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Cinco internas de nacionalidad boliviana del Complejo Penitenciario de Alto Hospicio, recibieron el sacramento del bautismo, en una celebración que se caracterizó por el... Cinco internas bolivianas recibieron el bautismo en el Centro Penal de Alto Hospicio. Ofició el sacerdote iquiqueño Armando Vergara

Cinco internas de nacionalidad boliviana del Complejo Penitenciario de Alto Hospicio, recibieron el sacramento del bautismo, en una celebración que se caracterizó por el respeto y sensibilidad ante el significado de dicha ceremonia.

El encuentro se cumplió en el sector de la capilla al aire libre de esa unidad penal y fue celebrada por el presbítero, capellán carcelario, Armando Vergara Araya, junto al sacerdote voluntario, padre Donad y agentes pastorales.

La celebración religiosa se caracterizó por la pasión demostrada por las asistentes que pidiendo al Altísimo recibieron con humildad el bautismo.

El padre Armando Vergara, manifestó que el proceso de formación de los sacramentos de iniciación cristiana, sea el bautismo, confirmación y eucaristía, se inició en junio de este año. “En los próximos meses se celebrarán los otros sacramentos, esperando concluir el proceso de formación de catequesis a fin del presente año”.

Concluida la celebración religiosa, se compartió en una convivencia de fraternidad entre los asistentes a ese encuentro religioso.

DE REGRESO

El presbítero Armando Vergara, estuvo ausente de Tarapacá por 18 años y  fuera del ejercicio del ministerio en contra de su voluntad en Iquique. En ese verdadero exilio eclesial sirvió 9 años en los campos de Melipilla; además de 6 años en Arica y 3 en Santiago

hace algunos meses retornó a la Región  para continuar con sus labores pastorales y su gran compromiso con quienes más sufren, orientando siempre por la idea de que ¡»Otra Iglesia es Posible»,! lo que lo ha llevado a actuar siempre, junto a los más pobres y marginados de la sociedad.

En la actualidad  el presbítero iquiqueño vive en Alto Hospicio y sirve pastoralmente, también, en el sector de El Boro.

Armando, proviene de una familia iquiqueña, que lo adentró en los valores cristianos y estimuló su compromiso social, fuertemente, lo que lo llevó a seguir el camino del sacerdocio. Sus posturas crípticas respecto de los procesos sociales, particularmente en dictadura, lo llevaron a tener ciertos distanciamientos de la jerarquía eclesial local. Sin embargo ya de regreso, da un paso más en su trayectoria sacerdotal, volviendo como capellán capellán carcelario, labor que iniciara hace muchos años, en Iquique.

 

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