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Carlos Graña Sarmiento, periodista.- Tras el  inició de  un segundo  proceso constituyente, es importante que la Comisión de los 24  Expertos, elegidos por el... A 382 años del Pacto de Quilín

Carlos Graña Sarmiento, periodista.-

Tras el  inició de  un segundo  proceso constituyente, es importante que la Comisión de los 24  Expertos, elegidos por el Congreso, y que comenzaron sus funciones para redactar un anteproyecto de una nueva Constitución política para Chile, conozcan  un hecho histórico, que no difunde la historia oficial de nuestro país en los textos de historia de Chile.

Se trata de las Paces de Quillín, que subscribieron  los representantes  de la Corona española en la Capitanía de Chile, gobernada por Francisco López de Zúñiga y  el pueblo mapuche.  Este acuerdo de paz surgió tras  casi un siglo de lucha del  Ejército de la corona española que  estaba extenuado ante la capacidad de resistencia y habilidad bélica mapuche en el Wallmapu.

Fue así como el 6 de enero de 1641 los lonkos de las diferentes identidades territoriales se reunieron con los emisarios invasores junto al río Quillén (Quilín), en la actual provincia de Cautín, para discutir la paz. Del parlamento emanó el primer tratado formal de paz acordado entre los mapuche y España, que estableció al río Bio Bio como la frontera entre ambos bandos y reconoció plena soberanía a los legítimos dueños de la tierra, el Pueblo Nación Mapuche.

Los negociadores principales fueron Lonkopichun, Butapichun, Tinaqueaü y otros toquis como Chicaguala y Cheuquenahuel, que impusieron los términos al entonces gobernador hispano de Chile, Francisco López de Zúñiga. Las llamadas “Paces de Quilín” terminaron con el intercambio de obsequios. Se trata de un hecho de gran relevancia histórica, ya que es la única vez en que un pueblo originario ha vencido a un imperio que pretendía imponer el yugo colonial.

Las principales cláusulas del tratado establecieron  que los mapuches conservarían su absoluta libertad, sin que nadie pudiera molestarlos en su territorio ni esclavizarlos o entregarlos a encomenderos ,que su territorio tenía como frontera norte el Bio Bio, que los españoles destruirían el fuerte de Angol, que quedaba dentro del territorio mapuche, que los mapuches debían liberar a los cautivos españoles que retenían, que dejarían entrar a sus tierras a los misioneros que fueran en son de paz a predicarles el cristianismo, que se comprometían a considerar como enemigos a los enemigos de España y que no se aliarían con extranjeros que llegaran a la costa.

Los representantes de la poderosa corona española no tuvieron más remedio que reconocer la independencia, libertad y soberanía mapuche. En lo sucesivo el tratado de Quilín fue el medio idóneo para articular las relaciones mapuche-hispano en la zona de frontera e instauró la costumbre de realizar parlamentos para resolver controversias entre dos Estados soberanos. Bernardo O´Higgins decretó, desde el Palacio Directorial de Santiago de Chile, el 4 de marzo de 1819,  que los indios  que vivían en Chile, “deben ser llamados como ciudadanos  chilenos, y libres como los demás habitantes del Estado con quienes tendrán igual voz y representación, concurriendo por sí mismos  a celebrar toda clase  de contratos   a defensas de sus causas, a contraer matrimonio, a comerciar, a elegir las artes a que tengan inclinación, y ejercer la carrera de las letras y de las armas, para obtener los empleos políticos y militares correspondientes a su aptitud»

«Quedan libres desde esta fecha de la contribución de tributos. Por consecuencia de su igualdad con todo ciudadano, aún en lo que se exprese en este decreto deben tener parte en las pensiones de todos los individuos de la sociedad para el sostén y defensa de la madre patria. Queda suprimido el empleo de protector general de naturales como innecesarias».

El Pacto de Quilín fue ratificado por el rey Felipe IV ,el 29 de abril en 1643, en Madrid, España. Se lo incluyó  en el libro de Tratados de la Corona otorgándole un nivel de formalidad de importancia inédito para un pueblo indígena de América. Fue un hecho excepcional en la historia de América.

 Las Paces de Quilín fueron respetado por los libertadores durante la independencia, comenzó  a alterarse cuando Chile consolidó  su organización estatal y logró la estabilidad interna para imponer su soberanía sobre las regiones indígenas autónomas.

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