Edición Cero

Alexxis Quevedo, Periodista.- Ya está en boca de todos, es una de las cartas seguras de Star Plus, su protagonista se luce en campañas... The Bear: una serie gourmet entre tanta serie chatarra

Alexxis Quevedo, Periodista.-

Ya está en boca de todos, es una de las cartas seguras de Star Plus, su protagonista se luce en campañas publicitarias y conquistaron la temporada de premios. The Bear logró hacerse un espacio en la cultura popular y me alegra un montón, porque en este caso se debe netamente a su calidad; entonces cabe preguntarse cómo una serie que tiene aroma de cine independiente y su historia gira sobre un “restaurante” de sándwiches de lo más genérico, se ganó al mundo.

Cuando la historia parte vemos a un hombre interactuar con un oso y notamos que en su círculo le apodan oso, perfecto, ya entendimos por qué el nombre de esta producción, pero eso es lo de menos, ahora viene el plato de fondo. Carmy es un hombre que compensa todas sus fallas en la cocina, es que de verdad este chef más que preparar comida crea arte y no le queda de otra, dado que con su familia pareciera no encajar y por alguna razón tampoco se quedó en el prestigioso mundo de la cocina gourmet, en el cual él era una estrella.

Rápidamente mediante planos sin profundidad de campo y movimientos de cámara bestiales, The Bear nos sumerge en el estrés del Beef Original, un restaurante de sándwiches con tradición italiana en una esquina cualquiera de Chicago. Sin darnos cuenta ya formamos parte de un equipo compuesto por Tina, Ebra, Fak, Marcus y el primo Richie, personajes que son presentados así sin más, no obstante sus interacciones dicen mucho sobre ellos; y precisamente en este punto debo detenerme, puesto que uno de los puntos fuertes de la ficción de FX Fearless es que cumple con la clásica premisa “muestra más y di menos”, es decir, entendemos a los personajes a través de sus respuestas, de su habilidad para cortar carne o simplemente con sus caras cuando el estrés de la jornada llega a su clímax.

Tina es la llama  (fuego) de la cocina, de carácter fuerte y de naturaleza mandona, pero al mismo tiempo es la que se da el tiempo de escuchar a los demás cuando están sobrepasados y siempre se las arregla para subirles el ánimo; Ebra es el callado del grupo que mientras no le pones atención cumple con sus deberes; Fak es ese amigo medio imbécil que con un par de llamados de atención saca lo mejor de si y soluciona ese problema que nadie fue capaz de entender; Marcus es un amante del dulce, de hecho será el encargado de incorporar los postres al Beef, y su encanto radica en que le falta el dinamismo que debe tener un chef de primer nivel pero el potencial lo tiene, de sobra; y finalmente está Richie, por lejos el empleado más arrogante del grupo, quien piensa que debe liderar el local porque Mikey (antiguo dueño y familiar) así lo hubiera querido.

Como si este equipo no fuera lo suficientemente variado, encima llega una nueva incorporación: Syd, prodigiosa joven que sueña sabores y estudia el rubro como un amante lo haría; ella no solo viene a mostrarnos el lado sensible de la gastronomía, sino que ayuda a conectar a todos los integrantes de un restaurante que se está ahogando en su mierda. Es hermoso su arco con Tina, porque logra que una mujer que le duplica en edad entienda que la experiencia no lo es todo, así mismo su química con Marcus se siente muy natural y en definitiva es un alivio para Carmy, debido a que este por muy talentoso que sea, no puede supervisar todo.

Como dejé en evidencia, los personajes poseen un montón de matices y lo mejor es que cada uno tiene espacio para madurar, un aspecto notable en una serie en la que sus episodios duran 30 minutos. Continuando en la línea de los capítulos necesito destacar en primer lugar que la narrativa es fácil de digerir, debido a que si bien es un drama, al mismo tiempo se condimenta con momentos de comedia y le otorgan ese equilibrio tan rico; y en segundo lugar, hay que aplaudir la forma en que se estructura la historia porque la trama se cuenta a través de todos los personajes, por ejemplo con la mayoría de chefs en la cocina, con Syd pensando en el nuevo menú que el Beef debería ofrecer y con la dupla Carmy-Richie cegándola monumentalmente en un cumpleaños infantil (joder que gran capítulo).

Al final del día las tareas cumplidas o no, por cada integrante del restaurante tienen importancia para el progreso del mismo.

La manera tan divertida de contar la historia que mencioné antes, alcanza un punto aun más alto en la temporada 2, ya que los personajes incluso tienen episodios completos para mostrarse, con sus luces y sombras; a mi parecer los capítulos que resaltan por mucho son “Honeydew”, en el cual Marcus viaja a Copenhague para adquirir más conocimientos sobre repostería y así incorporar tres postres al Menú; el famoso flashback “Fishes”, donde se luce toda la familia Berzatto en una cena navideña (por cierto plagado de invitaciones estelares) y mi favorito “Forks”, una genialidad auto conclusiva en la que Richie entiende el arte que implica trabajar en la industria gastronómica, desde el trato de personas a la estética del recinto. Si hasta se dio el lujo de cantar Love Story de Taylor Swift a todo pulmón.

Antes de cerrar debo reconocer que hay detalles en la serie que no me terminan de cerrar, como el romance entre Carmy y Claire y ese odio generalizado hacia Pete, esposo de Sugar (que igual me sacó risas), pero son aristas que no estropean la exquisita obra que cocinaron Christopher Storer y Joanna Calo. Si la historia llega hasta acá me parece perfecto y si los chefs deciden darnos una tercera temporada a modo de bajativo, la consumiré con gusto.

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