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Patricio Herman Pacheco, Presidente Fundación Defendamos la Ciudad.- Con motivo de las indebidas filtraciones de las conversaciones privadas por WhatsApp, entre la diputada Karol... La prensa dominante restringe la libre expresión

Patricio Herman Pacheco, Presidente Fundación Defendamos la Ciudad.-

Con motivo de las indebidas filtraciones de las conversaciones privadas por WhatsApp, entre la diputada Karol Cariola y la ex alcaldesa de Santiago, Irací Hassler, ambas del PC, el columnista Carlos Peña manifestó su particular e interesado punto de vista en publicación «La profesión indiscreta» en el diario El Mercurio, expresando que carece de todo sentido quejarse porque los periodistas las han divulgado, pues así ellos estaban cumpliendo con sus deberes profesionales. Los soplones fueron el lenguaraz fiscal de Coquimbo, Patricio Cooper, y algunos miembros de la Policía de Investigaciones (PDI), delicado asunto que tiene una justificada causa penal.

Estaríamos totalmente de acuerdo con Peña, si tales filtraciones estuvieran directamente relacionadas con la investigación que está llevando a cabo el Ministerio Público, pero es discutible que, en nuestro sistema democrático, se pueda manifestar lo que se desee, sin importar sus motivaciones y consecuencias, aunque sí consideramos lícito que algunos actores privados usen la pluma para atacar a los adversarios políticos, que es lo que ha hecho el abogado Peña en su columna de opinión, al igual que otros tantos de similar ideología. Como vemos, en este incidente estamos ante una imposición de relatos.

En el ámbito del interés público, los medios de prensa de derecha y los considerados independientes, pero capturados por los poderes económicos, que son los que efectivamente mandan, de acuerdo a la experiencia, sistemáticamente se niegan a difundir las prácticas comerciales indebidas cometidas por sus regalones avisadores y financistas, lo cual es hasta entendible, si comprendemos que la libertad de expresión se entiende como una forma discrecional para tratar los hechos noticiosos. Esos medios, conforme a sus roles en la sociedad, son asaz calculadores antes de publicar las noticias, ya que no pueden incomodar a la casta que representa el 1% de la población del país.

En todo caso no podemos perder de vista que las fake news, vulgares falsedades que persiguen la distorsión de los hechos, existen permanentemente de forma vulgar en las redes sociales y con lenguajes comedidos muy bien redactados en los medios escritos y con sumo esmero comentados en los canales de televisión y radios, controladas por poderosas sociedades por acciones y a veces por fondos de inversión extranjera, para que así se pueda influir en quienes los leen, ven y escuchan.

Es más, este fenómeno existe en la gran mayoría de los países del mundo, pues el negocio de mentir es necesario para que se mantenga el desigual sistema económico, debido a que las elites, que conforman la estructura financiera, exigen seguir disfrutando de sus privilegios y prebendas otorgadas por los sumisos gobiernos de turno.

En conclusión, estamos convencidos que la libertad de expresión es solo una buena aspiración, ya que siempre la prensa del establishment en su tarea de concebir las noticias, tiene en mente beneficiar los intereses de los aventajados, quienes invariablemente son asistidos por los comentaristas de moda y por ello, para contrarrestar esta perjudicial situación, el rol de los medios alternativos es fundamental.

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