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Diego Zarricueta Rojas, Antropólogo Social – Director Casa Municipal de la Cultura.- Corría el 2019, en los meses previos a la convulsión social que... El rol comunitario en el patrimonio cultural

Diego Zarricueta Rojas, Antropólogo Social – Director Casa Municipal de la Cultura.-

Corría el 2019, en los meses previos a la convulsión social que se venía, y desde la Municipalidad de Iquique, gestamos una iniciativa inédita que buscaba generar actividades de activación cultural levantadas desde los mismos territorios y con sus agentes respectivos. Se tituló el Día del Patrimonio de los Barrios, y consistía en relevar la cultura popular de diversos sectores de Iquique.

Seleccionamos seis barrios, algunos emblemáticos y otros más nuevos, tratando de dejar ese sesgo tan institucional donde a las personas «hay que llevarles cultura» proponiendo una manera más transversal y horizontal de trabajar, poniendo a disposición recursos materiales y humanos para levantar propuestas de valor más localizado y específico para cada sector considerado en el proyecto. El municipio de Iquique, como gobierno local, se dispuso a trabajar mano a mano con los agentes territoriales en una iniciativa compleja, todo un desafío para la gestión cultural institucional.

Las gestiones previas fueron agotadoras en muchos casos, pero totalmente necesarias. Recorrimos Iquique recopilando propuestas y evaluando su factibilidad. Desde Plaza Arica por el norte hasta Los Puquios por el sur, definimos una programación que abarcó muestras fotográficas, presentaciones de baile, bingos y lotas, muestras escénicas, música en vivo, shows de talentos, historia del deporte y otras tantas iniciativas que se me pierden en la memoria. Cada hora transcurrida fue un momento de aprendizaje, donde tratamos de sumar esfuerzos, tanto de la institución como de los vecinos y vecinas, para poner en valor aquellas memorias y valores más locales en el día de la celebración de los patrimonios.

Como antropólogo, como funcionario público y especialmente como iquiqueño fue una gran misión, pues era un momento potente para marcar la diferencia en lo habitual hasta ese año en las celebraciones del Día de los Patrimonios. De eso ya son 4 años, sin saber que tendríamos un 2020 y 2021 virtual. Lo dimos todo, sin saber que estábamos ocupando incluso la energía de los años venideros, recién retomando las actividades públicas el 2022.

El Día del Patrimonio de los Barrios es una experiencia que hasta hoy recuerdo con mucha alegría. La principal satisfacción que me dejó fue haber tenido la oportunidad de gestionar actividades en sectores comúnmente invisibilizados en el contexto de esa fecha, pero tal como quedó en evidencia, barrios con una riqueza tremenda en el ámbito patrimonial y que merecen todo el apoyo institucional para levantar actividades que vayan en la línea de poner en valor la cultura popular. Espero que ese recuerdo haya sembrado el interés en dirigentes y actores sociales por seguir relevando sus territorios barriales. Hasta hoy mismo, en la previa de una nueva celebración del patrimonio cultural, veo cómo surgen nuevas iniciativas alejadas del tradicional Paseo Baquedano con un carácter mucho más comunitario qué institucional. Eso demuestra que el interés está, lo que falta es el apoyo transversal y la disposición de colaborar.

En la gestión cultural, y en particular en el ámbito patrimonial, es esencial comprender que para que exista el patrimonio cultural debe existir una comunidad que se refleje en él y lo reconozca como tal. Lo demás, seguirá siendo mero cumplimiento con el mínimo, o peor aún, la ausencia de una gestión con el territorio y su gente. Es labor de los profesionales del área, así como de las instituciones públicas y privadas pertinentes, seguir trabajando, desde las instituciones y las organizaciones de base, para que el Día de los Patrimonios tenga como protagonistas a las comunidades del territorio.

Reconocer el patrimonio va de la mano del reconocimiento de los valores que portan las personas y la relación que se manifiesta entre ellas con su historia y su territorio. La patrimonialización no será nunca realmente efectiva si no se construye con los portadores y portadoras de los valores culturales y las propias vivencias que le dan sentido y relato a los aspectos de valor patrimonial. La experiencia del Día del Patrimonio de los Barrios nos dejó una gran lección sobre la vital importancia y la necesaria obligación de construir una gestión cultural efectiva, desde el territorio y con las comunidades que lo habitan.

El patrimonio, más que un bien, es el valor y la conexión que las personas entablan con esos bienes. Entender eso es el primer paso para superar el repetitivo error donde las instituciones determinan y «enseñan» lo que es o no patrimonio. La cultura la portamos todos y todas, nadie requiere ser educado desde la institucionalidad sobre el valor de lo propio, pues eso es algo innato de cada persona.

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