Gabriela Mistral y 2025.
Opinión y Comentarios 13 mayo, 2025 Edición Cero 1

Orietta Ojeda Berger, becaria ANID, doctoranda en Historia, Universidad San Sebastián, valdiviana e iquiqueña por adopción.
Inicio estas palabras, mediante un recuerdo para la memoria de aquellos bolivianos exiliados en Chile y, aquellos que han sido parte como sujetos paradiplomáticos, respecto de la integración entre pueblos transfronterizos, como lo es Chile y Bolivia. En especial al cumplir Bolivia, 200 años de su independencia. El homenaje lo representa la señora Gabriela Mistral, visibilizando la presencia de intelectuales, artistas, historiadores, cientistas sociales, escritores, antropólogos, periodistas, entre otros, durante el siglo XX, y también el presente XXI.
La maestra, en el más amplio sentido de la expresión, doña Gabriela, establece un contacto con Bolivia, a través de la relación personal que tuvo con el escritor boliviano Alcides Arguedas y, la escultora Marina Núñez del Prado. Las cartas y las memorias dan testimonio de aquellos contactos. Si bien la Biblioteca Nacional de Chile, registra una carta de Alcides Arguedas, dirigida a nuestra Gabriela, no se registra, una similar dirigida a Arguedas por nuestra Premio Nobel, en el título, Obra Reunida Gabriela Mistral, publicada en 2020 por ediciones Biblioteca Nacional.
En el caso de la escultora Marina Núñez del Prado, fueron muy cercanas cultivando una gran amistad. Marina es autora de un busto de Gabriela como muestra de su admiración. En sus memorias la escultora boliviana escribió sobre esta experiencia:
El rostro de Gabriela era firme y sereno, una gran frente y sus ojos inmensos de un color de agua tranquila y limpia, debajo de los arcos perfectos de sus cejas; su boca fina, como húmeda de una dulzura amarga, el cabello gris, lacio, tirado atrás. Vestía siempre los colores claros, el azul era su color favorito, no le gustaba llevar joyas. / El rostro de una deidad antigua que miraba con hondura en todos sus esplendores y matices, era el rostro de Gabriela; y al verla así, siempre atenta a su quehacer, que era la vida, me inspiró el vehemente deseo de esculpir ese rostro hecho por la eternidad. No era fácil interpretar esa faz profunda como el mar, iluminado por los fuegos recónditos de un corazón en llamas… con todo, yo aprovechaba los largos momentos de sus charlas para hacer mis apuntes primero y posteriormente el doble de Gabriela. En largas semanas coroné mi labor. La cabeza, que era como el arquetipo de una raza superior, estaba terminada.
Y por su parte , Gabriela Mistral en 1952 escribió sobre Marina:
“Miro trabajar a esta boliviana en grande y a quien yo admiraba sin reconocer, y me place su silencio bebedor de planos, de líneas, de colores, de todo lo visible, pero, además de los imponderables que o vuelan sobre la materia o se posan un momento sobre ella. /…/ Marina Núñez del Prado escogió su arte bajo el imperativo de amor que le dieron sus montañas. Alabado sea Dios que la puso a criarse bajo la mirada de tan grandes y mágicas personas. /…/ Marina es ya el caso de un maestro. A esta categoría se llega generalmente hacia la vejez; los dioses que gobiernan la ruta hacia la maestría no lo hacen corta ni blanca para sus ahijados: el escultor y el pintor. Para la boliviana genial la Gracia se ha apresurado, pues su obra lanzada ya es ancha, y podemos decir de ella, sin caer la hinchazón, que ella merece de la patria, según la expresión popular. Pero la patria suya rebosa a Bolivia; ella comprende toda su América india y mestiza. La fiesta es, por lo tanto, para todos nosotros”.
Pequeño homenaje a Gabriela Mistral, la mujer Premio Nobel chilena y americanista, un ejemplo a seguir, en el siglo XXI.
Que poesía…que mujeres¡