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Alexxis Quevedo, Periodista.-  El pasado 16 de diciembre, la película documental “La Memoria Infinita” de la directora chilena, Maite Alberdi, obtuvo una nueva distinción:... Película La Memoria Infinita: La belleza de dirigir a distancia

Alexxis Quevedo, Periodista.- 

El pasado 16 de diciembre, la película documental “La Memoria Infinita” de la directora chilena, Maite Alberdi, obtuvo una nueva distinción: Mejor película latinoamericana en los premios Forqué, prestigiosa premiación española en lo que a cine hispanohablante respecta. Este galardón se suma al “Gran premio del jurado” en el Festival de Cine de Sundance, “Premio Especial del Jurado a la Narrativa” en el Festival Internacional de Cine de Dallas y “Mejor Documental” en el Festival Internacional de Cine de Minneapolis St. Paul.

Como queda en evidencia, La Memoria Infinita ha sido ampliamente valorada por la crítica, tanto nacional como internacional, y por ende yo no voy a sorprender a nadie si digo que este documental es de lo mejor del año; sin embargo creo que abundan comentarios de la bella historia de Augusto Góngora y Paulina Urrutia, dejando poco margen para hablar del mérito de la directora, quien es la autora intelectual de este registro.  Es por dicha razón que en esta fusión de crítica de cine con columna busco explicar en detalle por qué La Memoria Infinita es un tremendo trabajo audiovisual y todos deberían verla (sobre todo ahora que está disponible en Netflix).

Posdata: Que quede claro que no estoy diciendo que no existan críticas que alaben el trabajo de Maite Alberdi porque hay muchas, lo que digo es que en más de alguna ocasión el análisis es corto (ya sea por razones editoriales o tiempo) siendo que la obra ofrece contenido para analizarla a detalle.

Voy a comenzar diciendo lo obvio: la dirección es la clave del éxito. Aunque ya lo dije previamente, no está demás recalcarlo debido a que la mayoría de los acontecimientos que vemos salen del control de Maite, pero la documentalista sabe cuándo poner la cámara y cuánto mostrar; es por eso que todo se siente pensado y al mismo tiempo orgánico . En ese sentido, dejar a Paulina Urrutia hacerse cargo de parte de la grabaciones hace que la historia se sienta biográfica cuando técnicamente no lo es; con escenas muy simples este largometraje dice mucho: un hombre que dedicó su vida a preservar la memoria de un país está perdiendo la suya y es su esposa quien lucha para que esta persista.

En segundo lugar me voy a referir a la fotografía de la cinta, dado que en las pocas oportunidades que la cámara estuvo a disposición de Pablo Valdés (director de fotografía) destacan planos de la pareja (Urrutia-Góngora) mirándose con complicidad, además de jugar con las plantas que hay en la casa y la composición que estas ofrecían. Sin embargo gran parte de las filmaciones fueron hechas por Paulina Urrutia (contexto de pandemia), y se nota que la ex ministra de cultura no se dedica a la fotografía porque hay planos corridos y desenfocados.

Aun con todo lo anterior, como ya mencioné esa desprolijidad en las tomas le aporta atmosfera a la película y probablemente a más de alguno se le escapó una lagrima al ver a Paulina con Augusto abrazados en silencio mientras el enfoque de la cámara está en cualquier parte menos en la escena.

Bien, creo que es un buen momento para continuar con el apartado musical, quizás el único con el que tengo comentarios; y es que mientras el sonido (a cargo de  Juan Carlos Maldonado Dubó y Roberto Espinoza) cumple una buena función al potenciar las conversas más intimas de los protagonistas (casi susurros), que mucho le sumaban al factor emocional de la cinta, la música, que corrió por cuenta de José Miguel Tobar y Miguel Miranda, incluyó canciones de Manuel García, que en más de alguna ocasión sentí que no calzaban. En todo caso, para ser justos desconozco si las canciones tenían un trasfondo más allá del musical; si fuera el caso, entonces me retracto un poco.

A ver, la dirección es la clave del éxito, no obstante el montaje no se queda atrás. El ritmo de la historia es dinámico, algo valorable si se considera que vemos a dos personas en cuarentena y una de estas pasa perdido en su mundo interno, pero creo que lo más valorable es cómo se juega con el contraste, vale decir, Paulina durante unos días disfruta pasar tiempo con su esposo de los últimos 20 años y recordar su historia, pero en otros son esos mismos recuerdos la raíz de su tristeza; para ella son recuerdos, para su amado es confusión y estrés. Por último, se puede destacar la escena final, sin dudas una manera muy bonita de cerrar una historia que no necesariamente lo es.

En definitiva, afirmo que La Memoria Infinita es un excelente documental gracias a una dirección inteligente, que supo transmitir el inagotable amor de dos personas en un contexto muy desfavorable y también porque las otras áreas, tales como fotografía y montaje, sacaron lo mejor de 85 minutos de cotidianidad. La historia nos muestra que envejecer es complicado y requiere paciencia, mucha paciencia, pero que de igual forma vale la pena si es al lado de la/las personas correctas.

Augusto Góngora falleció el 19 de mayo de 2023, tres meses antes del estreno del documental y es ahí cuando La Memoria Infinita pasa a ser precisamente… infinita.

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Título de la Película: La Memoria Infinita. Duración: 85 minutos. País: Chile. Año: 2023. Género: Documental. Premios: “Gran premio del jurado” en el Festival de Cine de Sundance, “Premio Especial del Jurado a la Narrativa” en el Festival Internacional de Cine de Dallas y ganadora de la categoría “Mejor Documental” en Festival Internacional de Cine de Minneapolis St. Paul.

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