ampliados y constantemente viaja a Santiago u otras regiones y está en la primera línea del movimiento estudiantil.
El Diario El Mercurio puso sus ojos en este joven dirigente de 26 años, estudiante de la carrera de Trabajo Social, dedicándole una amplia nota, donde lo identifica como “ultra” dentro del movimiento estudiantil y como el promotor del quiebre del diálogo del movimento.
Es decir, lo ubica en una instancia de primerísimo nivel dentro de la Confech, siendo capaz de quebrar el movimiento. ¿Será tanta la influencia del líder universitario de la Unap? Revise los antecedentes directamente en El Mercurio (si no está registrado, la página le dedirá previamente que lo haga)
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Texto completo de la nota
El dirigente de la Universidad Arturo Prat, de Iquique:
La figura de «los ultra» que complica al Gobierno y al PC
Trabajó dos años en la construcción. Actual estudiante de Trabajo Social y líder de una organización sindical. Se trata de David Urrea, miembro de la Confech, y una de las personas que, al interior del Gobierno identifican como el impulsor de la ruptura de la mesa de diálogo.
María José Ahumada
«David, yo sé que tú, desde que llegaste, estás tratando de romper el diálogo y vienes a quebrar esta mesa».
«Ministro, le pedimos que no se salga del protocolo», dijeron lo miembros de la Confech a un molesto Felipe Bulnes, en medio de lo que sería la última mesa de diálogo entre el Gobierno y los estudiantes.
Las palabras del titular de Educación iban dirigidas a David Urrea, presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad Arturo Prat, de Iquique, y miembro de la mesa ejecutiva de la Confech. Y la molestia de Bulnes se debía a que precisamente Urrea es reconocido tanto dentro del Gobierno como entre sus propios compañeros de la Confech como uno de los llamados «ultra» del movimiento estudiantil. De esos que postulan «el todo o nada» en las negociaciones y que, según señalan en el Ejecutivo, sería uno de los principales incitadores del quiebre de la mesa de diálogo. Y aunque Urrea niega ser el responsable de ello, sí admite que es conocido como uno de los más radicales del movimiento.
El sindicalista que habría quebrado la mesa
Además de ser uno de los miembros de la mesa ejecutiva de la Confech, Urrea, un iquiqueño de 26 años, lidera el movimiento de izquierda conocido como «Intersindical Trabajadores», una organización estudiantil y de trabajadores que, según él mismo explica, «lucha por la construcción del socialismo en Latinoamérica».
Y para quienes lo conocen, el pasado de Urrea es uno de los factores que hacen que mantenga una constante lucha sindical. De padres vendedores ambulantes, una vez que salió del Liceo Municipal A-11 Elena Duvauchelle Cabezón, de Iquique, su próximo paso no fue la universidad, sino que entró a trabajar por dos años como obrero de la construcción. Y fueron sus propios compañeros de trabajo quienes lo incitaron a estudiar en la universidad. De hecho, Urrea reconoce que antes de entrar a trabajar nunca antes pensó en seguir estudios superiores, lo que atribuye a la calidad educacional que recibió mientras estaba en el colegio. «Estudié en un liceo con gente de sectores vulnerables. Donde hasta se fumaba marihuana, teníamos problemas de infraestructura. Y por eso valoro que ahora los estudiantes secundarios estén dando un ejemplo de lucha con respecto a cómo debería ser un sistema educacional», dice.
David Urrea entró a estudiar Trabajo Social, y hoy cursa cuarto año de la carrera gracias al Fondo Solidario que le cubre el ciento por ciento de sus estudios. Y cuenta que uno de los períodos más difíciles de su época universitaria fue durante los primeros años de la carrera: «No sabía cómo usar el computador, me di cuenta de que no tenía capacidad de lenguaje y una pésima ortografía. Me costó», recuerda.
En términos políticos, no milita en ningún partido, y asegura que no lo va a hacer. Porque pese a que su organización lucha por el socialismo en Latinoamérica, ha dicho que «el actual PS que existe en el país, ha apostado por mantener el sistema neoliberal». Tampoco cree en el mercado, y para sus cercanos, una de sus principales críticas es al mercantilismo que existe en Chile, especialmente en materias educacionales. Y él mismo señala que su radicalización es tanta, que hasta en su propia universidad es conocido, y ha tenido problemas porque sus posturas son muy extremas.
El grupo «ultra» que radicaliza el movimiento
Uno de los datos que se manejan tanto en el Gobierno como dentro del propio movimiento estudiantil es que la mesa ejecutiva de la Confech está dividida en dos polos de izquierda. Y así como existen aquellos que son conocidos como los «más moderados», donde estarían la presidenta de la FECh y miembro de las Juventudes Comunistas, Camila Vallejo, y el presidente de la FEUC, Giorgio Jackson, también estarían aquellos que se conocen como los «más ultra». Dentro de este grupo, según el oficialismo, estarían Sebastián Farfán, de la Universidad de Valparaíso; Gastón Urrutia, de la Universidad del Bíobío, sede Concepción, y José Ancalao, representante de la Federación Mapuche de Estudiantes, quien no se reconoce como parte de esta línea.
Como uno de los «ultra» se identifica a Urrea. De aquellos que llaman «amarillo» al PC y lo acusan de estar «a la cola de la Concertación»; los que aseguran que Chile está ante una de las derechas más duras de Latinoamérica y que no están dispuestos a transar. El grupo que exige gratuidad absoluta en la educación y la estatización de ésta.
Dentro del Gobierno existe preocupación por el actuar de este frente, ya que aseguran que los «ultra» han sido los responsables de frenar el diálogo e impedir el avance hacia la solución del conflicto.
Y aunque desde la Confech niegan ser los responsables del freno de las negociaciones, en sus propios dichos se deja ver parte de su intransigencia. Porque para algunos como Gastón Urrutia, los culpables del cierre del diálogo no son ellos, sino que es el propio Gobierno. «Esta es la última mesa que habrá, porque el Gobierno nos ha demostrado que responde a intereses economicistas y no al de los estudiantes», dice Urrutia.
José Ancalao agrega que «es el Gobierno el que quiso cerrar el diálogo. Están jugando al desgaste del movimiento y no están entregando nada». Y el propio Urrea plantea que «fue el Gobierno el que incentivó el quiebre, porque no logran entender que lo que estamos pidiendo es gratuidad».
La preocupación del PC con los » ultra»
Pero el Gobierno no es el único que ha manifestado preocupación por los «ultra». Desde el PC -uno de los partidos que se han visto más vinculados en el movimiento por el liderazgo de militantes de sus filas como Camila Vallejo y Camilo Ballestero- también han surgido inquietudes. Ya que desde el propio partido reconocen que una de sus estrategias ha sido comenzar a mostrarse como un partido «más dialogante y moderado» (ver recuadro), tanto a nivel político como en el conflicto estudiantil. Sin embargo, las posturas del PC se han visto complicadas con el accionar de los «ultra», porque en el partido establecen que serían éstos los que impiden el diálogo y extreman sus posiciones. De hecho, el mismo diputado y presidente del PC, Guillermo Teillier, señala que sabe que existen grupos que los critican tachándolos de «amarillos».
En tanto, la visión de los «ultra» es que el actual PC se suma a los intereses de la Concertación, e incluso de la derecha, y así lo señala David Urrea: «El PC es el vagón de cola de la Concertación. No es capaz de mantener una política con los trabajadores y no está apuntando a una transformación de la sociedad».
Y son este tipo de visiones las que complican al PC, ya que una de sus preocupaciones es que se produzca una división dentro de la Confech que le reste fuerza al movimiento, impidiendo que se llegue a una pronta solución, lo que finalmente podría terminar por desgastar al conflicto estudiantil antes de ser capaces de alcanzar un triunfo. Lo que se podría convertir en un punto delicado para el partido, porque de paso podría afectar a los líderes de sus filas, como Camila Vallejo, quien se vería como una dirigenta que no consiguió llegar a un fin exitoso en el movimiento estudiantil.
Claro que por ahora han sido precisamente los «ultra» los que han manifestado que hay una decisión unánime por parte del movimiento de no continuar con el diálogo. «Después de saber que el Gobierno no quería transar, simplemente nos sentimos engañados, nos paramos y nos fuimos. Diálogo no va haber», dice Urrea.
Los «ultra» llaman «amarillo» al PC. Aseguran que Chile está ante una de las derechas más duras de Latinoamérica y no están dispuestos a transar.