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Haroldo Quinteros Bugueño, profesor.-  Quienes aún recuerden lo que era nuestro país antes del golpe de estado de 1973 y aún vivan, saben que... 4 de septiembre, Día de nuestra Independencia

Haroldo Quinteros Bugueño, profesor.- 

Quienes aún recuerden lo que era nuestro país antes del golpe de estado de 1973 y aún vivan, saben que las elecciones del presidente de la República se realizaban cada sexenio en un 4 de septiembre. La razón mayor era preservar en la memoria colectiva nacional un día crucial en nuestra historia. Hoy 4 de septiembre, Chile debería celebrar el 213º aniversario de nuestra independencia y la fundación de Chile como república.

En efecto, en 1811, don José Miguel Carrera y Verdugo, cronológicamente el primer Padre de la Patria, proclamó nuestra independencia del coloniaje español, ordenando ese mismo día la elaboración de los primeros símbolos patrios, una bandera y un escudo nacionales. Pidió a su hermana Javiera coser las tres franjas azul, blanca y amarilla que formaron la bandera, lo que ella hizo con sus propias manos, y luego encargó a un artista criollo santiaguino pintar el primer escudo, diseñado por el propio Libertador. En él, descollaban las figuras de un hombre y una mujer mapuches; vale decir, dos representantes de nuestra primitiva etnia nacional, entonces admirada en todo el mundo por su invicta resistencia al invasor español.

Poco después, Carrera promulgó nuestra primera constitución política, abolió la esclavitud, haciendo de Chile el segundo país del mundo sin esclavos, sólo después de Dinamarca. Proclamó también el derecho a la salud y la Educación por igual para todos los hombres y mujeres nacidos en el nuevo país, y encargó al cura Camilo Henríquez –el Padre del periodismo chileno- la publicación del primer periódico nacional, “La Aurora de Chile,” que jamás dejó de proclamar ante el mundo el nacimiento de nuestra nación como una unidad política libre e independiente. Tiempo atrás, el 18 de septiembre de 1810, se habían reunido en Santiago un grupo de criollos, divididos entonces en dos facciones: la mayoría partidarios de la monarquía española y la continuidad del coloniaje, y una minoría, los independentistas.

El acta que se firmó luego de finalizada aquella reunión, reflejaba el pensamiento de la mayoría. En verdad, ese documento no puede ser más vergonzoso. En breve, señalaba que la colonia Chile, a raíz de la victoriosa invasión napoleónica a España y la huida del despavorido rey-emperador hispano hacia el sur de la península, seguía siendo colonia y administrada por sus “fieles súbditos.” A muchos académicos extranjeros que he conocido sorprende que la independencia de Chile, a diferencia de los demás países latinoamericanos, se celebre un día en que se declaró que el territorio chileno seguía siendo colonia y que sería gobernado en nombre del rey de España. ¡En nombre del rey de España!, el máximo representante del pillaje imperial, la Inquisición, la opresión, la dependencia y la esclavitud.

El 4 de septiembre de 1811, José Miguel Carrera barrió por las armas con esa ignominia, y declaró nuestra independencia. Es cierto que España recuperó la colonia 3 años después, pero la perdió para siempre en 1818; por lo tanto, ese breve período, llamado Reconquista, fue sólo transitorio. porque Chile ya se había proclamado un país políticamente libre en 1811. El 18 de septiembre, como día de la “independencia” nacional, es un error, y solo reflejo de un pacto forzado a los patriotas independentistas por la caterva de conservadores que por lo menos hasta 1830 aún soñaban con la vuelta de su “amado rey,” como así lo llamó el acta del 18 de septiembre de 1810.

En 1830 tuvo lugar la batalla de Lircay en la que se enfrentaron el bando conservador y el patriota, tras un largo período de de disputas por el poder. Triunfaron aquellos, y la figura política mayor en el novel gobierno conservador fue Diego Portales, hasta hoy el ídolo del conservadurismo chileno. Portales derogó el 12 de febrero, proclamado por O’Higgins -luego de su victoria en Chacabuco – como nuestro día nacional. Obviamente, también el 4 de septiembre se hundió en el olvido.

 

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