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Los cambios en el mundo laboral y los modos de producción deben transitar de la mano de la justicia social para cambiar el actual... A 116 años de la Masacre obrera, ¿en qué hemos avanzado?

Los cambios en el mundo laboral y los modos de producción deben transitar de la mano de la justicia social para cambiar el actual modelo extractivista y de servicios, a un nuevo modelo que nos lleve a transitar hacia el desarrollo económico, permitiéndonos construir un país más justo y solidario, avanzando hacia un modelo que ponga al centro un sistema productivo basado en el trabajo decente, con un impacto positivo en las comunidades y una justa distribución de los recursos.

Esmeralda Contreras Frigoli, Presidenta CUT Iquique.-

La matanza de la Escuela Santa María de Iquique fue una matanza de trabajadores del salitre cometida en Chile el 21 de diciembre de 1907. Diversas fuentes afirman que fueron asesinadas entre 2.200 a 3.600 personas mientras que las cifras oficiales del gobierno sólo las sitúa en 126. Eran personas de diversas nacionalidades que se encontraban en huelga general y que fueron asesinadas por el ejército mientras se alojaban en la Escuela Domingo Santa María del puerto de Iquique.

La tragedia acaeció en la época del auge de la producción salitrera, en el salar de Antofagasta y Tarapacá, bajo los gobiernos parlamentarios. La huelga provocada por las míseras condiciones de trabajo y la explotación de los obreros fue reprimida por medio del indiscriminado uso de la fuerza armada por parte del gobierno del presidente Pedro Montt.

El general Roberto Silva Renard al mando de las unidades militares bajo instrucciones del ministro del interior Rafael Sotomayor Gaete ordenó reprimir las protestas. Las tropas acabaron con la vida de los trabajadores junto con sus familias y dieron un trato especialmente duro a los sobrevivientes.

Se estima que un alto número de víctimas eran chilenos, junto a  bolivianos, argentinos y peruanos, quienes a pesar del pedido de sus cónsules se negaron a abandonar el movimiento.

Los sucesos que culminaron en la trágica masacre de la Escuela Santa María de Iquique, el 21 de diciembre de 1907, constituyeron uno de los hitos más emblemáticos del movimiento obrero chileno. La mediación del gobierno durante la huelga, su masividad y su fatal desenlace le dieron una especial connotación al conflicto, además de afectar profundamente la actividad salitrera y de provocar un fuerte impacto en la época.

Santa María no fue un hecho aislado, La Coruña, Plaza  Colon, Magallanes y otras tantas, provocaron la fuerte represión  de los  soldados en contra de los obreros a la orden de sus patrones.

Este suceso se convirtió en un símbolo de la lucha social y del martirio que caracterizó a la historia popular del siglo XX.

Hoy se cumplen 116 años desde ese fatídico día en que miles de obreros de la pampa, junto a sus mujeres e hijos, murieron en manos de sus propios compatriotas, esos mismos que, mandatados por las autoridades del momento y defendiendo los intereses del patrón, les hicieron pagaron con su vida la tremenda osadía de reclamar lo justo.

Los asesinaron, a ellos, quienes trabajaban de sol a sol bajo el calor inclemente de la pampa, a ellos, que para poder llevar el sustento a sus casas debían sufrir humillaciones y malos tratos, a ellos, que ni siquiera tenían el privilegio de poder comprar sus mercaderías en otro lugar que no fuera propiedad del mismo patrón. Que no tenían derecho a un sueldo, que recibían fichas a cambio de sus pulmones. Esclavos de los dueños de Chile.

En el Chile de hoy… ¿en qué hemos avanzado?

Si comparamos el tiempo de las salitreras con el de ahora no podemos negar que sí, hemos  avanzado, pero todo ha sido gracias a la lucha sindical obrera. Nadie nos ha regalado nada y aún nos falta mucho por conquistar. Hoy en día incluso existen algunos sectores políticos que pretenden eliminar lo que por tantos años nos costó conseguir…un claro ejemplo de esto es la propuesta constituyente que impulsó la derecha y que lideró el Partido Republicano. Una propuesta que estaba muy lejos de las aspiraciones de la mayoría de las y los chilenos priorizando intereses económicos por sobre los derechos sociales y laborales es por esto que el pasado domingo el  pueblo rechazó en las urnas este retroceso en sus derechos!

¡No ganamos nada, pero pudimos perderlo todo! La nueva constitución política para Chile es aun la demanda de todo un pueblo. Pero queremos que sea un proceso legitimo:  ¡con el pueblo, por el pueblo y para el pueblo!

Hoy más que nunca, es esencial unir esfuerzos, buscar y generar diálogos y consensos, mostrar disposición para trabajar en pro de los hombres, mujeres y niños, dejando de lado disputas políticas partidistas colocando a las personas en el centro de las prioridades. La unidad y el compromiso con el bienestar de todos y todas son el cimiento sobre los cuales se construye un futuro próspero, más justo y solidario para todas y todos los chilenos.

Si bien es cierto los problemas, necesidades y demandas de las y de los trabajadores no nacieron precisamente con Santa María de Iquique. Son producto de la intromisión del capital y su voracidad. Vienen con la revolución industrial, cómo es ahora la automatización del trabajo.

El trabajo y las formas de trabajar han ido cambiando durante el tiempo, se han diversificado los tipos de trabajo, se ha movilizado al trabajador y trabajadora de la pampa a la ciudad, la tecnología ha modificado los tipos de empleo y ha hecho desaparecer varios puestos de trabajo aumentando con esto el trabajo informal. Esto ha influido en que las enfermedades laborales que sufren las y los trabajadores con el tiempo vayan evolucionando. Día a día aumentan las enfermedades mentales producto del acelerado ritmo de trabajo, enfermedades que las mutuales, en el resguardo que debería, no han dado el ancho, pues se han empeñado en proteger los costos para el empleador, buscando solamente el negocio a través de sus clínicas filiales.

La salud mental que aún no tiene el reconocimiento y la importancia que debiera. Que incluso es cuestionada por el COMPIN castigando a las y los trabajadores con el rechazo de las licencias médicas ocasionando con esto que no reciban sus sueldos sin importarles dejar a toda una familia sin comer y sin poder cubrir los gastos básicos de un hogar.

Hoy más que nunca debemos seguir luchando para que el trabajo decente  sea el principio que entregue un nuevo rumbo y construya un nuevo paradigma del mundo del trabajo.

Los cambios en el mundo laboral y los modos de producción deben transitar de la mano de la justicia social para cambiar el actual modelo extractivista y de servicios, a un nuevo modelo que nos lleve a transitar hacia el desarrollo económico, permitiéndonos construir un país más justo y solidario, avanzando hacia un modelo que ponga al centro un sistema productivo basado en el trabajo decente, con un impacto positivo en las comunidades y una justa distribución de los recursos.

Hoy,  miramos la historia y recordamos porqué estamos acá, porqué tomamos el camino de ser dirigentes y dirigentas sindicales. Siempre debemos recuperar nuestra memoria y transmitirla, porque somos parte de la historia de Chile y la historia de Chile se ha construido con la clase obrera.

Hoy, seguimos luchando por mejores y más derechos para las y los trabajadores, empujando las transformaciones que nuestro pueblo sigue reclamando para el bienestar de ellos y de sus familias.

En este acto recuperamos la memoria de la clase trabajadora y estamos orgullosos de ser parte de ella, seguimos conquistando los espacios políticos y sociales, seguimos impulsando un cambio cultural que humanice el trabajo, donde las garantías mínimas sean parte de la democratización del mundo laboral.

Compañeras y compañeros, está sobre nuestros hombros, una gran responsabilidad, somos protagonistas de los cambios que enfrentamos como sociedad y vamos a construir todos juntos y cohesionados, una sociedad más justa, más igualitaria, con más y mejores derechos para las y los trabajadores de nuestro país.

Porque así honramos el legado de nuestros antepasados pampinos, porque así cumpliremos los sueños que un día ellos tuvieron, los que fueron truncados por la fuerza, porque su ejemplo nos da el valor para no decaer, para seguir luchando, para seguir de pie, porque un nuevo Chile si es posible, ¡porque ahora de nosotros depende que así sea!

¡Vivan los obreros de la pampa!

¡Vivan las y los trabajadores!

¡Arriba los que luchan y que nunca se rinden compañeros y compañeras!

2 respuestas a “A 116 años de la Masacre obrera, ¿en qué hemos avanzado?”

  1. Williams Sembler Pino dice:

    Felicitaciones por el reportaje. Un abrazo fraterno y cordial. Y QUE LA PAMPA NUNCA.GANCHO.!!!

  2. Wenceslao Cordova Arriagada dice:

    ¡ Felicitaciones por el oportuno artículo este 21 de Diciembre de 2023, a 116 años de «LA matanza de la Escuela Santa Maria de Iquique » donde mi abuelo paterno Ladislao Cordova Retamal , sobreviviente Q.E.P.D.., fue protagonista como Secretario del Movimiento Obrero » Mar y Pampa » integrando la Directiva que lideró dicho movimiento aplacado por las balas del Estado Oligárquico.