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Juan Pablo Ortuño, Consejero Regional, Región de Tarapacá  Probablemente pocos tarapaqueños saben lo que es el grafeno y qué tiene que ver con sus vidas.... El «grafeno» y el impacto que podría tener en la minería

Juan Pablo Ortuño, Consejero Regional, Región de Tarapacá

 Probablemente pocos tarapaqueños saben lo que es el grafeno y qué tiene que ver con sus vidas. Pero las compañías mineras extranjeras que operan en Chile sí lo saben y muy bien. Se trata de un material que puede reemplazar con éxito al cobre y al silicio y que, además,  posee una serie de aplicaciones en alta tecnología. Se dice que su próxima aplicación traerá cambios significativos en la vida humana… y por cierto mucho más en la de los habitantes de Tarapacá.

El año 2010 el Premio Nobel de Física le fue otorgado a los físicos rusos Andre Geim y Konstantin Novoselov “por sus revolucionarios descubrimientos sobre el grafeno”. Geimy Kim sostienen en un artículo de 2008 que el grafeno “en su forma pura conduce los electrones más rápido a temperatura ambiente que cualquier otra sustancia” (incluido el cobre). De hecho, los ingenieros de IBM ya han logrado microprocesadores con velocidades de 300 Ghz, unas 100 veces más rápido que los procesadores actuales.

A diferencia del aluminio y de la fibra óptica, el grafeno sí puede sustituir el cobre en el área de la conducción eléctrica; aunque se estima que su primera “víctima” será el silicio.

Un artículo de Leonardo Suárez, analista de Larraín Vial Corredora de Bolsa, publicado en Revista Minería Chilena en diciembre de 2010, alerta sobre la posibilidad que a comienzos de la próxima década el mundo esté invadido de aplicaciones del grafeno y, con ello, Chile sufriría “un gigantesco shock político, económico y financiero”. Para que decir, las regiones productoras de cobre, como Tarapacá. Entonces, cabe preguntarse ¿Qué estamos haciendo como país para enfrentar este incierto escenario? 

Tarapacá ya vivió la amarga experiencia del salitre, tragedia anunciada con 15 años de anticipación antes de que el salitre sintético se hiciera competitivo. Y Santiago, durante dos décadas no hizo nada, salvo recaudar las rentas para engalanar sus paseos públicos y mantener una frondosa burocracia. Fruto de esta imprevisión, miles de personas debieron migrar de esta tierra, muy a su pesar.

Por cierto, nada del grafeno, ni de sus posibles consecuencias, aparece en los informes de sustentabilidad de las empresas mineras que extraen aceleradamente el cobre de Tarapacá. Si bien es valorable presentar anualmente un Informe de aquello que una empresa minera considera “sustentable” para Tarapacá, es francamente insuficiente sino va acompañado y respaldado de un proceso de diálogo de carácter estratégico colectivo con la región, con todos sus actores. Este diálogo debe ser el inicio de la construcción de estrategias que en el tiempo signifiquen la creación de economías sustitutivas para el futuro regional.

Los tiempos actuales de insatisfacción y movilización nacional y regional, contra el modelo económico basado en oligopolios, aconsejan emprender este camino. Con ello no sólo se evitan conflictos innecesarios, sino sobre todo, se aprovechan las oportunidades para que la minería se transforme en un importante instrumento en la construcción del futuro regional y por consiguiente, Iquique no se convierta en el Humberstone del siglo XXI.

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