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Armando del Rosario Vergara Araya, 57 años, hijo de un trabajador de ferrocarriles y de una abnegada mujer; poseedor  de una gran lucidez intelectual,... Un caso emblemático: Sacerdote Armando Vergara Araya, vive su propio “exilio” alejado de su iglesia nativa, Iquique

Armando del Rosario Vergara Araya, 57 años, hijo de un trabajador de ferrocarriles y de una abnegada mujer; poseedor  de una gran lucidez intelectual, de un fuerte compromiso social y de un temple que lo hizo ser, desde los inicios de su formación sacerdotal, una persona indomable, a la hora de coartar sus valores. La consecuencia de aquello, es vivir su propio «exilio», lejos de su iglesia nativa, sólo por mantener firme en sus convicciones. 

Esa diferencia la vivió desde los primeros años de formación religiosa. Sin embargo, contra viento y marea, fundamentalmente por su desempeño académico y religioso, logró convertirse en cura. Se ordenó como sacerdote y se transformó en un pastor en la periferia. Ha trabajado junto a sectores marginados de la sociedad y ha vivido en poblaciones vulnerables.   Pero se transformó en un personaje que incomodaba a la curia diocesana, tanto así, que el mismo Órdenes, transformado en Obispo y quien fuera su con generacional en los años de formación, lo sacó de Iquique.

De allí vivió un verdadero “exilio” como pastor. Pero otro obispo lo acogió, monseñor Enrique Troncoso Troncoso, recientemente fallecido, con quien trabajo durante los últimos años. Armando Vergara trabaja pastoralmente hoy en la iglesia de Arica, apoyando a quienes están privados de libertad. Lo mismo hizo en Iquique.

Sin embargo, aunque es una persona reservada, sus cercanos saben que en el fondo, mantener su dignidad lo ha fortalecido, pero también le ha impactado en lo más profundo, porque le duele no poder estar en su iglesia nativa, en Iquique. Todo ello como consecuencia de haber sido víctima de dos obispos abusadores de poder, que no pudieron doblegarlo en su forma de hacer apostolado.

Durante sus años en Iquique,  Armando Vergara, como sacerdote, tuvo un fuerte compromiso con la temática de los Derechos Humanos, siendo un gran defensor, lo que incluso, le valió el reconocimiento público que le otorgó la AFEPI, Agrupación de Familiares de Ejecutados y Desaparecidos de Iquique y Pisagua.

Es un devoto de la Virgen del Carmen de La Tirana desde la niñez, cuando formaba parte del tradicional Baile Chino. Con el paso de los años, se integró como bailarín a la diablada Siervos de María, cuya sede se ubicaba en el mismo barrio donde vivía junto a su familia. Y aún siendo sacerdote, concurre año tras año a vivir su fe, desde la religiosidad popular.

CASO EMBLEMÁTICO

En la carta que la Comunidad de Laicos y laicas de Iquique enviaron a Monseñor Charles Scicluna y P. Jordi Bertomeu, dejan un punto especial para referirse al sacerdote Armando Vergara, a quien consideran un caso emblemático de los abusos de poder. Señalan:

“La diócesis de Iquique merece respeto por los anteriores pastores –diáconos, religiosos/as, sacerdotes y obispos- todavía invisibilizados por estos hechos; ellos dieron un verdadero testimonio de santidad, castidad y compromiso pastoral. Incluso existe un sacerdote, que aún vive en la diáspora forzada: es el caso emblemático del P. Armando Vergara Araya, que en estos momentos radica en la diócesis de Arica, que le ha acogido fraternalmente. La diócesis requiere de un nuevo proceso de conducción pastoral que le devuelva la dignidad, con transparencia administrativa e idoneidad moral. Así como de un renovado laicado local comprometido con la causa del evangelio de Cristo y parte activa del Pueblo de Dios”.

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