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SANTIAGO.- Comunicación y Pobreza lanza estudio cuya principal conclusión es que la desinformación impacta más en grupos de personas en situación vulnerable, ya que... Estudio desarrollado por alianza Comunicación y Pobreza sobre desinformación se enfoca en cómo afecta a grupos vulnerables

SANTIAGO.- Comunicación y Pobreza lanza estudio cuya principal conclusión es que la desinformación impacta más en grupos de personas en situación vulnerable, ya que enfrentan un contexto con menos herramientas analíticas, están más lejos de poder participar en las decisiones que les afectan directamente y la desinformación hace invisibles sus urgencias.

Los contenidos falsos se reproducen más rápido en X (ex Twitter), concentran más likes que otros y muestran menores barreras de comprensión lectora qué contenidos verdaderos, son algunos de los datos que recopila el estudio que recientemente lanzó Comunicación y Pobreza.

La investigación, con el nombre “Desinformación y noticias falsas: Un riesgo para la cohesión social”, pone el foco en cómo afecta la desinformación en los grupos más vulnerables de la población.

“La desinformación hace invisibles o más opacos los problemas sociales reales que tienen las personas en situación de pobreza. Entonces los tomadores de decisiones muchas veces dejan de mirar cuáles son estas urgencias sociales, por estar enfocado en una realidad informativa que responde a contingencias políticas, el principal foco de la desinformación”, aseguró María José Rubio, autora de la investigación, Magíster en Gobierno, Políticas Públicas y Territorio de la U. Alberto Hurtado, y Directora de Comunicación Estratégica de la Fundación Superación Pobreza – Servicio País.

En esa línea, Ingrid Bachmann, Doctora en Periodismo, académica de la U. Católica y directora del Núcelo Milenio en Desigualdades y Oportunidades Digitales (NUDOS), aseguró que estos grupos se ven afectados por la desinformación porque en ocasiones no tienen las herramientas para verificar datos. Dio como ejemplo contar con “una buena conexión a internet para ver información correcta, y precisa” y “el analfabetismo funcional que abunda en Chile”.

Además, explicó que grupos en situación de pobreza también se ven afectados por la desinformación a causa de que pueden ser sujetos de ésta.

De acuerdo con las conclusiones del documento, los grupos en situación de vulnerabilidad son los más afectados por la desinformación porque enfrentan un contexto con menos herramientas analíticas, es decir, sus redes de información y figuras de referencia son más restringidas; están más lejos de poder participar en las decisiones que les afectan directamente y la desinformación hace invisibles sus urgencias sociales.

Natasha Kennard, periodista que cubrió la Convención Constituyente anterior y que hoy conduce el noticiero Meganoticias Amanece, aseguró que “los medios de comunicación tenemos que hacer un esfuerzo para poder hacer frente a la desinformación, considerando la inteligencia artificial y otros conceptos nuevos con los que tenemos que ir familiarizando” y dijo esperar que “en Chile se pueda impulsar con aún más fuerza el factchecking en los medios tradicionales”.

Para la realización del estudio se consultó a diez profesionales, entre ellos periodistas y académicos como Ingrid Bachmann, Doctora en Periodismo y académica de la UC; Sebastián Valenzuela, director de Investigación y Creación en la Facultad de Comunicaciones de la UC; Valentina de Marval, quien trabajó en CNN y en el servicio de factchecking digital de la Agence France-Presse para Chile, Perú y Bolivia; Tomás Martínez, fundador del fact checking Mala Espina, y Natalia Leal, directora de la Agencia Lupa.

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